Atención psicológica o parque del recuerdo: Málaga abre el primer cementerio público de animales de España
El complejo responde a una necesidad creciente por parte de los dueños de las mascotas de despedirse de ellas y satisface una demanda que solo ofrecen empresas privadas en Madrid, Barcelona, Valencia y Zaragoza
Solo un despacho para uso veterinario evidencia que esto no es un tanatorio con las últimas prestaciones para hacer más llevadero el duelo por la pérdida de un ser querido. Pero es precisamente esa dependencia la que certifica que nos encontramos en el primer cementerio de animales público de España, que el Ayuntamiento de Málaga ha inaugurado este lunes en una parcela del camposanto de San Gabriel. “Cada vez hay mayor sensibilización sobre el cuidado de los animales, las mascotas son para muchos más que un animal de compañía y despedirse de ellas también es algo que cada vez demanda más la sociedad”, explica Penélope Gómez, concejal de Sostenibilidad Medioambiental del consistorio de la capital de la Costa del Sol y una de las principales promotoras de esta iniciativa.
El recinto cuenta con una amplia recepción, un parque del recuerdo, un crematorio, una sala de despedidas, un espacio verde para el depósito de cenizas y una zona de enterramiento. Todo el diseño de las instalaciones se ha realizado en colaboración con el Colegio de Veterinarios de Málaga que se ha implicado de lleno en el proyecto. El cementerio puede albergar hasta 500 animales, aunque la infraestructura tiene capacidad para ampliarse -algo que dan por hecho que sucederá en el Ayuntamiento-, y pueden enterrarse mascotas de hasta 200 kilos.
La creación de este camposanto para animales no es nada frívolo, menos en la provincia andaluza que cuenta con el mayor número de mascotas. “Hay más de medio millón de animales, entre perros, gatos, hurones y otras especies, solo 114.000 en Málaga capital”, explica Juan Antonio de Luque, presidente del Colegio de Veterinarios de Málaga. De todos estos animales de compañía, 100.000 son perros. “Los dueños que querían darles sepultura tenían que acudir a cementerios privados”, explica. En España existen este tipo de instalaciones en Madrid, Barcelona, Valencia y Zaragoza, pero ninguno es de titularidad pública.
“El tema de la muerte es tabú para la sociedad en general, pero la de los animales aún está peor vista porque la gente cuestiona que se pueda equiparar el sufrimiento por una persona con el que se siente por la pérdida de un perro o un gato”, explica Nuria Máximo, directora de la cátedra Animales y Sociedad de la Universidad Rey Juan Carlos. “Desde que entendemos que los animales de familia son un miembro más, sus integrantes sufren parte de ese proceso, de ese transitar esa muerte y muchos no tienen medios materiales suficientes para poder enterrarlos como a otro miembro de la familia cuando mueren, por eso es importante que haya cementerios públicos, porque facilitan la posibilidad de tener ese duelo”, abunda Máximo.
Tarifas: de 40 a casi 1.000 euros
Como en los camposantos tradicionales, hay distintas tarifas en función de los servicios que se deseen contratar: desde los 40 euros que supone una incineración básica colectiva, hasta los 975 que implica el paquete que incluye parque del recuerdo, urna de entierro con arrendamiento durante 30 años [el tiempo mínimo es de 10] para las mascotas de más de 30 kilos. “El hecho de que ahora haya un cementerio de animales municipal permite regular la competencia y que los enterramientos puedan ser más asequibles”, abunda De Luque.
Salvo por las tarifas, donde sí ha tenido en cuenta lo que cobran otros crematorios de animales privados, en todo lo demás, el Ayuntamiento ha ido a ciegas. “No había nada similar, todo se ha desarrollado por iniciativa propia”, señala Gómez. Esa es una de las razones que explica que el proyecto, que se aprobó en pleno el 30 de junio de 2016, con el voto a favor de todos los grupos políticos municipales, haya tardado tanto en ser una realidad. “Una instalación así requiere de mucha burocracia y muy complicada porque la normativa va cambiando y están implicadas otras delegaciones, como las de Agricultura y Medio Ambiente que regulan cómo afecta el cementerio a la zona en la que se va a ubicar y todo esto suponen muchas trabas”, explica el presidente del Colegio de Veterinarios que también ha asesorado al consistorio para realizar todos estos trámites.
De la gestión del cementerio se encargan tres funcionarios de Parcemasa, la empresa municipal que gestiona los cementerios de la ciudad de Málaga. “Al final es muy probable que tengamos que tirar de la bolsa de trabajo porque todo indica que el cementerio va a ser un éxito”, señala Gómez. Avala sus palabras con el hecho de un crematorio privado cercano esté funcionando “prácticamente las 24 horas”, pero sobre todo porque desde que se anunció su apertura el pasado mes de febrero están recibiendo “una media de 10 llamadas diarias interesándose por el funcionamiento, los servicios”, indica la concejal.
Enterrar a un animal doméstico en España no es algo sencillo. Hacerlo en un terreno sin autorización está prohibido por la Ley de Sanidad Animal de 2003 y está castigado con multas de hasta 3.000 y 60.000 euros. Pero más allá de dar con el lugar adecuado y poderse costear la incineración o un enterramiento, el cementerio malagueño también se presta a realizar otros trámites burocráticos que lleva aparejada el fallecimiento de una mascota: proporciona el servicio de traslado de animales muertos o la baja del registro de mascotas. De hecho, para eso sirve el despacho de veterinarios, para que los profesionales que los han atendido de manera particular mientras vivían puedan cumplimentar este último requisito.
Pero el cementerio malagueño ofrece otro servicio singular: dispone de atención psicológica para los propietarios, que ofrecen dos psicólogas de la plantilla municipal. “Muchos profesionales nos comentan que, para los dueños, despedirse de sus animales de compañía es una necesidad para poder pasar el duelo correctamente y aceptarlo”, señala Máximo. Para ella el hecho que todavía existan ciertos prejuicios en torno a pronunciarse abiertamente sobre los sentimientos por la muerte de una mascota es determinante es lo que explica que la sociedad, pese a estar cada vez más concienciada, no demande de manera explícita este tipo de recintos. “Hay todavía un menosprecio por este tipo de pesar”, sostiene. Pero hay otros municipios que ya están tomando nota. “La alcaldesa de Benalmádena ha venido a la inauguración porque está muy interesada”, apunta García.
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