Que Ábalos no tape un tercer mandato que no discute ni ‘The Economist’
El presidente da por amnistiado políticamente a Puigdemont y lo equipara con Junqueras en su última comparecencia del año
El presidente Sánchez destinó 50 minutos de su discurso, en su última aparición mediática del año, a resumir todo tipo de “datos”, “hechos contrastables” y “evidencias empíricas” sobre el mapa de parámetros “mayoritariamente positivos” con los que demostrar que España es líder económico europeo y casi mundial en “influencia y prestigio”, con el aval aún fresco de The Economist. Y los periodistas, en las 16 preguntas racimo que desplegaron, le preguntaron sobre todo por los problemas judiciales de su esposa con las cosas del juez Peinado, por los correos del Fiscal General sobre el caso Ayuso, y por su relación presente y futura con Carles Puigdemont, el fugado. Nadie le interrogó nada sobre su exmano derecha, en el PSOE y el Gobierno. Los nombres de José Luis Ábalos, de Koldo García o incluso de Víctor de Aldama, los tres imputados de la presunta trama de corrupción que acapara portadas y tertulias, no fueron ni mencionados.
El jefe del Ejecutivo, al que le gusta mucho más el baloncesto que el fútbol, es ahora otro discípulo del cholismo político. Lleva ya varios días agarrando metáforas cancheras como si fuera un apóstol aventajado del entrenador del Atlético. Asegura que el PSOE bajo su mando “compite al máximo nivel” y “suda la camiseta desde el minuto 1 al 90″ de cada votación en liza, pero sin especular, solo para ganar. Remarcó así que su intención y proyecto es acabar la legislatura, hasta 2027, pese a las recientes votaciones perdidas, por los desmarques puntuales de Junts y PNV en asuntos económicos y fiscales. Es lo que toca, vino a decir.
Sobre su esperada cita exterior con Puigdemont, Sánchez aceptó como de pasada que se producirá, pero la equiparó con la que tiene prevista con el refrendado líder de ERC, Oriol Junqueras, que sí fue juzgado y pasó más de cuatro años en la cárcel por su condena por el procés independentista. A Sánchez le parece que gracias a la polémica amnistía que se aprobó hace un año, y que entiende políticamente ya totalmente en vigor aunque algunos jueces no la apliquen, se ha mejorado de forma evidente el panorama en Cataluña, también para Feijóo. Fue ahí cuando añadió que esa norma ha posibilitado que el presidente del PP, con el que no se reúne ni tiene ningún contacto personal o político bilateral desde hace más de doce meses porque ambos no quieren, haya podido “sacar pecho” ahora por haber coincidido en varias votaciones en el Parlamento con el partido de Puigdemont, contra el que los populares se manifestaron para intentar evitar que se beneficiara de esa medida de gracia. Hace unos días, en una copa de Navidad, Feijóo hasta concedió que había sido agradable tropezarse en un restaurante con la portavoz de Puigdemont en el Congreso, Míriam Nogueras. Y su lugarteniente Miguel Tellado ensalzó ayer como algo más que una obviedad: “En todo lo que coincidamos, Junts encontrará nuestros votos”. Feijóo no tiene planificado ningún encuentro con Puigdemont, porque no quiere.
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