Explorando la autopista de los cetáceos
El proyecto Ahab investiga si los cañones submarinos del norte de Cataluña son un hábitat de cachalotes y calderones
¿Es el sector norte del llamado Corredor de Migración de Cetáceos del Mediterráneo un hábitat de buceadores de gran profundidad como los calderones comunes, los cachalotes o los zifios de Cuvier? Media docena de biólogos de Submon, entidad dedicada al estudio y divulgación del medio marino, salieron el martes del puerto de Roses (Girona) rumbo a alta mar para intentar responder esta pregunta. Estarán un mes a entre 12 y 20 millas del Cap de Creus e intentarán averiguar si este tramo norte del corredor es utilizado por estas tres especies de grandes animales marinos para vivir o alimentarse. El proyecto cuenta con el apoyo de la Fundación Biodiversidad del Ministerio de Transición Ecológica.
Submon identificó en 2010 la parte norte del Corredor como una posible zona de alimentación de cetáceos de buceo profundo, del cachalote en particular. Ahora el Proyecto Ahab, que lleva el nombre del capitán protagonista de la novela Moby Dick, quiere confirmar la zona como relevante para la alimentación y para la conectividad de estos cetáceos en la zona del corredor con la población del noreste de las Islas Baleares.
Los datos de Ahab, además, sevirán para estimar la abundancia y crear modelos lineales generalizados de las especies de buceo profundo en el área, reforzando así el valor del corredor, que abarca una superficie marina de 46.000 kilómetros cuadrados y discurre de Alicante a Girona en paralelo el archipiélago balear. Fuentes de Submon creen que “la obtención de datos que ayuden al conocimiento de la densidad, movimientos, estacionalidad y uso del hábitat de los cetáceos en esta área es imprescindible para conseguir una gestión correcta de este espacio”, considerado en 2018 Área Marina Protegida (AMP).
Su director e integrante de la expedición, Manel Gazo, explica que “el establecimiento de AMP es efectivo si el área tiene la suficiente extensión —como en este caso— y si se conoce suficientemente la ecología de las especies que la habitan para poder regular y hacer una gestión adecuada”. En este sentido se muestra optimista en que “los datos de este proyecto ayuden a esta gestión”.
Zona de alimentos
Debido a que la zona del cañón de Creus se caracteriza por tener una orografía abrupta de grandes profundidades y pendientes elevadas, las especies de cetáceos que se encuentran con mayor frecuencia son los de buceo profundo como el zifio de Cuvier o el cachalote.
Precisamente los biólogos de Submon detectaron en 2010 una zona entre 1.000 y 2.000 metros de profundidad donde se alimentaban los cachalotes. El catamarán de la expedición actual está equipado con un hidrófono —un micrófono que se usa bajo el agua— para intentar confirmar de nuevo su presencia. Normalmente los cachalotes realizan inmersiones profundas, de entre 30 y 60 minutos y emiten constantemente unos sonidos conocidos como clicks. Los clicks son usados para ecolocalizar alimentos. El uso del hidrófono de arrastre durante el estudio permite localizar a los individuos, determinar el uso de clicks utilizados para la alimentación y registrar sus tiempos de inmersión. Una vez han comido, necesitan subir a superficie unos 25 minutos a respirar. Es el momento que los biólogos aprovechan para hacer los avistamientos de estos animales, explica la directora del proyecto Carla A. Chicote, ya que pasan el 90% del tiempo sumergidos por lo que son difíciles de ver.
“Cuando salen se les puede fotografiar y cada foto es como un identificador de cada animal, como una huella porque cada aleta es distinta, tienen marcas diferentes de interacción que han ido adquiriendo durante su vida”, explica Chicote. Los pocos conocimientos acerca de los movimientos estacionales de los cachalotes en la región occidental de la cuenca Mediterránea sugieren un desplazamiento estacional norte-sur de machos solitarios, entre la cuenca Balear y la cuenca Provenzal, con zonas de alimentación en la región norte, incluyendo éstas aguas más profundas del Cañón de Creus. Para Submon, “esto permite pensar esta zona como una área importante de alimentación del cachalote”.
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