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DANA
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Mazón, recordatorio perenne de la fragilidad del liderazgo de Feijóo

El presidente del PP cree que su barón no estuvo “a la altura” en la gestión de una emergencia que se saldó con 229 muertes, pero no se ha atrevido a pedirle que dimita

Natalia Junquera

Será la justicia la que dirima las responsabilidades penales por la gestión de la la devastadora dana de Valencia que segó la vida, hace casi un año, de 229 personas, pero la encuesta de 40dB. para EL PAÍS y la Cadena SER pone de manifiesto el descontento ciudadano con la falta de asunción de las responsabilidades políticas —más del 70% cree que el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, debería dimitir—. Eso es un debe en el saldo del líder de los populares valencianos, pero también en el de quien preside el partido a nivel nacional, Alberto Núñez Feijóo, como evidencia que casi el 60% de los votantes del PP coincidan en que Mazón debería renunciar a su cargo. Todos los datos internos de la encuesta, cuestionarios, cruces y respuestas individuales, pueden consultarse en abierto en este enlace.

Feijóo hizo un amago, allá por marzo, de censurar la gestión de su barón en la Comunidad Valenciana, cuando aseguró que la Generalitat no había estado “a la altura”, después de que el sumario de la causa judicial estableciese que la mayoría de víctimas fallecieron antes de que el Gobierno autonómico enviase la alerta a los teléfonos móviles (20.11) y después de que trascendiera que, según unas imágenes grabadas por las cámaras de seguridad, el presidente valenciano había llegado al centro desde el que se coordinaba la emergencia, el Cecopi, a las 20.28. Pero a partir de ahí, el líder adoptó la misma táctica que su barón, esto es, la huida hacia adelante con recurrentes lanzamientos de bombas humo —como la filtración de unos audios manipulados de una meteoróloga y una trabajadora del 112— para tratar de distraer la atención sobre lo evidente: la ausencia del presidente valenciano en la jornada en la que los valencianos más lo necesitaban.

Las razones de esa estrategia apuntan a la debilidad del liderazgo de Feijóo. Si le hubiera pedido la dimisión y Mazón, que es dueño de su escaño, no hubiera accedido, el presidente del partido -que no fue elegido en primarias como su predecesor, Pablo Casado- habría quedado en entredicho. Y Vox no habría apoyado la investidura de otro dirigente popular cuando podía, a su vez, explotar al máximo -como así ha hecho- la frágil autonomía de Mazón, arrastrando al PP a asumir sus posturas más radicales en materia de inmigración y medio ambiente.

Como en casi todos los temas de calado que le ha tocado gestionar a Feijóo como líder de los populares, el de Mazón remite a Vox y a su multiplicado poder de influencia, pese a tratarse de una escisión, sobre las siglas matriz, las del PP. Los principios de los que el actual líder del partido hacía gala desde la comodidad que dan cuatro mayorías absolutas consecutivas en Galicia han desaparecido en Madrid. Feijóo cree que su barón territorial en la Comunidad Valenciana no estuvo a la altura en un asunto donde las consecuencias de ese bajo nivel de gestión se tradujeron en la pérdida de 229 vidas, pero no se ha atrevido a intentar apartar al negligente. Han pesado, sobre la abrumadora cifra de víctimas, otros números. Ya lo explicó el vicesecretario de coordinación autonómica del PP, Elías Bendodo, cuando, para justificar el pacto con Vox tras las elecciones autonómicas de 2023, habló de las “matemáticas de Estado”. Fue cuando Feijóo, tasando los principios a conveniencia, explicó que en la Comunidad Valenciana habían llegado a un acuerdo con la extrema derecha porque el partido de Santiago Abascal había obtenido un 12% de los votos y en Extremadura no lo iban a hacer porque sus rivales por la derecha se habían quedado en el 8% -finalmente también hubo acuerdo de coalición con la popular María Guardiola-. El PP, que desde la investidura de Sánchez acusa al PSOE de ser rehén de sus socios y haber cedido ante los independentistas en cuestiones que había rechazado con anterioridad, como la amnistía al procés, para mantenerse en el poder, ha hecho exactamente lo mismo.

Los populares carecen, según evidencia también la encuesta de 40dB., de un candidato o candidata con garantías de victoria como alternativa a Mazón. Y eso también pesa en un feudo como el de la Comunidad Valenciana, cuarta comunidad más poblada de España y decisivo caladero de votos —en las últimas generales aportó 33 escaños al Congreso— para el PP nacional. Pesa tanto como para obviar que al hombre al que han decidido mantener en su puesto, lo acorralan las mentiras: con la misma información, que, según él, le faltó el día de la dana, ha actuado, ante avisos sucesivos de danas y fenómenos meteorológicos adversos, de manera radicalmente diferente. Isabel Bonig, predecesora de Mazón al frente de los populares valencianos, lo advertía hace unos meses en este periódico: “A mí me tocó bregar con los escándalos [de corrupción en la comunidad], pero creo que lo de Mazón es mucho peor que aquello porque aquí hay muertos, la gente ha sufrido mucho y está desengañada, se siente abandonada y eso es muy difícil de remontar electoralmente”.

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Sobre la firma

Natalia Junquera
Reportera de la sección de España desde 2006. Además de reportajes, realiza entrevistas y comenta las redes sociales en Anatomía de Twitter. Especialista en memoria histórica, ha escrito los libros 'Valientes' y 'Vidas Robadas', y la novela 'Recuérdame por qué te quiero'. También es coautora del libro 'Chapapote' sobre el hundimiento del Prestige.
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