Las contradicciones y medias verdades que han minado la credibilidad de Carlos Mazón
El presidente valenciano ha cambiado su versión inicial, ha atribuido al Gobierno competencias autonómicas y ha sido replicado hasta por el general jefe de la UME
En la mañana del jueves 7, el president de la Generalitat valenciana, Carlos Mazón, deambulaba entre llamadas de teléfono por el puesto de mando improvisado de Paiporta. Tenía la cara desencajada. Hacía ocho días que la zona cero de la dana se había despertado con las consecuencias trágicas del desastre que ha dejado, al menos, 214 muertos y decenas de desaparecidos. El 29 de octubre, Mazón se había presentado en el Cecopi, el organismo que coordina las emergencias, dos horas después de que comenzara la reunión y tras una comida con una periodista que acabó a las 18.00. Pasadas las siete de la tarde, la alcaldesa de Paiporta telefoneó a la delegada del Gobierno. “Se está muriendo mucha gente”, clamó Maribel Albalat. La alerta masiva a los móviles de la población no se lanzó hasta las 20.11, cuando ya estaban con el agua hasta el cuello. Ocho días después, Mazón miraba a los ojos de la alcaldesa, sentados los dos en una mesa del puesto de mando mientras supervisaban el operativo de rescate y reconstrucción.
“La alerta al móvil llegó cuando nos estábamos ahogando”, se lamentaba Albalat en el despacho de su Ayuntamiento, convertido en centro de operaciones de lo que muchos califican como un “escenario de guerra”, minutos antes de su reunión con el president. En estos 11 días de localización y rescate de cadáveres, de listas de desaparecidos, de familias destrozadas e innumerables daños materiales, Mazón ha dado múltiples versiones, ha dicho medias verdades y ha caído en contradicciones para tapar una desgraciada gestión de la dana. “Estuvimos avisando desde días antes”, “tardamos en mandar la alerta porque seguimos los protocolos” o “no nos avisaron a tiempo” han sido algunos de los argumentos con los que los populares han querido justificar los fallos. Después de 11 días, su credibilidad ha quedado dañada.
El “desconocido” sistema de alertas a móviles. El sistema ES-Alert es una tecnología para el envío de notificaciones de emergencia geolocalizados. Se puso en marcha en 2022. El estruendoso mensaje se lanzó en septiembre de 2023 en la Comunidad de Madrid por la llegada de una dana. Entonces, arreciaron las críticas contra la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) por decretar una alerta roja que no llegó a descargar lo que preveía. En la Comunidad Valenciana, la Generalitat tardó en mandar el mensaje más de 12 horas desde que se declaró la primera alerta roja, ocho desde que se produjeron los primeros desbordamientos y seis desde que se notificó el primer desaparecido. Mazón argumentó que se siguieron los protocolos. La consejera del ramo, Salomé Pradas, dijo días después que desconocía la tecnología pese a que es la responsable de las Emergencias y aunque la circular de este año de prevención de inundaciones de su propia administración señala que está activo “desde este año”. Aun así, la consejera aseguró: “No está en nuestros planes autonómicos”.
Mensaje borrado. Poco después de la una de la tarde del día 29, Mazón habló de los avisos de Aemet tras un acto de su agenda oficial y pública. En él afirmaba que las previsiones apuntaban a que el temporal iba a remitir a las seis de la tarde. Ese mensaje en la red social X desapareció después. Días más tarde alegó que fue para no causar confusión.
Los avisos de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) que según Mazón llegaron tarde y la consejera los solicita verbalmente, no solo por correo electrónico. Cada vez que Carlos Mazón habla de los avisos de la CHJ ofrece una versión diferente. La última la dio este sábado al señalar de nuevo a esta institución y decir que el momento crucial fue a las siete de la tarde del día 29 (poco antes de que él se incorporara al Cecopi). Según el presidente valenciano, es en ese momento cuando las lluvias se convierten en la riada, al producirse una “revolución hidrográfica”. Según Mazón, se vivieron dos días diferentes en uno: antes de las siete y después.
La realidad se aleja bastante de esta afirmación. La Confederación mandó hasta cuatro correos electrónicos antes de esa hora —aunque dos de ellos fueron para comunicar el descenso del caudal en el barranco del Poyo y solo a las 18.43 avisó de que había subido de forma brutal—. La información sobre los caudales, en cualquier caso, se ofrece en la web de la Confederación y se actualiza automáticamente cada cinco minutos. Y, entre las diez de la mañana y la una de la tarde, la televisión pública valenciana hizo un monográfico sobre las inundaciones. No sobre las lluvias, sino sobre las inundaciones que ya anegaban decenas de pueblos. A las siete de la tarde ya había desaparecidos.
El lamento de la consejera de Interior sobre la CHJ es que remitían la información por email, no verbalmente. La circular sobre prevención de inundaciones redactada por su departamento señala que “el Centro de Coordinación de Emergencias de la Generalitat, que es un servicio 24 horas, ha actualizado el operativo para la campaña de inundaciones y se mantiene permanentemente la comunicación con las confederaciones hidrográficas del Júcar, Segura y Ebro en lo relativo al seguimiento de caudales y el proceso que lleva a la declaración de una situación de emergencia”. Nunca antes había requerido que se variara la fórmula. Además, según explicó este miércoles en el Congreso Hugo Morán, secretario de Estado de Medio Ambiente, nada más comenzar la reunión del Cecopi, el presidente de la CHJ, Miguel Polo, informó sobre la situación crítica del embalse de Forata.
Las alertas y la Aemet. El presidente Mazón varió este sábado de nuevo su relato. Ya no mencionó a Aemet como responsable de no haber avisado de la dana. Días atrás mantuvo que la propia Generalitat había alertado varias jornadas antes del episodio que se acercaba, tantas como Aemet que, desde el jueves 24, había advertido de la llegada de lluvias torrenciales. Mazón también trató de atribuir a las instituciones dependientes del Gobierno la capacidad de enviar alertas, cuando sobre estas solo tiene competencia el servicio de Emergencias de la Generalitat, que lo hace en base a la información meteorológica. Según una circular de Emergencias, “el protocolo de contacto con el servicio de predicción de la Agencia Estatal de Meteorología para el ajuste de las preemergencias que derivan del pronóstico meteorológico de lluvias, tormentas y estado de la mar” había sido revisado.
Los reproches a la asistencia telemática. La consejera encargada de las Emergencias reprochó tanto a la delegada del Gobierno como a los representantes de la CHJ no estar presentes en la reunión del Cecopi a la que se incorporaron telemáticamente a las cinco, dos horas antes de que lo hiciera Carlos Mazón. El Plan Especial de Inundaciones de la Comunidad Valenciana señala: “Normalmente, el representante de Aemet desarrollará sus funciones de asesoramiento desde su propio centro de trabajo. Para el caso de los representantes de las Confederaciones Hidrográficas, su presencia en el Cecopi será también opcional siempre y cuando en la emergencia no se haya activado un Plan de Emergencia de Presa”, estadio que no se dio.
Comida en el restaurante. La agenda oficial del president de ese martes 29 finalizaba a las 13.45. Tras días de idas y venidas en la versión sobre dónde estuvo en esas horas críticas, Mazón contestó a EL PAÍS desde el puesto de mando. “Estaba en una comida de trabajo, al lado del despacho”, aseguró a pocos metros de la alcaldesa de Paiporta, nervioso. Fuentes de su gabinete puntualizaron que, cuando arrancó el Cecopi, “estaba en el Palau de la Generalitat trabajando e informado puntualmente”. Pero, al menos hasta las seis de la tarde, Mazón estuvo en el restaurante El Ventorro —y no en el Palau—, según el dueño del restaurante. Allí comió con la periodista de À Punt Maribel Vilaplana, según confirmó ella. Mantuvo un encuentro durante tres horas para ofrecerle la dirección de la televisión pública valenciana.
Solicitud de la UME. Las calles de la zona cero de la dana son hoy un ir y venir de efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME) y del Ejército, en un despliegue sin precedentes. Tanquetas, tráilers militares y miembros del Ejército pala en mano se mezclan con voluntarios, vecinos y otros cuerpos de seguridad en las labores de rescate y limpieza. Pero, al menos hasta el domingo, los residentes denunciaron la falta de recursos y medios desplazados, acumulando una bolsa de rabia y fango que desembocó en altercados de Paiporta. Los efectivos de la UME empezaron a actuar desde el mismo martes 29. En otra vuelta de tuerca sobre la asunción de responsabilidades, la consejera responsable de Emergencias negó el jueves que la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, le ofreciera el despliegue de la UME durante la jornada en la que la gota fría asoló Valencia. Esa mentira tuvo las patas muy cortas: horas después, TVE emitió el fragmento de una grabación que había realizado aquel día en el que se podía ver a Pradas y a su equipo reunidos por la mañana. Además, se escuchaba a la consejera decir: “La UME, que se ha puesto a disposición de poder desplazarse allí...”. El jefe de UME, el general Javier Marcos, también replicó a Mazón, quien había asegurado que no se habían enviado los efectivos suficientes y que, una vez reclamada su presencia, el Ejército debía mandar todos los recursos que considerara necesario sin necesidad de que la administración autonómica los pidiera. “Puedo tener 1.000 soldados en la puerta, pero no puedo entrar hasta que el director de la emergencia me autoriza”, subrayó Marcos sobre las competencias atribuidas a la Generalitat, que no había solicitado tal volumen.
Feijóo, el PP y el estado de emergencia. El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, y Mazón aparecieron juntos dos días después de la dana, cuando el jefe de la oposición encendió la primera mecha del fuego contra el Gobierno, responsabilizando a entidades dependientes del Ejecutivo central de no haber avisado a tiempo. Tanto el líder popular como el barón valenciano han unido sus fuerzas contra el enemigo común —y acérrimo—, Pedro Sánchez. Pero sus discursos divergen en un punto: la declaración de la emergencia nacional. Feijóo volvió a reclamar el lunes, en una comparecencia institucional en la sede de Génova, dicha declaración, que arrebataría el mando de la gestión de la crisis a la Generalitat. En Valencia, Mazón ha echado balones fuera para evitar pronunciarse sobre la idea de Feijóo.
En el Palau de la Generalitat, fuentes del PP hablan en privado de una relación tensa entre Feijóo y Mazón, que supuestamente se agrietó aún más por los distintos puntos de vista sobre la emergencia nacional. Y achacan la ristra de justificaciones, que ha ido creciendo como una cadena de muñecas matrioskas, a la intranquilidad del president, consciente de no haber adoptado todas las medidas preventivas. Sobre todo al respecto de la alerta a los móviles. “Él, en el fondo, sabe que se ha equivocado”, señalan.
Llamadas de la delegada del Gobierno. Ante el crescendo de la gravedad de las consecuencias de la dana y el cruce de acusaciones sobre si Aemet o la Confederación Hidrográfica del Júcar habían avisado o no en tiempo y forma durante el fatídico día del temporal, tanto el president Mazón como la consellera Pradas han incidido en sus distintas intervenciones en el hecho de que el Gobierno no comunicó la gravedad de la situación más allá de correos electrónicos o mensajes a través de redes sociales. Un mensaje que se cortó de cuajo el miércoles, cuando la SER desveló que la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, habló hasta en tres ocasiones por teléfono con la consejera de Justicia e Interior el martes 29 antes de que se celebrara el Cecopi.
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