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El ladrón de Atrio: “Los vídeos, que no se vieron en el juicio, no demuestran que yo robé las botellas de vino”

Constantín Dumitru, autor del atraco millonario al restaurante, inicia una batalla legal para que se revise su caso, al entender vulnerado su derecho a la defensa

Constantín Dumitru, en un restaurante de Madrid durante su primer permiso penitenciario.
Constantín Dumitru, en un restaurante de Madrid durante su primer permiso penitenciario.
Patricia Ortega Dolz

Ha cumplido dos años entre rejas, tras ser condenado por perpetrar uno de los robos más espectaculares de los últimos tiempos: 45 botellas de vino valoradas en 1,6 millones de euros del restaurante Atrio de Cáceres, que nunca han aparecido. Sucedió la madrugada del 27 de octubre de 2021, pero la Policía no le puso las esposas hasta el 19 de julio siguiente. A Constantín Dumitru, rumano-holandés de 48 años, le detuvieron cuando cruzaba la frontera entre Montenegro y Croacia en un coche, junto a su novia, la miss mexicana Priscila Lara Guevara, de 30 años, también detenida y posteriormente encarcelada con él como coautora. Convertidos en los Bonnie and Clyde del vino, fueron sentenciados a 4,5 años de prisión él y a 4 ella por un delito de robo con fuerza, agravado por el valor del material sustraído. En su primer permiso de salida de la cárcel de Cáceres desde entonces, Dumitru anuncia que va a emprender una batalla legal por considerar que se ha vulnerado su derecho a la defensa: “Los vídeos, que no se vieron en el juicio, no demuestran que yo robé las botellas”.

Atraco restaurante Atrio
Constantín Gabriel y Priscila Lara Guevara en el restaurante Atrio el día del robo de 45 botellas de vino.

Ciertamente, los vídeos, cuyos fragmentos y fotogramas inundaron las redes sociales y los medios de comunicación tras la detención de la pareja, no fueron visionados en el juicio, pese a la expectación que existía en torno a los mismos como prueba principal del delito. Fueron tres sesiones y, “por problemas técnicos”, adujo el tribunal, no se proyectaron las imágenes del robo registradas por las cámaras de seguridad del hotel-restaurante cacereño, que ostenta tres estrellas Michelín.

EL PAÍS ha podido acceder a los vídeos tras ser desencriptados, que es en el estado en que se encontraban según la Audiencia Provincial de Cáceres. Se trata de una sucesión de registros en blanco y negro de cámaras ubicadas presumiblemente en distintos puntos del hotel en los que puede verse a personal y a distintos clientes, incluidos Dumitru y Guevara, pero carecen de fecha y hora y tampoco señalan los lugares desde los que se registra la grabación.

“La parte cuenta con una copia integra de todas las actuaciones, y ha podido descargarse del servidor cada uno de los documentos en el formato en el que se encuentran en el órgano, y de los que se han hecho uso a lo largo de todo el procedimiento, por lo tanto no se está vulnerando derecho fundamental alguno”, resuelve la Audiencia Provincial al recurso presentado por el nuevo abogado de la pareja, Juan José Collado. “No ha lugar a la estimación del recurso interpuesto, dado que lo que pretende la parte es que se proceda por parte del órgano judicial al cambio de formato del video que se entrega, siendo que, este formato ha sido el que se entregó en su día y el que se ha utilizado por todas las partes. Que la nueva defensa no posea los elementos técnicos necesarios para una correcta visualización, no puede ser trasladado al órgano judicial”, concluye el auto de resolución al que ha tenido acceso este periódico.

Dumitru, que se limitó a defender su inocencia en el juicio en el turno de la última palabra del acusado, regresará a la prisión de Cáceres este domingo, tras su primer permiso. Él considera, contrariamente a lo determinado por la Audiencia, que hubo importantes errores en el proceso judicial contra él y su pareja: “Los vídeos debieron de verse en el juicio por la sencilla razón de que no demuestran que yo realicé robo alguno”, insiste. “Además, yo me pregunto: ¿Cómo es posible que un Hotel-Restaurante de ese lujo tenga un sistema de seguridad tan precario, que ni tan siquiera muestre la hora y el día de los registros de imagen? ¿Cómo es posible que el seguro, que es quien ha pagado 750.000 euros —la mitad del valor que los dueños le daban a las botellas—, pudiera asumir ese rudimentario sistema de seguridad a todo riesgo?”, añade. “Todo es un poco raro. Me consta, porque me lo ha comunicado mi abogado, que Atrio ha cambiado recientemente todo ese sistema de cámaras. Y también puedo asegurar que lo que se ha contado y lo que se contó y sentenció en el juicio no es lo que pasó ahí, hay mucha más historia detrás y nosotros no hemos perpetrado ningún robo. A buen entendedor pocas palabras bastan...”, advierte el condenado.

La defensa, liderada hasta ahora por la abogada Sylvia Córdoba, trató de convencer al tribunal apuntando que, si la pareja hubiese sido la autora del robo (ya que las pruebas de ADN han acreditado que estuvieron los dos hospedados allí esa noche y las cámaras les grabaron por los pasillos y saliendo del hotel), podría tratarse de “un simple hurto”, ya que no se pudo demostrar que forzasen ninguna puerta, “pudieron coger lo que estaba a su alcance sin más”.

Por la sala de vistas de la Audiencia Provincial de Cáceres desfilaron durante tres jornadas, entre el 27 de febrero y el 1 de marzo de 2023, cerca de una veintena de testigos, entre trabajadores del establecimiento, policías, peritos y uno de los propietarios, el sumiller José Polo, que aseguró no reconocer “al cien por cien” a los acusados, alojados aquella noche en la habitación 107. La pareja se negó a declarar hasta que en el derecho a la última palabra Dumitru se acercó al micrófono y dijo: “Eso me pregunto yo: ¿dónde están las botellas de vino si yo soy el ladrón?”.

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Sobre la firma

Patricia Ortega Dolz
Es reportera de EL PAÍS desde 2001, especializada en Interior (Seguridad, Sucesos y Terrorismo). Ha desarrollado su carrera en este diario en distintas secciones: Local, Nacional, Domingo, o Revista, cultivando principalmente el género del Reportaje, ahora también audiovisual. Ha vivido en Nueva York y Shanghai y es autora de "Madrid en 20 vinos".
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