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Cádiz entrega una calle a sus divas trans La Petróleo y La Salvaora

La ciudad homenajea a las dos artistas al dar su nombre a la vía más cercana a la iglesia de la Virgen de La Palma, de la que es devota la primera

La artista transexual 'La Petróleo' posa para una foto en el barrio de La Viña en Cádiz, este pasado jueves, poco después de descubrir la calle con su nombre.Foto: MIGUEL GÓMEZ | Vídeo: PEDRO ESPINOSA/JESÚS A. CAÑAS
Jesús A. Cañas

La Petróleo mueve las caderas sinuosa como una palmera, mientras camina entre las terrazas de colores de la gaditana calle de La Palma. Sandalia de tacón bajo, mono ceñido de licra roja, coleta bien alta y pendientazos de bisutería fina, a sus 78 años a punto de cumplir. La adorable vecina transexual, devota irredenta de su Virgen de La Palma y, sobre todo, artista folclórica se ha vuelto a revestir con aura de diva, pese a que lleva cinco años retirada. “Petróleo, guapa, to la calle pa ti”, le grita una vecina, parafraseando aquel momento viral de Reina del Martes Santo. Ella se vuelve, emocionada, saluda, tira besos y regala piropos antes de tirar del cordón que descubre un nuevo cambio en el nomenclátor de Cádiz. El domicilio de su adorada cofradía, otrora calle de San Nicolás, ahora es la vía Artistas Petróleo y Salvaora. Y la folclórica llora, baila y espeta: “A mí me quiere Cádiz entero no como maricón, sino como persona y como artista”.

Pero La Petróleo —a secas o, como mucho, con el apellido de “de Cádiz”— (Cádiz, 78 años), quizás se equivoque. Su barrio de La Viña la quiere tal cual, sin yuxtaposiciones: emblema de libertad y, a la par, testimonio viviente de viñera humilde que tocó los cielos del grupo de estrellas folclóricas patrio e internacional, la que admiró a Rocío Jurado con un fandango y la que cocinó una berza gitana —guiso típico de la provincia— a Lola Flores en Miami. Las dos suelen ser anécdotas recurrentes que la artista se guarda en la manga ante la pregunta de cualquier periodista —que, últimamente, escaseaba— que se le acerque a entrevistarle. Pero la nueva calle que el Ayuntamiento le dedicó a ella y a su compañera artística, La Salvaora (Cádiz, 71 años) este pasado jueves, la ha devuelto al candelero.

Y La Petróleo parece encantada. Ante la ausencia de su amiga, enferma de covid, Tete —como la llaman sus amigos— fulgura por las dos y ríe sin parar. “Mira qué guapa estaba aquí con 22 años”, dice apuntando un cuadro suyo colgado en el salón de la casa que comparte con su hermana Encarnación Casal, justo después de haber descubierto su vía. “Yo me sentí mujer cuando me puse una bata de cola”, tercia risueña. Petróleo no está muy al día de lo que representa cada letra del colectivo. Para ella, un genérico “maricón” lo engloba todo. Pero lanza, entre carcajadas, un mensaje para las jóvenes trans: “Ahora somos muchas, porque todas debemos tener derecho a vivir libres. Pero a algunas les diría que no sean muy ordinarias”.

La Petróleo baila y canta durante el acto de inauguración de la calle 'Artistas Petróleo y Salvaora' junto al alcalde de Cádiz, José María González 'Kichi', este pasado jueves.
La Petróleo baila y canta durante el acto de inauguración de la calle 'Artistas Petróleo y Salvaora' junto al alcalde de Cádiz, José María González 'Kichi', este pasado jueves. Miguel Gomez

La Petróleo no se concede licencias para la tristeza. Solo se pone solemne para prometer que ha llevado una buena vida: “Siempre he sido feliz. Había familias que echaban al maricón de sus casas, pero mi madre siempre me apoyó. La paraban para decirle lo que yo era y ella siempre decía: ‘No hace falta que tú me lo digas, aquí estoy yo para apoyarla”. Pero el periodista Raúl Solís sabe bien que “detrás de la purpurina hay mucha miseria”. Atraído por esa vida de claroscuros, dedicó un capítulo de su obra La doble transición a la pareja artística gaditana. Aunque Petróleo diga, a la vez, que “con el régimen de Franco había tela del telón”, pero que con ellas nunca se metieron, Salvaora ya relató a Solís esos asfixiantes años de la dictadura en los que solo se podían “vestir de mujer por las noches”. Las dos artistas se conocieron, en 1963, en el Bar la Constancia, parada de marineros y de disidentes de la comunidad LGTBI en Cádiz. “Salíamos de noche cuando no se podía”, rememora La Petróleo. Eran años duros, también en lo económico. Hijas de madres solteras humildes, se maquillaban con el polvo rojo de machacar ladrillos y usaban chicles como uñas postizas.

Pero la suerte de Petróleo y Salvaora comenzó a cambiar con la llegada de la democracia. Un médico las ayudó recetándoles sus primeras hormonas que les permitirían allanar el camino de “la conquista de la propia identidad”, como apunta Solís. El despegue artístico vino con Las Folclóricas Gaditanas, un cuadro flamenco compuesto por tres mujeres transexuales y dos guitarristas gitanos, toda una revolución que recorrió multitud de tablaos españoles en los años ochenta. Es en esas mieles de la gran farándula, inmortalizados como destellos en los cuadros que decoran su salón, donde La Petróleo se recrea con gusto. “En Miami ganábamos 1.000 dólares por semana. ¡Por menos no íbamos a cruzar el charco!”, exclama, mientras da una palmada enérgica en la mesa. De aquel sueño americano, que duró más dos años, la artista recuerda a Domingo, su “gran amor”. “Era muy bueno, pero se murió, la vida…”, añade la artista, sin entrar en detalles.

La Petróleo y La Salvaora se mantuvieron en activo hasta la primera década de los años 2000, ya como cantantes locales. No había gala que la primera no se perdiese, incluida la que organizó para recaudar fondos para arreglar la iglesia de su amada cofradía de La Palma. “Hasta que, hace cinco años, actuando en Madrid me asfixié y me caí. Me dijeron que tenía asma y ya lo dejé”, resume la cantante. Con la retirada, a Petróleo le quedó una pensión de 700 euros y todo un barrio, La Viña, para recorrer como la institución que le gusta ser, capeando la guasa gaditana, regalando abrazos y piropos a quien los reclama. Siempre, eso sí, en horario de mañana. “Que la noche ya la viví muchos años”, exclama sentada a la mesa de una terraza, con cinco señoras más que la jalean sin cesar. “Siempre está en la esquina cerca de la iglesia, hablando con todo el mundo, pero mucha gente no la conoce a fondo, solo se fijan en el show. Ella me ha contado su vida, cuando era delito ser como ella, esas carreras para quitarse de en medio, ves lo que ha luchado. Es una bandera de los tiempos malos”, asegura Francis Lucero, hermano mayor de la cofradía de La Palma que ella idolatra.

En La Viña parece haber unanimidad en que la calle a las artistas —que se suma al homenaje que el Ayuntamiento le hizo a ambas en 2016— era un gesto necesario. “Se merece un sitio en el barrio. A ella le ha hecho mucha ilusión que esté cerca de la iglesia”, añade el cofrade. Tan próxima que ahora Petróleo y Salvaora dan nombre al domicilio postal del templo a la que la primera no falta ni una mañana a rezar. El jueves, vestida de artista, no tenía claro si debía entrar, pero al final se decidió. Exultante, se plantó delante de su virgen y su cristo, abrió los brazos y exclamó: “Estando contigo, más feliz todavía, porque te quiero con locura, ¡gracias por este día, madre mía!”.

La Petróleo rinde homenaje a la Virgen de La Palma en la iglesia del mismo nombre en el Barrio de La Viña, momentos después de quedar inaugurada la calle de las Artistas Petróleo y Salvaora, en Cádiz.
La Petróleo rinde homenaje a la Virgen de La Palma en la iglesia del mismo nombre en el Barrio de La Viña, momentos después de quedar inaugurada la calle de las Artistas Petróleo y Salvaora, en Cádiz. Miguel Gomez

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Sobre la firma

Jesús A. Cañas
Es corresponsal de EL PAÍS en Cádiz desde 2016. Antes trabajó para periódicos del grupo Vocento. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Sevilla y es Máster de Arquitectura y Patrimonio Histórico por la US y el IAPH. En 2019, recibió el premio Cádiz de Periodismo por uno de sus trabajos sobre el narcotráfico en el Estrecho de Gibraltar.

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