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El bibliotecario represaliado en Rusia por no destruir libros LGTBI ya tiene casa en Galicia

La ONG Accem le adjudica de urgencia una plaza en un piso de refugiados de Vigo por la “excepcionalidad” del caso

bibliotecario ruso
El refugiado ruso Vladimir Kosarevsky, el pasado miércoles en A Coruña.óscar corral
Sonia Vizoso

El bibliotecario Vladimir Kosarevsky, que huyó de Rusia tras desobedecer la orden gubernamental de destruir libros de autores o temática LGTBI, ya tiene plaza en un piso de refugiados en Galicia. A esta comunidad llegó el 17 de enero para solicitar protección internacional. El pasado viernes denunció en este periódico que se sentía desamparado. Contaba que la residencia para personas sin techo de A Coruña en la que lo habían acogido, la Padre Rubinos, le había advertido de que solo podría quedarse 15 días, la estancia de emergencia estipulada por el protocolo, y que esa fecha expiraba el martes. La ONG Accem ha comunicado a este periódico que este lunes le ha adjudicado de urgencia a Kosarevsky una plaza en una vivienda de Vigo, financiada en colaboración del Ministerio del Interior. Podrá instalarse allí el próximo lunes; mientras tanto, añade la entidad, podrá quedarse en el centro coruñés donde está ahora.

Un portavoz de Accem ha explicado que Kosarevsky, de 39 años, “no cumple los requisitos de ser una persona de extrema vulnerabilidad”, aquellas a las que se están otorgando las plazas en los pisos para refugiados en España, unos recursos a los que no dejan de llegar familias enteras procedentes de Ucrania con menores a cargo. Sin embargo, la ONG ha tratado la situación desesperada de Kosarevsky “con excepcionalidad”, porque “no es un caso que solamos recibir”, señala Accem sobre la historia de este bibliotecario ruso que escapó de su país tras ser amenazado por sus superiores con multas, prisión y el alistamiento forzoso. Director de la Biblioteca Anna Akhmatova de Moscú, una de las más importantes de la capital rusa, se negó a destruir los libros de autores gays o lesbianas o con personajes no heterosexuales incluidos en una lista negra que le facilitaron sus jefes apelando a la ley recién aprobada por el Gobierno de Vladimir Putin que prohíbe toda obra cultural que mencione la homosexualidad.

La asociación admite que la llegada a España de represaliados rusos por el endurecimiento de las políticas homófobas del Gobierno de Putin está aumentando desde hace meses. Se trata, expone el portavoz de Accem, de activistas LGTBI o ciudadanos que hacen pública su postura contra la guerra y que, como Kosarevsky, huyen urgentemente de Rusia por “miedo” a acabar en la cárcel o ser alistados forzosamente en el frente de Ucrania. “El flujo no es tan masivo” como el de los refugiados ucranios, pero está creciendo, incide Accem.

El caso de Kosarevsky desvelado por EL PAÍS ha movilizado desde el viernes a muchos particulares que le han ofrecido un techo por distintas vías, admite Sandra López, presidenta de Les Coruña, la organización por la visibilidad lésbica que está ayudando al bibliotecario ruso después de que este le enviase una petición de auxilio por correo electrónico. La asociación, señala López, ha mantenido contactos este lunes con la Subdelegación del Gobierno y con el Ayuntamiento coruñés. Estas instituciones le han trasladado que “están trabajando para darle una solución” de alojamiento a Kosarevsky a través de Accem.

La concejala de Benestar Social de A Coruña, la socialista Yoya Neira, asegura que conoció los detalles del caso de Kosarevsky por la información publicada por este periódico. “No va a quedar en situación de desamparo. Desde ayer [por el domingo] estamos en contacto con [la residencia] Padre Rubinos y Accem para solventar la situación”, añade Neira.

El caso fue elevado el 10 de febrero por Les Coruña ante el pleno del Observatorio Galego contra a Discriminación por Orientación Sexual e Identidade de Xénero, del que forman parte la Xunta, las universidades, los ayuntamientos, los sindicatos y varias ONG. En aquel encuentro, una representante de la Consellería de Emprego e Igualdade, departamento del que depende el observatorio contra la homofobia, tachó de “dramática” la situación del bibliotecario ruso, pero Kosarevsky no recibió después ninguna llamada de esta administración ofreciéndole ayuda. Un portavoz de esta consejería ha explicado este lunes que la Xunta no tiene competencias en la atención a refugiados y que “no se pueden hacer distinciones entre estas personas por temáticas”.

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Ya con un piso en el que alojarse, a Kosarevsky aún le queda un largo camino para regularizar su vida fuera de Rusia. El pasado 7 de febrero la Oficina de Extranjería de Ferrol le dio cita para abordar su petición de asilo para el 15 de mayo de 2025. “Nos han dicho que intentarán agilizarla, pero que hay muchas personas en situación de vulnerabilidad incluso más grave que la de Vladimir”, señala López.

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Sobre la firma

Sonia Vizoso
Redactora de EL PAÍS en Galicia. Es licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago. Lleva 25 años ejerciendo el oficio en la prensa escrita y ha formado parte de las redacciones de los periódicos Faro de Vigo, La Voz de Galicia y La Opinión de A Coruña, entre otros. En 2006 se incorporó a El País Galicia.

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