Sevilla cuenta por fin con presupuestos y solo cinco meses para ejecutarlos
El alcalde del PP busca afianzar la debilidad de su gobierno en minoría con unas nuevas cuentas aprobadas después de transcurrir el plazo sin que la oposición presentara moción de censura, tras haber perdido la cuestión de confianza hace un mes
“Empieza la cuenta atrás para que esta ciudad tenga un presupuesto”. Así concluía el pasado 7 de junio el alcalde de Sevilla, el popular José Luis Sanz, su intervención en el pleno en el que se sometió a una cuestión de confianza vinculada a la aprobación de las cuentas municipales, un mecanismo previsto en la Ley Orgánica de Régimen Electoral, que permite la aprobación inmediata de los presupuestos locales, si en 30 días desde la pérdida de la cuestión de confianza la oposición no presenta una moción de censura. Ese plazo ha terminado este lunes 8 de julio y esa cuenta atrás ha llegado al 0, por lo que la cuarta ciudad más importante de España estrenará sus cuentas de 2024 el martes, con apenas cinco meses para ejecutarlas.
Una cuenta atrás, que, sin embargo, pone en marcha otro nuevo cronómetro. En cuanto el Boletín Oficial de la Provincia publique el documento, los nuevos presupuestos de 1.031 millones de euros estarán aprobados de manera inicial. Esto significa que desde ese momento se abre un plazo de 15 días para la presentación de alegaciones. Si no hay ninguna, las cuentas quedarían aprobadas de manera definitiva a mediados de julio, pero si las hubiera, habría que convocar un nuevo pleno para resolverlas, lo que alargaría la tramitación hasta principios de agosto. Con todo, desde este martes, el Ayuntamiento podría empezar a licitar los proyectos incluidos en las cuentas.
Con esta fórmula que nunca se había empleado en el consistorio hispalense ―aunque sí en el de Barcelona donde el alcalde Jaume Collboni la ha empleado para aprobar las cuentas municipales y anteriormente también la utilizó su predecesora, Ada Colau―, Sanz pretende garantizarse cierta estabilidad a la hora de poder cumplir con sus políticas de gobierno, que se han visto continuamente amenazada en su primer año de mandato por su situación de minoría en el Ayuntamiento (el PP tiene 14 concejales, por 12 del PSOE, tres de Vox y dos de Con Podemos-IU). De hecho, fue la constatación de su falta de apoyos la que determinó al alcalde popular a guardar en un cajón estos mismos presupuestos que el martes estarán en vigor y gobernar con los prorrogados de 2023, diseñados por el anterior equipo de gobierno municipal del PSOE.
Sanz recurrió a la cuestión de confianza vinculada a la aprobación de presupuestos en mayo para alejar el fantasma de la posible entrada de Vox en el ejecutivo municipal, después de que su portavoz municipal, Cristina Peláez, asegurara que “las negociaciones iban por buen camino” y decidió rescatar esas cuentas, que él mismo había descartado. El regidor popular también buscaba desgastar a sus rivales políticos acusándoles de propiciar una “pinza” entre el PSOE, Con Podemos-IU y la ultraderecha para “bloquear” las cuentas y con ellas el avance de la ciudad y aireando esa sombra de coalición para la presentación de la potencial moción de censura, pese a que todas las formaciones advirtieron que jamás se unirían para desbancarlo. “Es un alcalde con suerte, porque nunca nos vamos a poner de acuerdo con Vox”, le recordó el portavoz del PSOE y exregidor de la capital andaluza, Antonio Muñoz, durante el pleno para la aprobación de esos presupuestos, que también tumbó toda la oposición.
Porque en este proceso se ha evidenciado la fragilidad del gobierno de minoría del PP. En la primera semana de junio, Sanz perdió el debate sobre los presupuestos ―paso previo necesario para la presentación de la cuestión de confianza― y la moción de confianza. Lejos de hablar sobre la pinza, ambos plenos sirvieron para que la oposición cuestionara el primer año de mandato del popular y su incapacidad para llegar a acuerdos con el resto de partidos. Una debilidad que se volvió a poner de manifiesto en estos 30 días cuando también toda la oposición se opuso a finales de junio al plan para limitar los pisos turísticos en Sevilla, otra promesa electoral del alcalde que aún no se ha cumplido.
Con los nuevos presupuestos, Sanz pretende impulsar su mandato y con él proyectos vinculados a las cuentas y que su situación de minoría no había permitido sacar adelante, entre ellos limpieza, después de que su anunciado plan de choque no haya obtenido resultados, la seguridad y los barrios más necesitados. Las cuentas de 2024 permitirán contratar 200 trabajadores de Lipasam (la empresa municipal de limpieza) y modernizar la flota de vehículos, y sumar 150 agentes de la Policía Local. Otras iniciativas pendientes de la aprobación de los presupuestos son la rehabilitación de la Casa Cernuda o del Teatro Lope de Vega.
Aunque con las nuevas cuentas Sanz quiere reforzar su gobierno en minoría, las partidas no le permitirán vía libre en otros asuntos estratégicos para Sevilla como la aprobación de un PGOU o la modificación de los suelos en el barrio de Tablada para compatibilizar viviendas con zonas verdes, un planteamiento que cuenta con la oposición no solo de los partidos de izquierda sino de agrupaciones de vecinos y grupos ecologistas.
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