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Javier Guerrero, de la política ceutí a la cárcel por abusar de menores migrantes

El médico, el exconsejero de Sanidad detenido por supuestos tocamientos a niños, habla de una conspiración del PP, PSOE y la Guardia Civil

Jesús A. Cañas
El exconsejero de Sanidad de Ceuta, Javier Guerrero (sentado), en enero de 2021

Una inquietante publicación se coló en un foro de compra-venta de segunda mano de Ceuta en septiembre de 2021. En una de las fotos que la acompaña, apenas se adivina a un hombre a contraluz tocando el tobillo de un joven. En el texto, un usuario dice hablar por boca de una madre de Castillejos (Marruecos) que denuncia que su hijo tutelado en la ciudad recibe tocamientos de “manera fea” de Javier Guerrero, reputado médico y consejero de Sanidad hasta enero de ese mismo año. Pocos en la ciudad creyeron aquella acusación, por su inconsistencia —acabó borrada— y, sobre todo, la buena fama que aún asistía al jefe del servicio digestivo del Hospital Universitario.

Un año y cuatro meses después de aquello, ya en la ciudad autónoma —de 84.800 habitantes— solo unos pocos siguen cerrando filas en torno a Guerrero, que el 13 de enero acabó en prisión provisional sin fianza por supuestos abusos sexuales a menores inmigrantes tutelados en los centros de menores de Ceuta. “Es un hombre que conoce todo el mundo aquí, de lo más afable, pero el lado más oscuro de cada uno solo lo conoce uno”, explica un ceutí cercano a la investigación, realizada por la Guardia Civil y la Fiscalía de Menores.

El Juzgado de Instrucción 3 de Ceuta lo envió a prisión después de que la Guardia Civil le detuviese dos días antes en su domicilio. El propio Guerrero informó de ello en un tuit supuestamente escrito por él en el que decía estar siendo apresado delante de su mujer y sus hijas, a la vez que dispara hacia una supuesta conspiración política para destruirle. Sin embargo, en los más de seis meses de pesquisas, la Guardia Civil no ha hallado ni un intento del PP o del PSOE para dañar el prestigio de Guerrero. Pero sí han encontrado indicios de posibles “agresiones sexuales” a menores tutelados. Estas se produjeron en forma de tocamientos, sin que mediase la violencia, la intimidación o penetraciones, apunta otra fuente judicial. La ciudad autónoma se presentará como acusación particular para defender el interés de los menores.

Guerrero entró en contacto con menores tutelados de recursos como el centro de La Esperanza, después de la llegada masiva de migrantes desde Marruecos en mayo de 2021. Para entonces, él ya había tenido que dimitir como consejero de Sanidad, en enero de ese año, por recibir la vacuna de la covid-19 incumpliendo el protocolo del Ministerio de Sanidad. Pero su prestigio como profesional cercano y entregado a sus pacientes seguía casi inmaculado, así que se ofreció para atender a los jóvenes recién llegados en unos momentos en los que los servicios de atención estaban desbordados. Pero, con el paso de los meses, los profesionales de los centros de menores comenzaron a sospechar.

Portal del domicilio del exconsejero de Sanidad de Ceuta, Javier Guerrero, donde fue detenido el pasado 11 de enero
Portal del domicilio del exconsejero de Sanidad de Ceuta, Javier Guerrero, donde fue detenido el pasado 11 de eneroAntonio Sempere (Europa Press)

“Se le indica [a Guerrero] en diferentes ocasiones que debe cumplir el protocolo de visitas a menores y al ver que no lo cumplía, se decide que esta colaboración no era ya necesaria”, explicó Alberto Gaitán, actual consejero de Sanidad y portavoz del Gobierno de Ceuta, en una comparecencia tras la detención del médico. De hecho, la ciudad llega incluso a prohibir la entrada de Guerrero en los centros de menores en enero del pasado año, pero los funcionarios se percataron que este siguió teniendo contacto con ellos fuera de los centros, por lo que acabaron por informar a la Fiscalía de lo que estaba ocurriendo el pasado marzo. Poco después, el gerente de Atención Sanitaria de la Dirección Territorial de Ingesa —la entidad dependiente del Ministerio de Sanidad que gestiona la prestación sanitaria en Ceuta— también prohibió al especialista seguir viendo a los menores sin autorización y hacerles regalos.

El comportamiento de Guerrero comenzó a crear un reguero de titulares en El Faro de Ceuta —el medio que ha narrado desde el inicio los problemas con el galeno—. El periódico habla de móviles regalados a los jóvenes, de trato con extutelados que se marchaban a la península, e incluso de cómo el investigado incluso estuvo pagando una pensión a un joven durante meses. Las sospechas coincidieron en el tiempo con las aspiraciones políticas del médico, que en mayo de 2022, decidió crear un nuevo partido político, Ceuta Avanza, con otros 24 exmilitantes del PP. Con ella, pretendía regresar a la Asamblea a la que llegó en 2015 y de la que marchó por la puerta de atrás por su lío con la vacuna.

Ceuta Avanza ahora prefiere guardar silencio “por petición de Javier y su familia”. Su abogado tampoco contesta a las preguntas de EL PAÍS. El sigilo contrasta con el ruido que puebla las redes sociales del propio Guerrero y del perfil de apoyo que tiene en Facebook —con más de 800 seguidores— en el que hablan de tramas y conspiraciones del PSOE, el PP y hasta la Guardia Civil para incriminarle. Es el mismo argumentario que él mismo usó para defenderse de las primeras acusaciones, antes de acabar detenido. “Fueron pasos locos, sorprendía que no diese una explicación normal. Desde el principio, era víctima de todos los poderes fácticos que estaban para aniquilarle”, explica un periodista local que pide anonimato.

Más de una semana después de acabar en prisión provisional, el clima social es muy distinto al de ese primer impacto de su apresamiento. Fuentes judiciales explican que la investigación continúa, aunque bajo un secreto que por ahora ha impedido conocer cuántas son las presuntas víctimas del médico. Mientras, Ceuta ya ha asumido mayoritariamente que su afamado doctor Guerrero tendrá que rendir cuentas ante la Justicia sobre cómo era la naturaleza de su relación con esos chicos tutelados. “Por aquí ya se ha ido cayendo la venda poco a poco”, apunta el mismo periodista.

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Sobre la firma

Jesús A. Cañas
Es corresponsal de EL PAÍS en Cádiz desde 2016. Antes trabajó para periódicos del grupo Vocento. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Sevilla y es Máster de Arquitectura y Patrimonio Histórico por la US y el IAPH. En 2019, recibió el premio Cádiz de Periodismo por uno de sus trabajos sobre el narcotráfico en el Estrecho de Gibraltar.

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