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El juez da la semilibertad a Francisco Correa en contra del criterio de Interior

El magistrado concluye que el cabecilla de la trama Gürtel cumple los requisitos y destaca que tiene una oferta laboral “en un medio de comunicación”

Francisco Correa a su llegada a la Audiencia Nacional, el pasado 30 de enero de 2023, donde es juzgado por otra pieza del 'caso Gürtel'.
Francisco Correa a su llegada a la Audiencia Nacional, el pasado 30 de enero de 2023, donde es juzgado por otra pieza del 'caso Gürtel'.Alejandro Martínez Vélez (Europa Press)

El juez de Vigilancia Penitenciaria de la Audiencia Nacional, José Luis Castro, ha concedido el tercer grado o semilibertad al que fuera número uno de la trama Gürtel, el empresario Francisco Correa, según ha adelantado Efe y ha confirmado EL PAÍS. La resolución del magistrado, a la que ha tenido acceso este diario, enmienda la decisión de Instituciones Penitenciarias, dependiente del Ministerio del Interior, que, en primera instancia, había decidido mantener a Correa en prisión, lo que provocó el recurso del preso que ahora ha estimado el juez. Prisiones consideraba que el empresario aún no debía acceder a la semilibertad por la gravedad de los delitos cometidos ―ha sido condenado a 105 años y siete meses en siete juicios por corrupción―, la existencia de tres causas por las que aún tiene que ser juzgado, su “desestructuración familiar” y el pronóstico de reincidencia “medio alto” que le atribuyen los expertos penitenciarios. Sin embargo, para el juez Castro, Correa cumple “todos los requisitos” para acceder a la semilibertad, entre ellos “la existencia de oferta laboral comprobada en un medio de comunicación”.

El empresario es el tercero de los principales condenados por la trama de corrupción que accede a la semilibertad, después de que en los últimos seis meses la hayan alcanzado también el que fuera su lugarteniente, Pablo Crespo, exsecretario de Organización del PP Gallego; y el extesorero de los populares Luis Bárcenas. Como ocurrió en el caso de ambos, la decisión del juez, que puede ser recurrida, supondrá que Correa abandone la cárcel en la que está recluido, en su caso el Centro Penitenciario de Madrid III, en la localidad de Valdemoro, para pasar a cumplir el resto de la pena en un Centro de Inserción Social (CIS, donde las cumplen presos en régimen abierto). Previsiblemente, en el CIS Victoria Kent, situado en el centro de Madrid, el mismo en el que están, precisamente Bárcenas y Crespo. Una vez allí, los profesionales penitenciarios diseñarán un plan de ejecución de lo que le resta de la pena que incluirán salidas diarias para ir a trabajar. Ese plan detallará también si debe acudir al establecimiento penitenciario a dormir y cuántos días. Lo habitual es que solo tenga que pernoctar en el centro de lunes a jueves, señalan fuentes penitenciarias.

En su auto, el juez Castro desmonta los argumentos que Instituciones Penitenciaras esgrimió para oponerse a la semilibertad de Correa. Así, sobre la “gravedad delictiva” de los hechos por los que el empresario fue condenado, recalca que este factor “no puede mantenerse de forma constante, pues impediría valorar la evolución del penado”. En este sentido, destaca que, además, en el caso del cabecilla de la Gürtel esta evolución en la cárcel ha sido “muy positiva”.

Respecto a los procesos pendientes ―se le está juzgando en la pieza de Francisco Camps y aún debe serlo por una específica de blanqueo y la de las irregularidades de la trama en Arganda―, el juez recuerda que la Audiencia Nacional fijo en su día un máximo de 18 años de cumplimiento y que, previsiblemente, las condenas que pudiera recibir por estos casos no supondrían una aumento de esta cifra, de la que ya ha cumplido más de la mitad. Y recalca que ello aleja la posibilidad de “un posible quebrantamiento [de condena]” en caso de ser de nuevo condenado.

Sobre la supuesta “desestructuración familiar”, el magistrado señala que no puede ser tenida “como circunstancia desfavorable para obtener el tercer grado” al considerarlo un elemento subjetivo. Además, recuerda que Correa ha venido disfrutando en los últimos años de “permisos [de salida de prisión] sin incidencias negativas alguna con el apoyo de su pareja y de su hijo”. Y añade que los informes psicológicos que sobre él han elaborado en el centro penitenciario lo presentan como “una persona madura, equilibrada y estable”.

Finalmente, sobre el “pronóstico de reincidencia medio-alto” que le adjudica Instituciones Penitenciarias, el juez muestra su discrepancia y recuerda que Correa “ha asumido su responsabilidad penal y civil [contribuyó a repatriar los 24 millones de euros que tenía en cuentas en Suiza], ha colaborado con la administración de justicia y ha disfrutado de permisos de salida sin incidentes”. Y señala que a todo ello se añade “la antigüedad de los hechos delictivos y que difícilmente se darán en el futuro las circunstancias en las que se produjo la actividad delictiva por la que ha resultado condenado”.

Por todo ello, y a la vista de que los informes de la Junta de Tratamiento ―el órgano de las cárceles formado por profesionales penitenciarios que propone la clasificación de los internos― recogen tanto “factores positivos y negativos”, pero no se constatan “variables cualitativas desfavorables”, concluye que Correa “cumple todos los requisitos para ser clasificado en tercer grado” y, en concreto en la modalidad fijada por el artículo 83 del Reglamento Penitenciario, la más común, ante la existencia de una oferta de trabajo.

La decisión del juez culmina un rápido cambio en la situación penitenciaria de Correa, que en marzo de 2021 aún veía como Instituciones Penitenciarias le negaba los permisos de salida pese al haber cumplido tres años antes, en abril de 2018, el primer cuarto de la condena, el requisito temporal fijado por el Reglamento Penitenciario para pedir estas salidas. Entonces, el empresario escribió una carta al juez Castro ―que hasta ese momento había avalado las decisiones de Interior― en la que le recordaba que había comenzado a colaborar con la justicia y pedía perdón por sus delitos. “En un momento dado de mi vida tuve acceso a formas de ganar dinero ilícita y fácilmente, cuando debía abstenerme de tales prácticas”, señalaba. Y para despejar cualquier sombra de duda sobre su sinceridad, el empresario añadía que “no se trata de un arrepentimiento formal sino de una profunda reflexión”. Cuatro meses después, el magistrado le concedió el primer permiso, entonces con importantes restricciones, incluido el control telemático.

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