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El ‘match’ que resolvió 19 años después la desaparición de Juana Canal

Un capitán de la Guardia Civil logró relacionar unos restos hallados en Ávila con la identidad de la víctima días después de recibir una formación sobre investigaciones de personas desaparecidas

Juana Canal asesinato
Agentes de Policía Nacional y Guardia Civil junto al detenido por la desaparición de Juana Canal durante el registro de la finca en la que fueron hallados restos de la víctima, en Navalacruz (Ávila), el 26 de octubre de 2022.RAÚL SANCHIDRIÁN (EFE)
Juana Viúdez

El empeño en que ninguna desaparición quede sin resolver suele terminar dando sus frutos. Un capitán de la Guardia Civil que puso en práctica lo aprendido en un curso sobre investigaciones de personas desaparecidas terminó encontrando el camino para resolver un caso especialmente mediático: la desaparición de Juana Canal en Madrid en febrero de 2003. En aquel curso, organizado 19 años después de la desaparición de la mujer, los responsables policiales encargados de gestionar este tipo de casos acudieron a la sede del Centro Nacional de Desaparecidos (CNDES) en Madrid, donde, entre otras materias, les inculcaron la necesidad de revisar los cadáveres o restos sin identificar que tenían en sus demarcaciones. “Cuando regresó a su puesto, lo único que hizo fue poner en práctica lo que había aprendido y al meter los datos, hizo match”, explica Marcial Bravo, jefe de servicio del CNDES, dependiente del Ministerio del Interior, usando el término popularizado por las aplicaciones de citas que describe una conexión o coincidencia entre personas que comparten características. “Lo cierto es que todos los astros se alinearon”, añade. Ahora usan este ejemplo en todas las reuniones formativas.

Ha sido uno de esos casos en los que dos cuerpos policiales diferentes conocen una parte distinta del mismo caso. Solo había que unirlas. Policía Nacional tenía la denuncia y Guardia Civil halló unos restos que podían coincidir. Juana Canal desapareció en febrero de 2003, cuando tenía 38 años, y su hijo lo denunció en la comisaría de Policía Nacional de Ciudad Lineal. Cinco días después de haber recibido el curso, el 13 de junio de 2022, el responsable de Policía Judicial de la Guardia Civil de Ávila descubrió que unos restos sin identificar que habían sido encontrados de forma accidental en abril de 2019 al lado de una carretera ―un cráneo y un fragmento de tibia― pertenecían a la mujer. Junto a su equipo, revisó los cadáveres sin identificar y les llamó la atención los restos hallados en Navarredondilla (Ávila, 179 habitantes). Al comprobar su situación judicial, constataron que la información en poder del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses permitía identificar el cuerpo como el de Juana Canal.

Con esa identidad llegaron a una denuncia que se podía enmarcar en el ámbito de la violencia de género y se inició una investigación conjunta entre Guardia Civil y Policía Nacional para determinar las circunstancias de la desaparición y la muerte de la mujer. El 17 de octubre de 2022, localizaron nuevos restos óseos y nueve días después fue detenido Jesús Pradales, expareja de la víctima. Un jurado condenó a Pradales por un delito de homicidio doloso el pasado septiembre y el juez le impuso una condena de 14 años de prisión.

La detención de Pradales llegó en el límite. “Apenas faltaban cuatro meses para que prescribiera el caso”, señala Pilar Muniesa, directora del CNDES, que incide en la gran coordinación y el trabajo conjunto de las instituciones en este caso, entre ellas su propio centro, los cuerpos policiales, el Instituto de Toxicología y la autoridad judicial.

El exnovio de Juana Canal, en su momento de pasar a disposición del juzgado de Ávila como sospechoso del crimen.
El exnovio de Juana Canal, en su momento de pasar a disposición del juzgado de Ávila como sospechoso del crimen. GUARDIA CIVIL (GUARDIA CIVIL)

Estos cursos de formación, en los que además de Policía Nacional y Guardia Civil participan las policías autonómicas de Navarra, Cataluña y País Vasco, sirven a los agentes para conocerse y poner en común su día a día, como ocurrió en esta ocasión, o algunos de esos casos que entran en vía muerta. También para recibir ideas o nuevos enfoques para abordarlos. “Cuando se dice que ningún caso se olvida, es cierto. Ninguno”, incide Bravo.

El CNDES tiene previsto crear nuevos grupos de trabajo centrados en las desapariciones de larga duración para que los cuerpos policiales que puedan mejorar o agilizarlas con el uso de procedimientos técnicos. El proyecto, todavía en elaboración, puntualiza Muniesa, también contempla hacer una selección de casos que tengan más probabilidades de avanzar para potenciarlos o revisarlos y explorar la posibilidad de interconectar bases de datos. “Con que haya una sola familia que se pueda beneficiar, ese grupo de trabajo habrá merecido la pena”, añade el jefe de servicio.

El centro también tiene previsto poner en marcha en el primer trimestre de 2025 el servicio de apoyo psicológico gratuito para familiares de personas desaparecidas, una de las grandes demandas de las familias. Estiman que comenzará a atender a unas 150 personas, aunque no se trata de una cifra cerrada.

El pasado octubre ofrecieron un curso junto al colegio de psicólogos de Madrid dirigido también a los responsables provinciales de los cuerpos que hacen de enlace con las familias de personas desaparecidas, en el que se abordaron aspectos de atención a las víctimas y sus allegados, como la empatía que demandan a la hora de hacer una denuncia, o el autocuidado de los propios agentes que comparten con los afectados momentos especialmente duros.

Desde su creación, en 2018, el CNDES se ocupa de las personas desaparecidas a nivel nacional. Prestan atención a las necesidades de las familias afectadas ―especialmente de aquellas en las que su situación se prolonga― y también proporcionan herramientas para mejorar las investigaciones de los diferentes cuerpos policiales, además de encargarse de la gestión de los datos y las identificaciones de personas fallecidas. Desde hace cuatro años, controla y gestiona un programa llamado PDyRH (Personas Desaparecidas y Restos Humanos sin identificar). Esta base de datos, recoge, por un lado, las denuncias de todas las bases policiales; y, por otro lado, recopila la información de cadáveres y restos humanos, algo que permite hacer un cotejo entre ambas.

En 2023 se denunció en España la falta de 15.126 personas con una tasa de resolución del 95,4%, según la última memoria del centro. Menos del 1% de las denuncias se cerraron con fallecimiento. El centro también registró en sus bases de datos la identificación de 294 cadáveres que hasta el momento permanecían sin identidad, un número que supera los resultados de los últimos años. Uno de los últimos casos que han logrado cerrar, con la identificación de los restos, es la de una desaparición que se produjo hace 46 años, en 1977. A pesar de que ocurrió hace tanto tiempo, los agentes encargados de la investigación pudieron contactar con la familia para darles la noticia de lo que había ocurrido. “Es importante que el ciudadano sepa que los casos se investigan”, remachan.

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Sobre la firma

Juana Viúdez
Es redactora de la sección de España, donde realiza labores de redacción y edición. Ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria profesional en EL PAÍS. Antes trabajó en el diario Málaga Hoy y en Cadena Ser. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster de periodismo de EL PAÍS.
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