El PP de Feijóo y UPN se declaran la guerra en Navarra
Las dos formaciones se acusan de deslealtad tras el intento de los populares de fichar a dos tránsfugas navarros y la ruptura de su coalición de derechas en ese territorio
Navarra Suma es ya una entelequia. El proyecto de fusión electoral en las últimas elecciones autonómicas de Unión del Pueblo Navarro, PP y Ciudadanos se acabó sin conseguir su propósito de gobernar en esa comunidad y para la próxima cita, en mayo, la formación local y mayoritaria del centroderecha en ese territorio competirá en solitario y muy enfrentada con sus exsocios. En las encuestas, Cs desaparece y el PP, casi. UPN, además, se ha tomado “como una declaración de guerra” los intentos del PP de Alberto Núñez Feijóo de fichar a sus dos diputados tránsfugas en el Congreso, a los que acusan de estar “apalabrados” desde su ruptura en la disciplina de voto cuando se aliaron con los populares para intentar tumbar sin éxito la última modificación de la reforma laboral. El PP también califica de “desleal” el anuncio unilateral, desde UPN, del final de Navarra Suma.
El presidente de UPN, Javier Esparza, compareció el pasado 12 de diciembre tras la reunión del Consejo Político de esa formación para anunciar el final de Navarra Suma, que a las elecciones de mayo irá en solitario y para explicar que ahora las marcas del PP y Cs no aportan nada relevante en esa comunidad. Esparza argumentó así que, con las encuestas en la mano, UPN tendrá más apoyos concurriendo solo y podrá obtener “más apoyo social, más alternativas y opciones para gobernar Navarra y que EH Bildu no decida nada”. El PP no conocía de antemano esa decisión, pese a que en teoría llevaban meses negociando con UPN la continuidad de la coalición, y Esparza se la ratificó en una conversación telefónica posterior al nuevo líder popular, Alberto Núñez Feijóo, sin darle muchas más opciones.
Esta crisis evidencia el primer problema serio del proyecto de Feijóo de aglutinar a los partidos del centroderecha por todo el territorio, deja al PP en una situación de precariedad ante las elecciones en Navarra, abre más incógnitas sobre teóricos apoyos externos en futuras investiduras y devuelve al primer plano las hipotecas de los populares con los dos diputados tránsfugas con los que se aliaron en el Congreso el pasado febrero para intentar derrotar la reforma laboral de la vicepresidenta Yolanda Díaz. El PP aún no ha fichado formalmente a los parlamentarios ahora suspendidos de UPN y ubicados en el Grupo Mixto, Carlos García Adanero y Sergio Sayas, pero su vicesecretario de Organización, Miguel Tellado, sí se ha apresurado a “abrirles las puertas” tras conocer la intención de Esparza de acabar con Navarra Suma.
Esa manifestación de intenciones de Tellado sobre la integración en el PP de Sayas y Adanero, que, por otra parte, son de la línea ideológica más conservadora de UPN, sentó fatal a Esparza y su equipo, según fuentes de esa formación. Se la tomó como “una declaración de guerra” y “una deslealtad”. En UPN sostienen que sus cargos medios tampoco entienden esa posición pensando incluso en los futuros intereses para Feijóo como presidente de España. “Una hipotética investidura de Feijóo no será gratis y este tipo de acciones pone palos en las ruedas”, indican en la cúpula del partido navarro. En el entorno de Feijóo diferencian el malestar enorme de Esparza de la postura de otros dirigentes de UPN y le achacan al presidente navarro toda la responsabilidad “unilateral” de dar por acabada Navarra Suma.
Esparza y su equipo han estudiado las últimas encuestas, ha hecho números y han constatado que el PP no aporta en Navarra en unas autonómicas, sino que resta, y alerta a los populares de que para las generales podrían quedarse sin representación en el Congreso por esa comunidad. De los cinco parlamentarios en disputa en la comunidad, Navarra Suma tenía hasta ahora dos y uno PSOE, Bildu y Podemos. No está claro que el PP pueda sacar siquiera uno en solitario. En las últimas autonómicas en las que se presentó el PP, en 2015, obtuvo solo dos escaños de 50. El PP de Feijóo acaba de improvisar ahora a su nuevo candidato, Javier García, que según fuentes del partido tampoco tiene muy asumido ceder posiciones en sus listas a los dos extránsfugas de UPN. En los sondeos internos de UPN se cifra en un 32% los votantes socialistas que rechazan en Navarra cualquier acuerdo de gobierno con Bildu, pero que de ninguna manera les apoyarían si acuden en coalición con el PP. Ese dato resultó demoledor.
“Traición”
En UPN, además, han escuchado estos días declaraciones de dirigentes del PP sobre cómo se fraguó el acuerdo en febrero de 2022, antes de la votación en el Congreso para derrocar la reforma laboral, entre el equipo de Casado para asegurar el futuro de los tránsfugas Sayas y Adanero y corroboran ahora con su nuevo intento de fichaje que el entorno de Feijóo quiere consumar esa “traición”. Esos dos diputados están sancionados con una suspensión de militancia en UPN de dos años y medio, pero siguen en el Congreso porque no renunciaron a su escaño. Fuentes de la anterior dirección del PP admiten que tuvieron con ellos muchos contactos, que su relación era “excelente”, que se les quería incorporar a sus siglas, pero que “no se firmó ningún documento”.
Casado, aquella tarde y según diversas fuentes del PP consultadas, participó en una reunión en el Congreso con parte de su equipo de máxima confianza y la portavoz, Cuca Gamarra, en la que se transmitió que la votación se podía ganar “porque se había preparado y trabajado previamente” con los dos diputados de UPN, que esa derrota de Yolanda Díaz podría suponer su dimisión y una crisis de gobierno y una ayuda para la votación tres días más tarde del candidato popular en Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco. Casado llegó a conminar a Gamarra para que se llamara a todos los diputados y ninguno fallase en la votación. Un error del diputado Alberto Casero propició el respaldo a la reforma laboral de Díaz y el fracaso de esa estrategia.
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