Cautela y esperanza en Gibraltar ante el avance en las negociaciones: “No puedo seguir así porque no se vende nada”
“Es un paso adelante positivo, pero la incertidumbre para los trabajadores transfronterizos sigue ahí”, explican desde los sindicatos
Ocho años desde que se votó el Brexit y más de tres años desde que un pacto en Nochevieja dio un tiempo extra a Gibraltar para evitar in extremis las consecuencias de una salida abrupta. Demasiado tiempo de idas y venidas en rondas de negociación como para que los más de 300.000 vecinos del Peñón y su entorno español abracen con fe acrítica el anuncio de que el acuerdo político entre el Reino Unido y España está más cerca. Sindicatos, asociaciones de trabajadores, empresarios y vecinos de uno y otro lado de la Verja han acogido ese aparente consenso en “líneas políticas generales” venido de Bruselas con una mezcla de cautela y escepticismo.
“Un paso adelante hay que valorarlo de forma positiva, pero la incertidumbre para los trabajadores sigue manteniéndose”, ha explicado el secretario general de Comisiones Obreras en el Campo de Gibraltar, Manuel Triano, poco después de que el Reino Unido, España y la Comisión Europea hayan lanzado un comunicado conjunto adelantando que habían alcanzado fumata blanca sobre “el aeropuerto, bienes y movilidad”. Sin embargo, la falta de concreción y detalle sobre cómo van las negociaciones, el texto que se está acordando o cuándo se rubricará ha dejado a medio gas las altas expectativas con las que la comarca afrontaba este viernes.
Juan José Uceda, portavoz de la Asociación Sociocultural de Trabajadores Españoles en Gibraltar, lleva haciendo esfuerzos por no entusiasmarse por el encuentro desde que el Peñón avisó de la cita. Veía venir que, esta vez, tampoco iba a ser la definitiva. “No tenemos más remedio que decir que todas las reuniones nos alegran, pero vienen sucedidas por otras que son la continuación de lo mismo. No esperábamos grandes avances de la reunión de hoy [por este viernes], por lo menos se siguen abriendo nuevas posibilidades y el diálogo no está enquistado”, valora Uceda con cierto tono agridulce.
El acuerdo rubricado en la Nochevieja de 2020 libró a Gibraltar de verse afectado por las consecuencias de un Brexit duro, gracias a los memorandos en los que el Reino Unido y España acordaron mantener transitoriamente las relaciones del Peñón con su entorno mientras negociaban el tratado. En las 18 rondas de encuentros, iniciados en octubre de 2021, la discusión ha pasado por momentos álgidos y fríos, y ha encontrado importantes escollos, especialmente relacionados con la presencia de policías españoles o de Frontex en el aeropuerto y el puerto, donde pasarán a estar los controles fronterizos si el acuerdo llega a buen puerto.
En todo este tiempo, los vecinos a un lado y otro de la Verja han ido escudriñando lo poco que se ha ido sabiendo de los pormenores de la negociación con un interés cambiante, a veces entusiasmado, a veces decepcionado, al ver que la rúbrica final sigue sin llegar. Este viernes, Daniel Massias, gerente de la franquicia de Eroski en Gibraltar, optaba por el primero de los sentimientos: “Parece positivo, pero aún sin acuerdo y ningún detalle de cómo va a funcionar”. Otros empresarios y líderes políticos, como el alcalde de La Línea de la Frontera, Juan Franco, han preferido apostar por la prudencia y no hacer valoraciones, hasta conocer más detalles.
A Uceda no le extraña esa acogida, sobre todo cuando los 15.500 trabajadores transfronterizos —según cálculos del Gobierno de Gibraltar— “siguen soportando en la frontera días de colas largas y caprichosas”. “La gente se crispa cuando ve las esperas de nuevo. Estamos fastidiados con eso y con el vacío actual que está haciendo que algunas de las nuevas contrataciones sean más breves por la incertidumbre económica”, denuncia el portavoz de la asociación. No es un temor aislado, al otro lado, tanto el Gobierno de Gibraltar como los empresarios han alertado en diversas ocasiones de que, de no producirse el acuerdo, la incidencia negativa en la economía de la comarca sería difícilmente evitable.
Sammy Armstrong, directora de la inmobiliaria Savills, ha respirado este viernes con alivio, después “de seis meses muy difíciles”. Con una cartera de clientes en un 90% ingleses, Armstrong se ha visto impactada de lleno por las limitaciones de entrada a España que los ingleses ya sufren en la frontera del Peñón. “Ha sido horroroso, de decir que no puedo funcionar así porque no se vende nada. El vendedor no quiere vender su casa porque si se va a llegar un acuerdo lo puede vender más caro y el comprador piensa que no compra ahora por si acaso no hay tratado”, explica la gestora, que dice sentirse aliviada por la mayor cercanía de una posible rúbrica final.
“Hacemos un llamamiento a que, de una vez por todas terminen en un tratado lo que es un acuerdo político para darle una certidumbre a los trabajadores transfronterizos”, apunta Triano. El portavoz Uceda tiene claro que hasta que esa firma no llegue, los anuncios políticos constantes y reiterados que aseguran que el acuerdo final supondrá la creación de una zona de común de prosperidad, son solo promesas. “Se habla mucho de prosperidad compartida, pero la realidad es que eso localmente aquí no cala. Tenemos tasas de desempleo muy preocupantes”, zanja con escepticismo.
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