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NISSAN
Tribuna
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La huelga de Nissan en el Estado de Alarma

Sindicatos y plantilla están demostrando que la huelga es un instrumento eficaz en el contexto de la pandemia

Fábrica De Nissan en la Zona Franca de Barcelona.
Fábrica De Nissan en la Zona Franca de Barcelona.

La plantilla de Nissan está haciendo huelga indefinida en Barcelona para defender los puestos de trabajo de más de 20.000 personas, y lo hace con algunas dificultades añadidas. La pandemia de la covid-19 ha confinado a la ciudadanía y ha parado la economía. El estado de alarma que declaró el Gobierno el 13 de marzo aún está vigente. Se ha limitado la movilidad, la utilización del espacio público, la relación entre las personas y las actividades económicas y laborales. Este contexto es más que adverso para un conflicto laboral. Es la primera vez en la historia que se desarrolla una huelga en medio de un estado de alarma, lo que pone a prueba la compatibilidad del ejercicio de derechos fundamentales con las medidas de un marco jurídico excepcional.

¿Cómo afronta el sindicalismo la necesidad de ejercer presión para evitar el cierre de una empresa y hacer efectiva su capacidad de movilización? ¿Es la huelga un instrumento eficaz en este contexto? Los sindicatos y la plantilla de Nissan están demostrando que sí.

La organización sindical en esta empresa, referencia del movimiento obrero, tiene en su memoria conflictos como la huelga de la Motor Ibérica de 1976. La inteligencia colectiva y la experiencia acumulada han diseñado una estrategia que algunos medios han llamado “huelga quirúrgica”. En efecto, la plantilla conoce perfectamente los procesos de producción. Han estudiado cómo actuar sobre la cadena de suministro de productos y componentes, sobre el calendario de entrega de piezas en las plantas de producción y del producto al cliente, provocando la parada secuencial de todos los procesos hasta su inactividad total.

3.000 trabajadoras y trabajadores nutren una caja de resistencia para que poco más de 60 trabajadores y trabajadoras puedan detener la producción de estampación de piezas, imprescindible para el montaje de vehículos en la fábrica de la Zona Franca y la producción de piezas en otras plantas de Nissan en el Reino Unido y de Renault en Francia. Han impedido la fabricación de los stocks que Nissan necesitaría para sostener un plan de contingencias capaz de garantizar el servicio a sus clientes. La plantilla, en estas condiciones puede aguantar un conflicto largo, en previsión de que la empresa pueda anunciar un cierre definitivo.

La plantilla ha planificado las medidas de seguridad frente a la covid-19 con el distanciamiento social y los medios de protección suficientes para garantizar el derecho de información con la participación en los piquetes, el derecho de concentración a las puertas de la empresa, el derecho de reunión y el derecho de huelga.

El primer round lo han ganado. La fábrica ha parado y no puede hacer entregas al cliente. La huelga provoca consecuencias económicas incluso en el estado de alarma y la crisis de la covid-19, sigue funcionando como instrumento de solidaridad y como respuesta colectiva. Un mérito del movimiento obrero organizado, de la gente humilde defendiendo sus puestos de trabajo, su forma de vida y la de sus familias. Este esfuerzo inteligente, este sacrificio honesto solo puede acabar bien. La sociedad catalana tiene que apoyarlos y mostrar su solidaridad. Su éxito será el éxito de un cambio de modelo productivo y un puntal para el mercado de trabajo del país.

Javier Pacheco es secretario general de CC OO de Cataluña

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