El exitoso plan de Bilbao para salvar su última paragüería y otros pequeños comercios

Lourdes Leoz atiende su paragüería en el Casco Viejo de Bilbao, la única que queda en la ciudad. No solo vende este complemento tan necesario en el norte, sino que los arregla y confecciona también en su taller en la trastienda. “Cada vez más personas con conciencia sostenible optan por arreglar sus paraguas en vez de comprar otro”, reconoce esta bilbaína. Ese aumento de la clientela en una tienda sin competencia ayuda a paliar el descenso de los días de lluvia en la villa. Pero sus días están contados.

Leoz asegura que en las dos últimas décadas su facturación ha caído un 25%: “Llueve menos, la gente abre menos el paraguas y, por lo tanto, se estropean menos”. Esta mujer lleva 44 de sus 67 años al frente de este negocio, que representa la tercera generación familiar. Se ha acogido a la jubilación activa para seguir con este oficio para el que no hay formación profesional reglada. “A mí me lo enseñaron mi aita y mi aitite, y aquí sigo, entreteniéndome y trabajando por cariño”, afirma.

Los arreglos más comunes son varillas rotas por rachas de viento y la sustitución de conteras, sobre todo, “por vicio, ya que los caballeros tienden a usar el paraguas como bastón”. También repara o cambia las telas. Cualquiera de estas confecciones cuesta entre 10 y 20 euros. “Hay que valorar si te merece la pena porque hoy en día encuentras en el mercado paraguas incluso de esos mismos precios”, explica Leoz. Para ella, “un buen paraguas” debe costar al menos 30 euros, aunque en su tienda algunos sobrepasan los 100. “Esos son paraguas de domingo”, cuenta entre risas.

El relevo que no llega

No tiene una respuesta clara sobre qué será de su tienda y del saber hacer. A falta de ocho años para que el negocio cumpla un siglo, sus dos hijos no quieren dedicarse la actividad y no ha encontrado un relevo todavía. Sí tiene claro que intentará buscarlo a través de un pionero programa en el que ya han participado 724 negocios y que ha facilitado 226 transmisiones exitosas.

Esta plataforma busca dar respuesta a la falta de relevo generacional en los comercios vizcaínos conectando a quienes transmiten su negocio con emprendedores dispuestos a adquirirlo. “Esto no es un traspaso de negocio únicamente; con este programa también se transfiere el conocimiento acumulado durante muchos años”, subraya la diputada foral de Empleo de Bizkaia (PSE-EE). Teresa Laespada detalla que dentro de ese know-how se incluye el oficio, los proveedores, la clientela o las fortalezas y debilidades.

Los tres primeros años del programa han sido “exitosos”. Con este recorrido, los datos arrojan varias conclusiones. La más relevante es que hay una alta presencia de personas de origen extranjero tomando el relevo en los negocios. “Los migrantes siempre son grandes emprendedores y este tipo de iniciativas ayudan a que se acceda a este tipo de negocios en igualdad de condiciones”, reconoce Laespada. Quienes entran mantienen la esencia de los comercios, pero incorporando nuevos procesos o la digitalización. La mayoría de los traspasos corresponde a comercios minoristas, seguidos de hostelería y tiendas de alimentación y transporte. En seis de cada diez casos la transmisión se debe a la jubilación; el resto obedece a cambios vitales o estratégicos.

Aprender de quienes lo dejan

Leoz todavía no ha iniciado los trámites para ceder su negocio porque aún no tiene una fecha para su retirada. “Cuando llegue el momento me inscribiré en Negozion para realizar este traspaso”, desvela desde su propia paragüería, donde atiende a EL PAÍS. Su caso contrasta con el de Camino Machagatos, nueva responsable de una tienda de productos gurmé en Getxo (Bizkaia, 79.000 habitantes), que sí ha dado el paso.

“Cuando era pequeña quería tener una fábrica de juguetes. Años más tarde me enteré de que la tienda con el jamón más rico se traspasaba y me puse manos a la obra para tener mi propio negocio”, recuerda esta emprendedora. Su incorporación ha sido rápida y acompañada gracias a los anteriores propietarios, Luis y Vicente, quienes le están ofreciendo una ayuda “fundamental”.

La nueva comerciante reconoce que uno de los mayores retos es “mantener las ventas que tenía el local antes del traspaso y, después, hacerlo crecer”. Aun así, se muestra tranquila al heredar un establecimiento con una clientela estable y fiel. Preguntada por cifras de ventas, no quiere responder y solo señala que el tique medio “es medio-alto”, sin concretar más detalles.

Los 12 años de experiencia de los anteriores dueños han permitido consolidar la tienda y conservar su identidad, aunque con algunos cambios. Machagatos ha incorporado nuevas referencias, como quesos, conservas o lateríos, ampliando la oferta sin perder el carácter original que atrajo a la clientela.

Un escaparate virtual

El programa funciona a través de una web donde un mapa muestra todos los negocios disponibles para traspasar. La mayoría están en Bilbao (40%), aunque hay opciones en todo Bizkaia. Cuando transmitente y comprador llegan a un acuerdo —la iniciativa no interviene en la negociación—, la Diputación concede una ayuda de hasta 20.000 euros para cubrir los primeros gastos del nuevo propietario. El rango de las transmisiones va desde los 5.000 euros de una peluquería hasta los 200.000 euros correspondientes a una firma de ferretería y suministro industrial.

El origen del proyecto surge en la falta de relevos en comercios familiares cuyos hijos preferían dedicarse a otros sectores. “Estábamos viendo que de pronto cerraban zapaterías, talleres y todo tipo de microempresas en un determinado municipio. De manera paralela, se abrían otros similares en el pueblo de al lado. Entendimos que esos negocios que cerraban podían ser transmitidos”, destaca Laespada.

La diputada foral vizcaína señala la importancia de mantener negocios cercanos en los barrios y ciudades. “Las persianas echadas no generan competitividad, ni tejido. Para que se formen grandes empresas vanguardistas y tractoras, es necesaria una red de múltiples negocios pequeños. En ellos está el 85% del empleo y son los que nos proveen a todos del bienestar de la vida. A veces no les damos el reconocimiento que merecen, pero nos resuelven la vida”.

Con el programa ya consolidado, el objetivo es seguir ampliando su alcance. Sus responsables insisten en que iniciativas como esta son clave en casos como el de Leoz, donde no solo se pierde una tienda, sino también saberes, habilidades y métodos que no aparecen en ningún manual y que han dado identidad al barrio bilbaíno y a su forma de consumir.