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Seis siglos de vítores de Salamanca, que ovacionan desde Unamuno a los actuales héroes de la calle

Un homenaje tradicional de la institución a los doctores se propaga por los barrios con motivos sociales como desahuciados, victimas de violencia de género, transexuales...

Salamanca
Uno de los vítores protesta que se pueden leer estos días por las calles de SalamancaDosJotas
Juan Navarro

Las letras rojas se propagan por las paredes centenarias de Salamanca. Los edificios históricos, muchos de ellos relacionados con la omnipresente Universidad, presentan caracteres carmesíes más o menos respetados por la lluvia y el sol de siglos. Escudriñar los muros permite encontrar nombres de antiguos salmantinos acompañados de un símbolo llamado vítor y compuesto por estas letras: V, I, T, O, R y una especie de “C” envolviéndolos. Esta tipografía lleva desde el siglo XV homenajeando primero a los ilustres charros y luego a los doctores por la Universidad o personalidades formadas allí, quienes pueden reclamar su vítor y pasar a la historia en esas tapias junto a Adolfo Suárez, santa Teresa de Jesús, o los emperadores del Japón. La grafía se ha extendido por los negocios y las calles y ha tomado tintes sociales con proyectos para ensalzar a las personas desahuciadas, las transexuales o las víctimas de violencia machista.

La plaza de las Escuelas Mayores acoge a decenas de turistas boquiabiertos por la exuberante fachada plateresca de la Universidad. Los viajeros escudriñan la rica ornamentación buscando a la famosa rana mientras un vendedor dispensa pequeños batracios croa que te croa. Detrás, a la espalda del hierático Fray Luis de León, se aprecian unos vítores desgastados. Esta simbología no cuenta con una especial protección y mientras la erosión la castiga los salmantinos siguen paseando ante ellos y los visitantes, salvo los bien informados, no les hacen mucho caso. El edificio centenario de la Universidad alberga buena parte de los vítores modernos, con recordatorios para el expresidente del Gobierno Adolfo Suárez, los juristas Francisco Tomás y Valiente y Enrique Tierno Galván, el expresidente panameño Aristides Royo, su homólogo colombiano Gustavo Petro o a los entonces Príncipes Felipe y Letizia. Santa Teresa de Jesús y san Juan de la Cruz custodian la capilla como doctores Honoris Causa a título póstumo.

Vista de uno de vítores a distintos personajes históricos de Salamanca
Vista de uno de vítores a distintos personajes históricos de SalamancaJuan Navarro García

A ambos santos se unirá pronto Miguel de Unamuno, rector y emblema de la Universidad de Salamanca, cuando se cumple un siglo de su destierro. “Primero la verdad que la paz”, reza en su honor un vítor frente a la Casa Unamuno, pero este 2024 la institución pretende pintarle un vítor honorífico, quizá en aquel paraninfo donde se enfrentó verbalmente al falangista Millán Astray. El catedrático de Historia Luis Rodríguez-Sampedro desgrana la tradición ornamental afianzada en Salamanca, “la Harvard del siglo XVI”. Antaño se otorgaba el vítor “como triunfos políticos o de poder, no por tesis doctorales”. En el siglo XVIII se suspendió este galardón “para impedir disputas” pero con el lingüista falangista Antonio Tovar al mando en 1953 se recuperó “la rememoración histórica de las glorias de Salamanca” y se permitió para los doctores. El historiador, poseedor de un vítor, afirma que estas pinturas existen en varias ciudades, pero la charra es donde más proliferan. Estos símbolos no se componían con sangre de toro, según cuenta la leyenda, pero el de Franco, ya retirado, sí se elaboró así. La C donde se envuelven no se corresponde con “Víctor”, añade: representa una media luna por Benedicto XIII, el papa Luna, gran defensor de la Universidad de Salamanca.

Los honores de prepararlos corresponden a unas pocas personas. El restaurador Miguel García ha pintado “unos 70″ y presume del correspondiente título póstumo a Santa Teresa de Jesús. “Cruzo los dedos por pintar el de Unamuno, es muy especial formar parte de la historia de mi universidad y de mi ciudad”, anhela, agradecido a Angélica González, directora de su tesis, por incentivarlo hacia estas pinturas. El charro exploró una idea actualmente chocante pero fundamentada: la comparativa entre esos categóricos vítores con el actual grafiti. “Una de las premisas del grafiti es que no sea autorizado y todo indica que en los vítores antiguos así era”, sostiene García. El punto de inflexión llegó cuando un amigo suyo colombiano, doctor en la USAL, encargó pintar el suyo y cuando fueron juntos a verlo “se le aguaban los ojos y me dijo ‘Si me muero, mi nombre quedará en las paredes de una de las universidades más antiguas del mundo”.

Las emblemáticas grafías se han ido replicando por la ciudad y lo mismo adornan un escaparate que loan la solidaridad de los barrios. El artista Dosjotas, autor de vítores callejeros reivindicativos, explica que se coordinó con la asociación de vecinos del barrio del Oeste. Así, las calles fueron incorporando lemas como estos: “A las víctimas de violencia de género y sus familias”, “A las familias que fueron desahuciadas y siguen luchando por su derecho a una vivienda digna”, “A las mujeres que siguen luchando por sus derechos e igualdad”, “A quien cuida a personas dependientes sin ayuda”, “A los abuelos y abuelas por ayudar a sacar adelante a sus hijos y nietos”, “A quien tuvo que salir de su país en busca de trabajo y futuro”, “A las familias que viven en el umbral de la pobreza” o “A las personas transexuales, que luchan para que se reconozcan quienes son”. “El proyecto partió de la estética y la idea de los vítores clásicos, pero con idea de homenajear a las personas normales que luchan de forma anónima para salir adelante”, sostiene Dosjotas, quien descubrió este concepto en Salamanca y recopiló las frases tras votarlas entre el vecindario. “Me convertí en una herramienta para los vecinos y vecinas, simplemente propuse la idea y la ejecuté, pero el contenido fue creado de forma colectiva”, agradece. Sean para nombres de pedigrí o héroes anónimos, la historia de Salamanca sigue hablando mediante letras rojas en las paredes.

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Uno de los vítores a distintos personajes históricos de Salamanca
Uno de los vítores a distintos personajes históricos de SalamancaJuan Navarro

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Juan Navarro
Colaborador de EL PAÍS en Castilla y León, Asturias y Cantabria desde 2019. Aprendió en esRadio, La Moncloa, en comunicación corporativa, buscándose la vida y pisando calle. Graduado en Periodismo en la Universidad de Valladolid, máster en Periodismo Multimedia de la Universidad Complutense de Madrid y Máster de Periodismo EL PAÍS.

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