El sueño de ser futbolista profesional en Europa: ¿estafa o simple negocio?
La detención de varios responsables de escuelas de fútbol en Granada muestra el funcionamiento de un sistema que casi siempre termina para los aspirantes donde empezó: de vuelta en casa
El negocio de la academia de fútbol brasileña Base Academy consiste en ofrecer a jóvenes de ese país traerlos a la ciudad andaluza de Granada para que tengan “entrenamientos profesionales europeos, campeonatos, partidos amistosos”. Todo parece magnífico: “Vivirás la carrera de un deportista profesional que busca su hueco en el panorama futbolístico mundial”, promete la publicidad. Cuando llegan a Granada, sin embargo, el panorama futbolístico no es tan mundial. La Base Academy envía desde 2012 a jóvenes al FC Cubillas, un club radicado en el pueblo de Albolote (19.199 habitantes) y que juega en la división de honor andaluza —el sexto nivel de competición de la Liga—, con un ámbito limitado a las provincias más orientales de Andalucía. Desde hace tres años, otro lugar de llegada es el Base Gabias CF, un club y escuela de fútbol fundado en Las Gabias (22.312 habitantes), y, a juzgar por el nombre, una especie de delegación de la empresa brasileña en España. El Base Gabias CF juega en categoría primera andaluza: es decir, solo disputa partidos entre Granada y Almería.
El 11 de abril, la Policía Nacional informó de la desarticulación de una doble trama de supuestos estafadores que, repartidos entre Albolote y Las Gabias, habían estado cobrando miles de euros a 70 familias extranjeras —5.000 euros de entrada y entre 1.500 y 1.700 después cada mes— con la promesa de convertir a sus hijos en futbolistas de élite en España. Casi todos los chicos eran brasileños, y una treintena de ellos, menores. Víctimas de una presunta trama delictiva que sus responsables reivindican, sin embargo, como un negocio perfectamente legal.
Un exentrenador del FC Cubillas explica que él cobraba 200 euros al mes por su trabajo, y un miembro del equipo técnico del Base Gabias CF reconoce que los jugadores de su equipo senior, el de primera andaluza, no cobran. Ese es el panorama mundial y supuesto nido de deportistas profesionales que se encontraban los jóvenes que llegaban a Granada. Y, probablemente, según sospechan los investigadores, a otras academias similares en España.
El Cubillas ha venido recibiendo a jóvenes futbolistas desde hace una década. “Alrededor de 200, en los últimos cinco años”, explica Félix Fernández, abogado del club. La mayoría, procedentes de Brasil, pero también de Corea del Sur, EE UU y otros países. Nunca hubo denuncias hasta finales de 2022, remarca el letrado, que niega que exista estafa. La investigación fue asumida por la brigada de Extranjería, que después amplió las pesquisas al Base Gabias, con el resultado de 11 personas bajo la mirada policial y la del juzgado de instrucción 3 de Granada. El juez aún no ha hecho comparecer a nadie.
Estos clubs ofertados como profesionales en Brasil entrenan siempre en campos cedidos por los municipios. El jueves, a las ocho y media de la tarde, comenzaba el entrenamiento en el polideportivo municipal Antonio Izquierdo Rodríguez de Las Gabias. Al equipo de jugadores locales se unían los extranjeros de la academia, llegados unos minutos antes en una furgoneta del club. “Están un poco inquietos, pero siguen su vida normal”, explicaba uno de los organizadores del entrenamiento, que en enero declaró ante la policía acompañado de un abogado, pero nunca pensó que aquello fuera a ir a más. Hoy cree que está investigado, aunque no ha recibido ninguna notificación. “Aquí no les prometemos grandes carreras, solo que pasen tres meses con nosotros y se vuelvan a su país”, sostiene. Por lo demás, añade: “Ofrecemos alojamiento, entrenamiento y partidos”.
Ahí es donde empieza la maraña que tendrá que desbrozar la jueza: qué promete exactamente la empresa brasileña, qué ofrecen los clubes españoles, qué contrato firman las familias —EL PAÍS ha solicitado en vano el modelo— y, en definitiva, si todo esto es una estafa, un engaño, un producto ofrecido por las empresas por encima de sus posibilidades o, simplemente, el resultado inevitable de las expectativas infundadas de las familias. Juan López, inspector de policía que ha participado en la investigación, subraya que el paquete de la experiencia futbolística ofertada se completaba con la promesa de dar formación académica y regular la estancia de las familias, algo que nunca se producía. Y que ha podido constatarse la falsificación de documentos por parte de varias academias educativas —investigadas también—.
El policía dice que ninguno de los visados que los clubs pidieron para sus jugadores fue concedido, ya que la documentación era defectuosa o se había presentado fuera de plazo. Los chavales, así, se veían obligados en un determinado momento a regresar a su país, y comenzaba el proceso para reclutar a otros. Al exentrenador del Cubillas, consultado por este diario, le cuadra eso: él recuerda que alguna temporada llegó a entrenar hasta a 40 jugadores porque “muchos extranjeros desaparecían a los pocos meses” sin que supieran por qué, “y venían a completar la plantilla otros nuevos”.
El alojamiento y la comida ofrecidos a las familias foráneas constituye otro punto en discusión entre la policía y los clubes. 30 jugadores extranjeros del Cubillas, según la policía, se alojaron hasta diciembre “hacinados” en dos viviendas. El techo de una de las cocinas se derrumbó, lo que, sumado a las quejas de los vecinos por el ruido de los jóvenes, los obligó a cambiar de sitio. Desde entonces y hasta hace unos días —ahora ya no hay nadie—, los chicos se alojaron en un hotel. “ Cuatro, seis u ocho en una habitación”, según la policía. “Es un hotel de tres estrellas, no estará tan mal”, replica el abogado. El Base Gabias, por su parte, defiende su alojamiento: una vivienda en la localidad cercana de Armilla con todas las comodidades y capacidad, dice una fuente del club, “para 25 personas”.
En este momento ya no reside en Granada ninguno de los 70 chavales a los que la policía considera estafados. El inspector López explica que hay “17 o 18″ denuncias de padres de menores, e incluso de algún mayor de edad, contra los clubs.
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