28-M: Los alcaldes socialistas se pegan al terreno y a las siglas
La campaña municipal del PSOE recogerá la gestión más social del Gobierno, mientras que el PP persigue ganar las elecciones en el cómputo total de votos
La desmovilización, la duda, o el desánimo que las encuestas de intención de voto atribuyen al electorado de toda la izquierda, y singularmente al del PSOE, no se observa, sin embargo, en los militantes, cuadros del partido y candidatos socialistas. Todos ellos han empezado con ímpetu la precampaña para las elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo. Desde hace semanas las reuniones, las tormentas de ideas, los análisis y las estrategias para los comicios que se celebrarán en seis semanas son de inusitada intensidad en la sede federal del PSOE: mucho que perder, que conservar, pero también mucho que ganar.
Este fin de semana se ha celebrado la convención municipal en Valencia, estrictamente para candidatos a los ayuntamientos. En ese cónclave se ha transmitido la sensación, imposible de verificar hasta que se abran las urnas, de que la gestión de los alcaldes socialistas y la oferta de los que están en la oposición se saldará con un buen resultado. Las siglas del PSOE no son una rémora, y la huella del Gobierno central puede defenderse al hablar de pensiones, salario mínimo, ingresos mínimos, políticas sociales y anuncios sobre vivienda, una vez alcanzado el acuerdo con los socios del Gobierno para la ley de esta materia.
A pesar de este relevante pacto, la actividad frenética preelectoral convivirá necesariamente con encontronazos entre el ala socialista del Gobierno y la de Podemos, y la guerra abierta entre este último y la líder de Sumar, Yolanda Díaz, junto a las fuerzas que la apoyan. La vicepresidenta no escurrirá el bulto y estará en campaña, aunque la elección de las tribunas, donde no haya habido unidad, será utilizada en su contra por Podemos. Lo asumirá.
No parece discutible que las elecciones municipales y autonómicas tendrán vida propia y no serán una primera vuelta de las elecciones generales. No se consideraba así en el PP hasta hace unas semanas, pero a medida que se aproximan los comicios la realidad se ha impuesto. El líder del partido, Alberto Núñez Feijóo, ha tomado conciencia de que fiar toda la estrategia y los discursos a proclamar que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, arruina a España y nunca este país estuvo en una situación tan calamitosa, quizá no sea lo más acertado. Sin dejar de atacar a Sánchez, cuál es el estado de cada municipio, cuál es el grado de aprecio de los alcaldes es el factor decisivo el 28-M, como muy bien saben los candidatos del PP a las alcaldías. Este principio de realismo rige también para las campañas autonómicas.
La tensión va a ser máxima entre PSOE y PP, dada la necesidad del segundo de cantar victoria el 28 de mayo. Al menos, la de superar a los socialistas en porcentaje y número de votos en el conjunto de España, al margen de que consiga desbancar al PSOE de las alcaldías de grandes y medianas ciudades.
No se atreven en el PSOE a rechazar la probabilidad de que el PP le sobrepase en número de votos. Esa preocupación se une a la que pueden sentir cuando esa noche electoral miren a su izquierda. A pesar del enfrentamiento y rupturas estruendosas en la negociación de Podemos con Izquierda Unida en localidades de Madrid muy emblemáticas, como en Rivas Vaciamadrid, estas dos fuerzas políticas han llegado a más acuerdos que en las anteriores elecciones. El problema está en que en muchos de esos pactos no entra Más País, el partido que encabeza Íñigo Errejón, como es el caso de la Comunidad de Madrid. Tampoco Compromís en la Comunidad Valenciana. La candidata y líder de Más Madrid, Mónica García, primera fuerza política de la izquierda en esta comunidad, se enfrentará con Alejandra Jacinto, cabeza de lista de Podemos.
Por anticipado, Podemos reprocha a Yolanda Díaz que pueda hacer campaña en favor de candidatos que se enfrentarán con los de Podemos. Ese argumento no será tenido en cuenta, en absoluto, después del distanciamiento directo entre ellos, aunque es muy difícil, o imposible, escuchar de la vicepresidenta segunda un ataque directo a la dirección de Podemos. Se centra en reclamar su autonomía para actuar en libertad. La líder de Sumar dosifica el anuncio de sus intervenciones, pero es seguro que apoyará a candidatos que estuvieron con ella el pasado 2 de abril acompañándola en la presentación de su candidatura a la presidencia del Gobierno en el polideportivo Magariños de Madrid.
Más allá de las consideraciones sobre la simpatía política del presidente del Gobierno por su vicepresidenta segunda, el PSOE mira por sus intereses, que son muchos, en estas elecciones del 28 de mayo. En la convención de este fin de semana en Valencia se ha reflejado la esencia municipalista de los socialistas desde el comienzo de la democracia, compartido con el PSC en Cataluña. Su discurso será local, con la entidad que tienen los casi 6,6 millones de votos que obtuvo en 2019, frente a los 5,06 millones del PP.
La autonomía y descentralización de las campañas autonómicas del PSOE, sin ninguna duda en las que gobiernan, será algo menor en las municipales, pero siempre en coordinación entre los alcaldes y el aparato de organización de Ferraz, dirigido por Santos Cerdán. La defensa de la gestión municipal será la protagonista, pero habrá un hilo conductor que pasa por las políticas sociales del Gobierno. Todo suma, pero el protagonismo será de los alcaldes, junto a las siglas, PSOE, y un lema compartido.
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