El Pirineo registra ocupaciones récord por las ganas de aire libre
El sector turístico pone en valor una oferta de montaña con establecimientos familiares y menor dependencia internacional
Zonas de aparcamiento a reventar, campings que cuelgan el cartel de completo, hoteles llenos, colas en los comercios y multitudes nunca vistas en los picos más conocidos. La elección de la montaña, en busca de aire libre y espacios abiertos, como destino vacacional en este verano de pandemia ha convertido el Pirineo catalán en la zona con mayores índices de ocupación. Desde el valle de Arán hasta el de Camprodón, los empresarios celebran un verano que, algunos, aseguran que es de récord. Y ponen en valor una oferta con establecimientos familiares y menor dependencia del turismo extranjero.
Patronatos y asociaciones empresariales turísticas hablan de ocupaciones que oscilan entre el 100% y el 80% en agosto. En el extenso Pirineo de Lleida, con el valle de Arán, el parque nacional de Aigüestortes y Lago de San Mauricio y los parques naturales del Alto Pirineo y Cadí-Moixeró, el mensaje es triunfal. Juli Alegre, jefe de promoción del Patronato de Turismo de Lleida, habla de “plena ocupación en los hoteles y bungalós” y de un 95% en los campings.
“Sabe mal viendo la situación de otras zonas turísticas este verano, pero cerraremos un agosto que no tendrá nada que envidiar al del año pasado”, celebra al tiempo que relata el esfuerzo en promoción (han doblado la inversión) y protocolos para velar por la salud de clientes y empleados. Alegre pone en valor los puntos fuertes del Pirineo de Lleida, que ante este atípico verano se han revelado fortalezas: “Recursos naturales muy potentes, oferta de alojamientos con plazas limitadas y muy enfocada al público familiar, y 82% de turismo nacional”.
Desde la Cerdaña, la presidenta de la Asociación de Hoteles y Campings, Núria Vidal, explica que “julio fue muy bien teniendo en cuenta la ausencia de extranjeros, con un 60% de ocupación, con público local, familiar y estancias más largas”. En agosto la ocupación “está siendo muy superior y muchos han colgado el cartel de completo y tienen listas de espera”, asegura, aunque se muestra recelosa a dar un porcentaje hasta que termine el mes.
De la afluencia de visitantes de este verano y su aumento da muestra que esta misma semana en el valle de Arán se han restringido los accesos a algunos enclaves de sus montañas. No es la primera vez que se cierran accesos en agosto, pero este año las aglomeraciones han sido sensiblemente más elevadas, indica Juan Antonio Serrano, alcalde de Viella y consejero de Turismo del Conselh Generau d’Aran, el gobierno autónomo de la comarca. El Conselh aprobó el pasado jueves una “medida urgente” por la que se desplegaban brigadas de limitación de acceso a cinco lugares que han experimentado “una masiva afluencia de vehículos”.
“Este año es salvaje”, asegura Jordi Galindo, gerente Dera Montjoia, un restaurante en la carretera que conduce a la Artiga de Lin. “Arriba tenemos un aparcamiento nuevo de 250 plazas y a las once de la mañana ya está lleno”, asegura. Como otros empresarios del Pirineo añade que mucha gente que pasaba las vacaciones en el extranjero o en la playa ha optado por la montaña porque considera que es más seguro.
El alcalde de Viella explica que muchas personas con segundas residencias, que habitualmente las ocupan solo en la temporada de invierno, las han utilizado este verano. El valle tiene 10.000 residentes, y en agosto la población asciende a 30.000 personas, recuerda Serrano.
Quim Calbetó, guardia del refugio de Montgarri, confirma que hay un ligero incremento de visitantes, sobre todo turismo procedente del resto de Cataluña. En cambio, han los que han descendido de forma abrupta son los turistas extranjeros, con excepción de los excursionistas franceses, porque el valle hace frontera con Francia. “El turismo de Alemania, por ejemplo, iba al alza, y representaba un 10% de los huéspedes del refugio, pero en los últimos dos meses solo hemos tenido alojado a un alemán”.
“Agosto excepcional”
Desde el Pallars, la presidenta de la agrupación local de campings y propietaria de dos negocios, Marta Cortina, da cuenta de un “agosto excepcional, incluso durante la tercera semana”. Y explica experiencias insólitas, como la de campings, entre ellos los que regenta en La Guingueta y Esterri, que para aumentar el confort y la seguridad sanitaria de sus clientes han cerrado un porcentaje del 10% o el 15% de las parcelas. “Este año no queríamos que los clientes tuvieran sensación de lleno y queríamos evitar demasiada afluencia en espacios comunes, como los servicios”, explica y aplaude a una clientela “que se ha ordenado y ha sido disciplinada”.
En la Agrupación de Campings de Girona les sorprende incluso que les pregunten por la ocupación en los establecimientos de montaña, habituados como están a dar cuenta de la marcha de los negocios de playa. “La situación es mucho mejor que en el litoral, donde la dependencia de extranjeros es muy superior”, afirma Josep Maria Pla, vicepresidente de la entidad.
Picos más concurridos que nunca y más accidentes
Cuesta encontrar mesa en las terrazas de Camprodón, la comercial calle de Valencia es un río de gente, hay colas de visitantes en carnicerías y hasta en la ferretería del pueblo, los aparcamientos de la estación de esquí de Vallter están casi tan llenos como en invierno... “El mes de julio fue como un agosto, y agosto está siendo brutal, hay quien roza el desborde”. Lo cuenta Xavier Mas, de Guies Roc Blanc. Su agenda de actividades de agosto está completa de clientes con ganas de salir a la montaña acompañados de un profesional.
Los picos más conocidos de la zona, como el Bastiments, en el Parque Natural las Cabeceras del Ter y del Freser, están más concurridos que nunca, explica Mas. La semana pasada, a la Ruta de la Retirada hacia el exilio, una actividad de memoria histórica que se realiza varias veces al año, se apuntaron 80 personas. Hicieron la excursión con cuatro guías y un escrupuloso protocolo de distancias y obligatoriedad de mascarilla en las paradas.
El portavoz de la Federación de Entidades Excursionistas de Cataluña (FECC), Quim Pons, certifica un aumento de la afluencia en la montaña. Y, como Mas, relata situaciones de colas para subir a los Empedrats, en el Parque Natural del Cadí-Moixeró; o picos míticos como el Pedraforca, “desbordados”.
Desde la FECC, Pons señala la necesidad de que la gente salga preparada a la montaña para evitar accidentes: “Hay que salir formado y equipado, consciente de la dificultad y duración de lo que se va a hacer, con mapa, habiendo consultado la previsión meteorológica, con buen calzado”. Los siniestros se han triplicado este verano incluso entre los federados.
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