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“Ha sido un volcán de rocas y de hierros”

Muere un trabajador y otra persona está desaparecida tras una explosión en una empresa química de Barcelona

Efectivos de los Bomberos y de la Guardia Urbana en el polígono Montsolís.
Efectivos de los Bomberos y de la Guardia Urbana en el polígono Montsolís.JUAN BARBOSA
Rebeca Carranco

Las miradas del remolino de trabajadores de Instalaciones Electrónicas y Telecomunicaciones (IET), junto al cordón policial de la Guardia Urbana, no presagiaban nada bueno. Con el gesto muy serio, esperaban noticias de unos de sus compañeros tras la explosión en una compañía química cercana, que provocó este martes una lluvia de cascotes en el polígono industrial de Montsolís de Barcelona. Una de las piedras de grandes dimensiones que salió despedida por la onda expansiva entró en IET, hundió el techo y alcanzó al trabajador. Poco después, les comunicaron lo que temían: el hombre murió por el impacto. Los Bomberos buscan a otra persona desaparecida en la explosión de Proquibasa, después de que un depósito de la compañía no soportase las pruebas de presión y estallase.

“Oímos una explosión, se fue la luz y empezaron a caer piedras, como si fuese un terremoto”, explicó uno de los trabajadores de IET, cuya nave industrial está a 200 metros de Proquibasa en línea recta. “Yo prefiero no decir nada, la verdad, porque el sector está muy mal”, zanjaba otro de los empleados, que seguían aún con la sudadera de la empresa puesta y el gesto desencajado por la explosión, que les sorprendió a las dos y media de la tarde.

La zona, en el barrio de la Verneda de Barcelona, colindando con Sant Adrià de Besòs, parecía haber sido sacudida por un breve tornado: coches con los cristales rotos, con el morro destrozado por los pedruscos, vallas caídas y restos de escombros en medio de la calle. El servicio de autobuses en la zona se desvió. La imagen de uno de los vehículos, con las lunas rotas y el suelo repleto de restos de cristales, mostraba las consecuencias de la explosión.

“Ha sido un volcán, pero en lugar de lava han caído rocas de tres metros y hierros”, explicaba Brian Santos, de 25 años. Él y el resto de sus compañeros estaban trabajando en la nave industrial de la distribuidora de bambas Sivasdescalzo. “Cinco minutos de piedras, con el cielo de color marrón. Los techos se han venido abajo”, añadía Daniel López, de la misma edad y empleado de la misma empresa, que vio como las paredes de la nave se ponían a temblar por la onda expansiva de la explosión en Proquibasa. Todos salieron corriendo. Hourchs Anaya, de 42 años, casi no se podía creer que ninguno de ellos tuviese ni un solo rasguño. El Sistema de Emergencias Médicas atendió a 19 personas: 13 fueron derivadas a hospitales y otras 6 recibieron el alta in situ, sin que el estado de salud de ninguna de estas revistiese gravedad.

En el otro lado del polígono, a 450 metros andando, y a 200 en línea recta, si se pudiesen cruzar por dentro las naves industriales, seguían los trabajadores de Proquibasa, aún sorprendidos por el accidente. “Suerte que nos ha pillado en el cambio de turno. Los otros llegaban a las tres, y no había casi nadie dentro”, contaba a este diario uno de los empleados, con el chaleco amarillo de Proquibasa puesto. Ellos, como los demás trabajadores de la zona, escucharon una fuerte explosión en el exterior de la compañía, donde tienen los depósitos verticales que estaban siendo sometidos a labores de mantenimiento.

Discretamente, los Mossos tomaban declaración a los empleados, mientras el helicóptero de la policía catalana sobrevolaba la zona para evaluar los daños provocados por la breve pero intensa explosión. En un primer análisis, localizaron al menos tres naves afectadas, además de desperfectos en mobiliario de la zona y en los coches aparcados.

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“No está todo controlado, hay vertidos importantes de productos que tenemos que sellarlos para que no emanen gases inflamables que se podrían encender”, indicó Antonio Cabezas, de los Bomberos de Barcelona, sobre las tareas que seguían en la zona tras el accidente. Protección Civil activó el plan de emergencias del sector químico.

El episodio, aunque de menor intensidad, recordó a la explosión en enero en Tarragona de la petroquímica Iqoxe. Tres personas murieron, una de ellas también por la onda expansiva, que despidió una tapa de una tonelada, que le cayó encima, a más de dos kilómetros de distancia, y le mató.

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Sobre la firma

Rebeca Carranco
Reportera especializada en temas de seguridad y sucesos. Ha trabajado en las redacciones de Madrid, Málaga y Girona, y actualmente desempeña su trabajo en Barcelona. Como colaboradora, ha contado con secciones en la SER, TV3 y en Catalunya Ràdio. Ha sido premiada por la Asociación de Dones Periodistes por su tratamiento de la violencia machista.

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