Vox se desangra en los territorios mientras sube en las encuestas empujado por la ola ultra mundial
Gallardo, exvicepresidente de Castilla y León, dimite denunciando falta de ética y deslealtad en el círculo que rodea a Abascal
“Presidente, menos Siria y más Soria”. Un exdirigente de Vox recordaba este lunes la frase que supuestamente dijo el expresidente castellano y leonés Jesús Posada al entonces jefe del Gobierno José María Aznar en vísperas de las elecciones generales de 2000. La misma semana en que Santiago Abascal ejercerá de anfitrión en Madrid de una cumbre con los principales líderes de la ultraderecha europea, del húngaro Viktor Orbán a la francesa Marine Le Pen, su partido se desangra en los territorios.
La salida del exvicepresidente de Castilla y León, el burgalés Juan García-Gallardo, que este lunes renunció como portavoz de su grupo en las Cortes regionales, procurador y miembro del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) de Vox, es solo la última de una larga lista de bajas que incluye al exportavoz en el Congreso Iván Espinosa de los Monteros; su expresidenta en Madrid, Rocío Monasterio, o la excandidata del partido en Andalucía Macarena Olona. Esos son solo los nombres más conocidos, pues el goteo de dimisiones de concejales y cargos provinciales no ha cesado en los últimos meses, sin que hasta ahora parezca haber afectado a sus expectativas electorales: la última encuesta, difundida este lunes por EL PAÍS y la Cadena SER, atribuye a la formación ultra una estimación de voto del 14,2%, su mejor resultado desde las elecciones generales de julio de 2023.
En la inmensa mayoría de los casos, las bajas no se han debido a discrepancias ideológicas, sino a quejas por la falta de democracia interna. En el comunicado con el que hizo pública su dimisión, a través de las redes sociales, García-Gallardo aseguraba que “el intento por acabar con las oligarquías dentro de los partidos es una quimera; una acción estéril que solo conduce a la melancolía. En lo que no cabe el conformismo”, añadía, “es en la exigencia de una conducta ética a quienes integran las oligarquías que gobiernan los partidos políticos, en nuestro caso, Vox”. Tras recordar que entró en política con “grandes dosis de ilusión y entusiasmo en un proyecto unido, pero ancho, en el que existían y cabían pluralidad de liderazgos y carismas”, agregaba: “Esa situación ha cambiado. La dirección del partido ha ido ocupando cada vez más espacios en detrimento de los demás”.
“La necesidad urgente de un cambio en la política española no nos debe llevar a buscar atajos, ni a aceptar conductas que no compartimos”, remataba García-Gallardo. “Durante los tres últimos años he sido leal al presidente y a su equipo más próximo. Lealtad toda, mientras exista reciprocidad”. Pese al lenguaje críptico, el mensaje era claro: el hasta ahora líder del partido en Castilla y León acusaba de falta de ética a la “oligarquía” que gobierna su partido y de deslealtad a Abascal y su círculo de confianza.
Fuentes de Vox aseguran que la relación entre el dimisionario y Abascal se había deteriorado en los últimos meses. “Gallardo ya sabía que no repetiría como candidato a la Presidencia de la Junta” en las elecciones autonómicas que deben celebrarse, como muy tarde, a principios de 2026, añaden las mismas fuentes. Como portavoz en las Cortes regionales, Vox ya ha designado a David Hernández, hasta ahora secretario general del grupo, considerado un hombre de Kiko Méndez-Monasterio, el asesor áulico de Abascal. Pero el mejor colocado en este momento para encabezar la lista de Vox en las autonómicas es el presidente de la Asamblea regional, Carlos Pollán.
La caída en desgracia de Gallardo se evidenció por vez primera cuando, en abril del año pasado, fuentes anónimas de la calle Bambú, sede de la dirección nacional de Vox, dijeron a Abc que el partido necesitaba “menos gallardos y más pollanes”, tras tachar de “incontrolable” al entonces vicepresidente castellano y leonés. “Cuando tiene un micro delante se desata”, remataron. Gallardo exigió públicamente que la dirección nacional de su partido saliera en su apoyo, pero solo obtuvo un respaldo tibio.
Gallardo, hijo de un conocido abogado burgalés, carecía de cualquier experiencia política antes de presentarse como candidato a la Presidencia de la Junta de Castilla y León en las elecciones de febrero de 2022. Su designación fue una decisión personal de Abascal, quien se lo llevó a pasar una jornada a pueblo natal, Amurrio (Álava). Sin embargo, el distanciamiento entre ambos ha sido tan grande que Gallardo se limitó este lunes a remitir a la sede de Bambú el comunicado que difundió en las redes sociales, dimitiendo de todos sus cargos, según fuentes de Vox. “Nadie es imprescindible”, zanjó el portavoz nacional de Vox, José Antonio Fúster.
García-Gallardo quiso desligar su dimisión de la expulsión de dos miembros del grupo parlamentario de Vox en la asamblea autonómica, los procuradores Ana Rosa Hernando y Javier Teira, el pasado viernes. “Mis discrepancias con la dirección del partido no tienen que ver con la forma de selección de los candidatos ni con la participación en uno u otro grupo político europeo. La decisión que termino de tomar hoy es personal e independiente”, subrayó. Hernando y Teira pidieron la recuperación del sistema de elecciones primarias y criticaron que Vox pasara del grupo liderado por la italiana Giorgia Meloni al de Orbán y Le Pen en el Parlamento europeo. Sin embargo, como presidente y portavoz del grupo parlamentario, Gallardo se negó a firmar la expulsión de los dos procuradores díscolos, según reveló Fúster. “Don Juan”, dijo en alusión a García-Gallardo, “no participa en esa labor de socavar [al partido]. La sorpresa es que no ha querido condenarla”, añadió el portavoz nacional de Vox.
En el pasado, la salida de otros dirigentes del partido ultra no afectó a sus perspectivas electorales. Abascal, que en noviembre pasado fue elegido presidente de Patriots.eu, el partido europeo que agrupa a las formaciones de ultraderecha más afines a Putin, está volcado en su proyección internacional. Tras haber asistido a la toma de posesión del nuevo inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump, este viernes recibirá en Madrid a sus socios europeos y el sábado celebrará un gran mitin internacional. Dirigentes históricos del partido ultra advierten, sin embargo, de que la fuga de cuadros locales puede acabar convirtiendo a Vox en una superestuctura sin arraigo territorial ni capacidad de resistir cuando cambie el viento internacional que ahora sopla a su favor. Las elecciones primarias, que Abascal suprimió en 2022 con el argumento de evitar enfrentamientos internos, servían de válvula de escape para aliviar unas tensiones que ahora estallan en forma de bajas y dimisiones, añaden las mismas fuentes.
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