El incendio de Guillena en el que murió una familia se originó por un móvil que estaba cargando
El teléfono explotó cuando estaba enchufado encima del sofá
El incendio que acabó con la vida de una familia de cuatro personas en Guillena (Sevilla) el pasado domingo se originó por la explosión de la batería de un teléfono móvil que estaba cargando en la parte baja de la vivienda. Así lo ha confirmado el Equipo de Incendios de la Guardia Civil este martes, cuando se cumple el tercer y último día de luto anunciado por el Ayuntamiento de la localidad el mismo día del siniestro.
Guillena, de 13.735 habitantes, se encuentra conmocionada con la muerte de la familia. Los Rendón-Hidalgo, la familia fallecida, era bien conocida en el municipio. José Antonio Rendón, de 47 años, y Antonia Hidalgo, de 52, se ganaban la vida vendiendo fruta en otros pueblos de la provincia. Centenares de personas presentaron sus respetos el pasado lunes en la capilla ardiente que se instaló en el pabellón municipal y una decena de vecinos esperaron durante la mañana a que llegaran sus cuerpos, que fueron enterrados a las siete de la tarde.
Mientras los ciudadanos de Guillena se congregaban en torno al pabellón municipal, el equipo de la Guardia Civil no paraba de trabajar en la vivienda donde falleció la familia. Tras analizar todas las pruebas, el cuerpo armado ha confirmado que el incendio letal se originó en la pare baja de la vivienda y fue causado por la explosión y combustión de la batería de un teléfono móvil que estaba cargando encima de un sofá.
“La verdad es que es una conmoción, en ningún momento te esperas que pase aquí tan cerca”, comentaba una vecina de una calle cercana a donde ocurrió el incendio, que prefiere no dar su nombre. Durante el día de ayer, el pueblo continuaba sobrecogido. La gran mayoría de tiendas y comercios estaban cerrados y el equipo de fútbol de la localidad canceló sus entrenamientos.
“No hay palabras, eran buenísimas personas. El pueblo está destrozado, está totalmente destrozado con la situación”, afirmaba Juan Francisco, vecino y entrenador de fútbol del hijo menor. El hombre resaltó que el resto de vecinos trajeron sus propias herramientas para intentar abrir las puertas. Las ventanas estaban bloqueadas por rejas, muy habituales en viviendas que se encuentran a nivel del suelo. Rosa, otra vecina entrevistada por los medios, comentó que todo el mundo se puso a ayudar con las mangueras, pero no pudieron hacer nada.
Inma, amiga de la mujer fallecida, explicaba que fue el hijo mayor quien llegó a casa el último tras pasar la noche con sus amigos y al abrir la puerta se encontró el incendio: “Chilló pidiendo auxilio y alertó a los vecinos. Ni se lo pensó ni atinó a llamar por teléfono, sino que se metió de cabeza para dentro para salvar a sus padres y a su hermano. Como cualquier persona”, recordaba.
El de Guillena se ha convertido en el segundo incendio más grave registrado en viviendas España en 2024, después del que se llevó la vida de 10 personas y dejó a una docena de heridos en un edificio de catorce plantas en el barrio valenciano de Campanar el pasado 22 de febrero. Igualmente, es uno de los tres más letales registrados en la provincia de Sevilla en los últimos 20 años. El peor se produjo el 20 de abril de 2008 en Écija y causó la muerte de seis personas, un matrimonio, sus tres hijos y el novio de una de las hijas. En noviembre de 2014, otras cuatro personas —un niño de 11 años, un joven de 18, y los abuelos de ambos— murieron intoxicados por inhalación de humo tras el incendio de una vivienda en Arahal.
En 2022, un total de 176 personas murieron en incendios y explosiones registradas en viviendas, según los datos del último estudio disponible que elaboran anualmente la Fundación Mapfre y la Asociación Profesional de Técnicos de Bomberos (APTB).
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