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El Pirineo aragonés se rebela contra la falta de vivienda asequible y la masificación del turismo

Una protesta, programada para este sábado y gestada en medio centenar de municipios de la montaña, recorrerá Jaca

Pirineo aragonés vivienda asequible

En el Pirineo aragonés todavía no ha bajado la temperatura. Hay un ambiente caldeado ―y no se debe al otoño suave―, sino a un malestar creciente que está gestando una protesta este fin de semana a la que ya se han sumado habitantes, asociaciones y organizaciones de medio centenar de municipios pirenaicos. La causa es múltiple, pero el lema solo uno: Por una montaña digna. Y bajo este paraguas rechazan desde la masificación del turismo propiciada por los grandes proyectos, a la vivienda inasequible o el modelo energético actual de grandes parques y plantas.

La cita de este sábado, en realidad, tiene pedigrí. Y el manifiesto Por una montaña digna, también. Hace 25 años, otra gran protesta recorrió las mismas montañas en el mismo lugar. Entonces movilizó el Pirineo clamando contra los grandes embalses que hundían en las aguas pueblos enteros como Jánovas, y acabaron paralizadas tres de las cuatro infraestructuras hidráulicas proyectadas. Pero hoy, un cuarto de siglo después, ya no son pantanos sino telecabinas, toboganes o parques temáticos y fotovoltaicos. Los Pirineos para vivir o el parque de atracciones para disfrutar. O así plantean su dilema.

“Hemos vuelto a reactivar todo lo que nos impide vivir en el Pirineo”, dice Anchel Reyes, sociólogo de la Plataforma Por la Dignidad de la Montaña. “Y ahora puede que ya no sean los grandes embalses ―aunque todavía queda Yesa―, sino los grandes proyectos impulsados desde la ciudad y en contra de los que vivimos aquí. O las dificultades para encontrar vivienda asequible y la falta de servicios”, cuenta en Radio Jaca de la Cadena SER.

Tienen lista larga. La han elaborado este verano, tras recorrerse el Pirineo aragonés de norte a sur y de este a oeste, hacer asambleas en 50 municipios y escuchar miles de opiniones del sentir y latir del territorio. Más de 1.500 personas han participado de la Ribagorza, el Sobrarbe, El Viello Aragon y en las comarcas del Prepirineo y el Somontano. Y un documental sintetiza todo, la historia de estos 25 años donde las casas se han transformado en apartamentos, el trabajo digno en precario, o los rebaños de ganado en discotecas a pie de pista de esquí, denuncian. En resumen, las cuatro reivindicaciones que recorrerán Jaca este sábado: el Pirineo no se vende, vivienda y trabajo dignos y servicios básicos. Y a partir de ahí la letra pequeña.

“El Plan Pirineos no es el plan que quiere la gente que vive aquí”, denuncia Reyes. Se refiere al plan del Gobierno de Jorge Azcón (PP), una de las grandes apuestas del Ejecutivo regional, que considera el Pirineo y especialmente la industria de la nieve como uno de los grandes motores de la economía aragonesa. Ese plan, presentado al inicio de la legislatura popular, comenzó con una dotación inicial de 75 millones de euros, pero pretende llegar ―en ocho años― a los 250 millones para impulsar proyectos que dinamicen toda esta zona.

“Queremos dar un impulso integral a todos los sectores, y el turismo será uno de los ejes principales, pero no el único”, dijo Azcón en 2023, cuando presentó el Plan Pirineos. También hablaba de actuaciones en agricultura, ganadería, patrimonio cultural, educación, sanidad o servicios sociales. “Es necesario fijar la población y atraer nuevas personas a las que se les ofrezca la posibilidad de desarrollar en estos valles su proyecto vital. El desarrollo del Pirineo es el desarrollo de todo Aragón”, aseguraba. Y si no era todo, al menos sí buena parte. Solo el sector de la nieve aporta 200 millones de euros al año y genera el 7% del PIB de la comunidad. Y el turismo, más del 9%.

Y de turismo han sido los primeros proyectos de este plan contra el que también protestarán el sábado los manifestantes. Proyectos singulares con los que el Ejecutivo regional quiere diferenciar cada uno de los valles para atraer más visitantes y propiciar desarrollo económico, el tobogán de montaña más grande de Europa en Panticosa, una telecabina que una Benasque con Cerler, o un parque de ocio familiar, Oroel Park, pegado a la peña del mismo nombre de Jaca. Pero algunos no han empezado con buen pie.

El pasado fin de semana, el Ayuntamiento de Jaca organizó una encuesta popular sobre Oroel Park, la primera consulta ciudadana en su historia, que tuvo una participación sin precedentes ―con largas filas a las puertas del consistorio― y un resultado llamativo. El 74% de los participantes dijo no a este proyecto de ocio, frente al 23% que lo vio con buenos ojos. La misma concejal de Turismo, Lucía Guillén, del partido Aragoneses, tuvo que admitir “el éxito rotundo” de la consulta, que tiene carácter vinculante y que ahora obliga al Ayuntamiento a descartar el proyecto tal y como estaba planteado y buscarle otro emplazamiento a toda velocidad.

La carrera por el nuevo emplazamiento es clave si quiere aprovechar los 370.000 euros de fondos europeos que tenía asignados, precisamente derivados de otro proyecto desechado en la anterior legislatura. Se trata de la unión de estaciones de esquí, que levantó toda una polvareda en contra.

Y otro revés, este judicial, ha sufrido otro de estos proyectos singulares: el de unir Benasque y Cerler con una telecabina. Un juzgado de lo contencioso administrativo de Huesca ha anulado la aprobación de este proyecto por ubicarse, en parte, en zona inundable, y por carecer de estudios geotécnicos y de viabilidad económica. El Gobierno aragonés ha anunciado que recurrirá y piensa que, “subsanadas estas cuestiones”, podrán empezar próximamente las obras.

El turismo acaba siendo un arma de doble filo. Por un lado, genera economías, pero por otro, dificulta algunos aspectos de la vida de los residentes. Lo saben bien en Benasque, municipio pegado a la estación de esquí de Cerler, cuyo ayuntamiento acaba de reactivar el mayor proyecto urbanístico de todo el Pirineo, con 2.000 viviendas libres cerca de pistas, pero donde a la vez es difícil encontrar alquiler por menos de mil euros por la proliferación de apartamentos de vacaciones. Incluso los empresarios hosteleros, que celebran inversiones de este tipo para mover la economía, lamentan el tener que reservar habitaciones de sus propios hoteles para que sus trabajadores puedan vivir en la zona sin enfrentarse a esos precios desorbitados.

Pero lo cierto es que la industria de la nieve ―contra la que también se protesta el sábado― ha tenido un efecto positivo en los censos demográficos de estos municipios, mientras caían en picado en el resto. El ejemplo vuelve a ser Benasque y Broto. Mientras el primero, con estación en Cerler, ha triplicado su población, en Broto, a las puertas del paradisíaco parque nacional de Ordesa, ha caído a la mitad.

Al final, por A o por B, las dificultades para vivir en la montaña, como en el resto del medio rural, siguen presentes aunque hayan cambiado de cara, como hace 25 años. Entonces, en Jaca, aquella manifestación se bautizó como la “protesta de los paraguas” por la lluvia que cayó ese día. El sábado, el pronóstico de la Aemet vuelve a dar lluvia.

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