Feijóo ensaya una inconexa estrategia ‘atrapalotodo’ para su investidura
El líder del PP plantea un gran pacto nacional al PSOE para restar poder al nacionalismo pero, al mismo tiempo, su máxima esperanza está puesta en convencer al PNV y no renuncia a jugar la carta de Junts
Todas las vías están abiertas para conseguir una investidura, aunque sean incompatibles o incoherentes entre sí. En esa estrategia está Alberto Núñez Feijóo desde que recibió el encargo del Rey el pasado 23 de agosto, porque, como insisten en la cúpula del PP, hay que explorar distintas fórmulas ya que está solo “a cuatro votos” de poder ser investido presidente. El apoyo con el que ya cuenta de Vox, de UPN y de Coalición Canaria le sitúa en 172 escaños, a cuatro de la mayoría absoluta, pero el tiempo pasa —la sesión de investidura será los días 26 y 27 de septiembre— sin que se visualice agua en la piscina en ninguna de las otras opciones. Este miércoles, Feijóo jugó una carta que aparecería en cualquier guion, la de pedir al otro gran partido, el PSOE, que le permita gobernar, pero en su argumentación dejó ver las costuras de esa estrategia atrapalotodo: mientras plantea un gran pacto nacional al PSOE, un acuerdo entre “partidos constitucionalistas” para aislar políticamente al independentismo y restar poder a los nacionalistas, su máxima esperanza de que prospere su investidura está puesta en atraerse al PNV, y tampoco renuncia a jugar la carta de Junts per Catalunya.
Tras la reunión que mantuvo ayer con Pedro Sánchez, en la que le ofreció un pacto para que le dejara gobernar a cambio de una legislatura corta, de solo dos años, y la firma de seis acuerdos de Estado, Feijóo explicó que la “obligación histórica” en estos momentos para cualquier político es “proteger al Estado” de las exigencias que está planteando el independentismo, que a su juicio “son inconstitucionales”, en referencia a la ley de amnistía y el referéndum de autodeterminación. En su relato, Feijóo consideró que las “fuerzas constitucionalistas”, entre las que incluye ahora al PSOE, a Sumar y a Vox y que “han conseguido el 94% de voto”, están obligadas a llegar a un acuerdo frente a los independentistas, que solo suman un 6%. “Es incomprensible que el 6% pueda condicionar la gobernabilidad del 94% y decidir las políticas de Estado”, se quejó.
Pese a ello, al mismo tiempo que formula ese discurso en contra de que los independentistas condicionen el Gobierno de España, el PP no quiere tirar la toalla con el PNV, que también defiende la independencia de Euskadi —aunque no ha promovido un desafío unilateral al Estado, al contrario de lo que ocurrió con el procés en Cataluña—, y pretende sentarse con los secesionistas de Junts per Catalunya.
Los populares han explicado su decisión de hablar con Junts, la más delicada. “Es un grupo parlamentario que, al igual que ERC, más allá de las acciones que cuatro personas, cinco, diez, las que fueran, llevaran a cabo, representan a un partido cuya tradición y legalidad no está en duda”, dijo hace días el vicesecretario Esteban González Pons. El propio Feijóo, en una entrevista en El Mundo, sostuvo que Junts “no es su rival político e ideológico” y avanzó que le ofrecerá, “dentro del respeto a la Constitución, escuchar cuáles son sus reivindicaciones y propuestas”. Los socialistas también enmarcan su diálogo con Junts en los límites de la Constitución, aunque Feijóo sí ha sido tajante en descartar la posibilidad de una ley de amnistía, que el PSOE siempre rechazó y ahora está estudiando.
Feijóo plantea, por tanto, al PSOE un gran acuerdo para que los independentistas no tengan la llave de la gobernabilidad de España, mientras no renuncia a explorar la vía de estos partidos. Esta incoherencia estratégica y discursiva le está provocando tensiones internas y externas, con su partido en Cataluña y con otros sectores de la derecha política y mediática. Este martes, el diario ABC publicó un editorial muy crítico sobre la apertura del PP a establecer un diálogo negociador con Junts, titulado “Un movimiento incomprensible”.
En la jugada para su investidura, Feijóo pretende además incluir en la misma ecuación al PNV y a Vox. Aunque la formación de Santiago Abascal le ha ofrecido sus votos gratis, el líder del PP necesitaría su apoyo después durante su legislatura para aprobar cualquier proyecto de ley. Así lo recordó el lehendakari Íñigo Urkullu el martes: Vox, dijo, condiciona “sí o sí” la política del PP y los principios de ese partido “chocan radicalmente” con los del PNV. El lehendakari mantuvo este miércoles por la tarde una conversación telefónica con Feijóo en la que le derivó a su partido para las cuestiones relacionadas con su investidura.
El ejercicio de la estrategia atrapalotodo de Feijóo también desafina por el lado de Vox. La extrema derecha guardó silencio este miércoles ante la oferta del líder del PP al del PSOE para suscribir seis pactos de Estado, pero la pregunta que quedó en el aire es si los ultras podrían mantener sus votos gratis a Feijóo en el caso de que este acordara algo con el PSOE. Lo mismo en el caso de que el PP llegara a pactar algo con el PNV, un partido al que Vox ha pedido ilegalizar.
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