Equipo Rolex: policías contra el robo de relojes de alta gama

Con un sencillo vestido blanco, una mujer camina despacio por la avenida Julio Iglesias, en el distrito de Nueva Andalucía de Marbella (Málaga, 150.725 habitantes). Ronda los 30 años, tiene buen aspecto y cara de andar un poco perdida. Se acerca a una turista, le pregunta primero por un centro comercial cercano para establecer una conversación y luego le habla con tristeza porque necesita ayuda. Le agarra las manos, se lo pide por favor. Hasta que de repente se despide, acelera el paso, sube a un coche y se esfuma. Acaba de robar, a plena luz del día, un reloj valorado en varios miles de euros. Y la víctima aún ni se ha dado cuenta. La escena ocurrió a finales de mayo y quedó grabada con nitidez en las cámaras de videovigilancia de la zona. Se repite con frecuencia: ya son numerosas las bandas formadas principalmente por personas de países del Este de Europa, de Italia o del Magreb que se han especializado en el robo de relojes de alta gama en la Costa del Sol. Basta un gesto rápido para hacerse con un botín de miles de euros.

El modo en el que esta ladrona perpetró el hurto es bien conocido por los integrantes del equipo Rolex, formado por seis agentes, una inspectora y un oficial. La unidad fue fundada en 2021 por la Policía Nacional en Marbella y su trabajo se centra en el robo de relojes de alta gama. El año pasado realizaron 180 investigaciones y 90 arrestos, sólo en esta ciudad malagueña. En lo que va de año ya han investigado 79 robos y han detenido a 50 personas. El reloj más barato rondaba los 5.000 euros. El más caro superaba los 400.000 euros. Uno, valorado en 30.000 euros, fue hallado enterrado en la arena de una playa de Benalmádena por los policías, que habían conseguido identificar y seguir a los delincuentes.

Marta García es la inspectora responsable de un grupo que fue pionero, y el único en su especialidad hasta el nacimiento en 2023 del equipo Cronos en Madrid y el Grup Titani de los Mossos d’Esquadra en Cataluña. “El primero fue en Marbella porque aquí hay muchas personas con gran poder adquisitivo, así que para los delincuentes es más fácil localizar buenos relojes”, explica García. “En muchas ocasiones hay organizaciones criminales implicadas, así que es mejor contar con esta especialidad para realizar investigaciones con más herramientas”.

La mujer detenida en mayo en Nueva Andalucía es una vieja conocida de la policía y acumula antecedentes. Durante la pasada primavera las cámaras de seguridad la captaron en el entorno de Puerto Banús robando otros tres relojes, valorados en más de 160.000 euros. Fue arrestada junto a su pareja y el juez la envió a prisión un viernes. El martes siguiente, tras pagar su fianza y salir de la cárcel, volvió a ser arrestada por otro hurto en Benalmádena. Las penas son tan bajas por este tipo de delitos —de seis a 18 meses de prisión, por lo general— que rara vez sus responsables acaban entre rejas. Cuando lo hacen, además, salen con rapidez. Sus métodos son bien conocidos por los investigadores. La experiencia de los agentes les permite saber quién puede estar detrás de cada golpe gracias a una serie de particularidades.

Si quienes se dedican a estos robos comparten algunas características —ninguno reside de forma habitual en la Costa del Sol, salen en busca de víctimas al azar y sus marcas preferidas son Rolex, Patek Philippe, Richard Mille y Omega— también tienen sus singularidades, lo que sirve de guía inicial en las investigaciones. Estas se hacen en colaboración con la comisaría provincial de Málaga y con enlaces en otras zonas de España, sobre todo en los lugares más turísticos donde el robo de relojes es más habitual: de Ibiza a Barcelona o Mallorca, pasando por toda la zona de Levante.

Del ‘mataleón’ al ‘Ronaldinho’

Hay tres grandes grupos de delincuentes dedicados al robo de relojes y están bien definidos, según explican fuentes policiales. El primero está formado por personas de países del Este. Suelen ser clanes familiares que actúan durante todo el año salvo en Navidad. Su horario de trabajo es entre las once de la mañana y la sobremesa. Acuden a centros comerciales, zonas de turismo o campos de golf y su objetivo son generalmente —aunque no siempre— hombres mayores. Una o dos mujeres se acercan a la víctima, a veces para pedir información y otras para ofrecer servicios sexuales y, en cualquier despiste, le quitan el reloj. Si no lo consiguen a las buenas, lo hacen a las malas y pueden ejercer la violencia. Luego se suben a un coche donde un conductor les espera y desaparecen. La mercancía viaja hacia el Este europeo.

El segundo grupo viene de Italia y está formado por delincuentes napolitanos. Trabajan durante todo el año pero prefieren el verano, cuando se desplazan hasta Marbella durante una o dos semanas, realizan varios golpes y vuelven a Nápoles con el botín. Suelen moverse en moto con placas de matrícula falsas a cualquier hora del día. Cuando detectan su objetivo, uno baja del vehículo, pega el tirón y luego ambos escapan a toda prisa. Es lo que ocurrió en un robo reciente a las puertas del hotel Puente Romano, en plena Milla de Oro marbellí. La víctima, una mujer, fue sorprendida mientras bajaba de su coche. Su pareja salió corriendo tras los ladrones, pero no consiguió ni acercarse a ellos. El precio del reloj superaba los 90.000 euros.

El tercer grupo está formado por personas de origen magrebí que actúan principalmente en días festivos, como puentes y fines de semana, casi siempre de madrugada. Se centran en turistas, a los que asaltan a la salida de discotecas, fiestas o restaurantes. Sus dos formas de actuar más habituales son el llamado mataleón —asfixiando la víctima por detrás— o el robo conocido como Ronaldinho: un juego rápido con los pies que hace caer a la víctima; entonces los ladrones la agarran para que no llegue a tocar el suelo y, de nuevo con un gesto rápido, se llevan el reloj, que suelen vender en el mercado negro local.

Los oportunistas —que roban cualquier cosa que tengan al alcance— y las denuncias falsas completan el guion. “Hay gente que llega con seguro de viaje y dicen que les han robado. Su relato suele tener incongruencias y les pillamos. Vienen a comisaría como víctimas y se van detenidos”, subraya la inspectora García. La responsable de la unidad destaca también la existencia de personas, víctimas reales de robos, que prefieren no denunciar. “Bien porque les da igual el robo, bien porque prefieren no tener ningún contacto con la policía”, precisa. Mejor perder unos cuantos miles de euros que acabar en prisión.