El Gobierno recomienda hervir el agua en 60 municipios de la dana, pero la Generalitat pide que solo se consuma embotellada
El departamento dirigido por Ribera y el Ejecutivo de Mazón chocan sobre las recomendaciones para el uso y la calidad del agua corriente en las zonas afectadas
Doce días después del paso de la dana por Valencia, el abastecimiento de agua para miles de habitantes de la provincia sigue siendo un problema. Según los datos actualizados hasta el momento por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, en cinco municipios —del total de 78 pueblos afectados— no se puede beber aún agua del grifo porque no es potable, y en otras 60 localidades se aconseja que los residentes la hiervan para su consumo. Todavía hay, además, 7.000 hogares que continúan sin suministro ninguno en sus viviendas, indican fuentes del departamento que dirige la ministra y vicepresidenta tercera del Gobierno, Teresa Ribera. En los primeros días tras la catástrofe llegaron a ser 600.000 las familias sin agua en sus casas.
Tras la publicación de estos datos, no obstante, el presidente valenciano, Carlos Mazón, ha matizado que “no son correctos”. En una comparecencia ante los medios, Mazón ha subrayado que, de momento, “no hay recomendaciones oficiales de calentar el agua”. Ha dicho que, si bien el agua sí puede utilizarse para ducharse y asearse, Salud Pública de la Generalitat recomienda el uso de agua embotellada para beber y cocinar en todos los municipios afectados, y ha recordado que hay agua embotellada gratuita en los puntos de avituallamiento de cada localidad.
El ministerio de Ribera no especifica cuáles son los municipios concretos que tienen que hervir el agua o que ni siquiera pueden consumirla. Y se remite a la Consejería de Sanidad, dependiente de la Generalitat Valenciana. En el Gobierno autonómico, sin embargo, no se hacen cargo de los datos aportados por el Gobierno central. Son los ayuntamientos los que advierten a sus censados de si el agua de sus hogares es apta o no. El equipo de Ribera sí señala que la ciudad de Valencia no presenta problemas.
Pese a que las localidades no están detalladas, hay un barrio que mencionan en el informe —en el que se centra la información del ministerio— que es la urbanización El Bosque, un complejo residencial perteneciente a Chiva, construido en una de las laderas del Barranco del Poyo. En este entramado de chalés de lujo (en la parte alta) y casas bajas más modestas pegadas al arroyo, los vecinos cuentan que tienen agua pero no se fían. “El agua del grifo la uso para ducharme, y no sé si sirve, pero la caliento muchísimo por si acaso”, cuenta Amparo desde el patio de su casa, que mira a lo que en su día fue un campo de naranjos a la orilla del barranco y donde hoy solo asoman algunas copas de esos árboles con frutas ya maduras cubiertas de fango.
Las familias que habitan las casas de este lado cuentan que estuvieron sin agua tres días. La tubería que daba suministro a sus domicilios fue arrasada en la parte de la entrada a la urbanización de Sierra Perenchiza. Todavía este domingo se observa el esqueleto de la tubería negra que el agua dejó a la vista tras abrir un socavón de varios metros. “Aquí hemos sobrevivido con agua embotellada”, remarca Amparo.
Aunque el informe señalaba este núcleo como un ejemplo de la falta de suministro, desde la Consejería de Sanidad aseguran a EL PAÍS que en toda la urbanización El Bosque sí tienen agua. Sobre qué puntos han sido los más afectados por los cortes en el suministro, insisten: “La situación es cambiante en muchas zonas y se actualiza cada día”. Los datos que ha proporcionado el ministerio, del 8 de noviembre, apuntaban a un número de hogares, 7.000, que no se concentran en un solo municipio, sino que están repartidos por las zonas afectadas.
A 36 kilómetros de este punto, en Paiporta, la situación es similar. En la calle Joan Baptista Basset, los vecinos cuentan que se han abastecido estos días solo con agua embotellada que les han dejado los voluntarios. La recomendación de hervir el agua no les sirve de nada. “No podemos, no tenemos gas ciudad”, cuenta Josefa. “No podemos cocinar, comemos a base de latas, comida preparada en algunos puntos o fiambre. Utilizamos el agua mineral hasta para lavarnos los dientes”, señala.
Respecto a los domicilios que permanecen sin abastecimiento, y tras días de labores de limpieza y restablecimiento de los servicios públicos, el escollo no radica ya tanto en las redes de abastecimiento sino en los daños sufridos en los propios edificios. Fuentes del ministerio apuntan a que la normalidad en el suministro del agua volverá en unos 10 días.
Entre este domingo y mañana lunes se seguirán retirando muestras y realizando análisis del agua para actualizar la información. El agua de mar también está siendo examinada mediante los trabajos de un barco del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) presente en la zona.
Por otra parte, hay hogares en los que, aun habiéndose restablecido el suministro de agua, la presión de las cañerías es insuficiente, normalmente en los pisos más altos de las fincas. La causa de este problema es doble: por un lado, los daños impiden que ascienda con la misma intensidad; y, por otro, el consumo de agua se ha multiplicado por cuatro debido a la intensa labor de limpieza de las calles y casas.
Cientos de efectivos de las fuerzas de seguridad, vecinos y voluntarios continúan limpiando las calles de los municipios afectados, que quedaron anegados de lodo y fango tras el paso de la dana el 29 de octubre. En total, el coste de la reparación de los daños evaluados en la red de abastecimiento de agua y de alcantarillado asciende a 331 millones de euros. Al alcantarillado ha llegado parte de ese lodo que se ha ido retirando de viviendas y calles, por lo que queda por delante un largo camino para aliviar el subsuelo de residuos.
En total, el ministerio calcula que se han acumulado entre cuatro y cinco millones de metros cúbicos de residuos. Y ya se han identificado tres puntos para su depósito en explotaciones mineras o canteras, que por su grado de permeabilidad permiten este proceso. En concreto, en las áreas próximas a Picassent, Montserrat, Xiva, Cheste y Godelleta. Las localizaciones han de estar próximas a la zona cero de la dana para evitar que el transporte del lodo se ralentice, y dar el mayor número de viajes seguidos en el menor tiempo posible. El lodo no ha de ser descontaminado para su depósito, salvo aquel que provenga de aguas fecales o de vertidos industriales.
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