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Irene Montero: “Para que Carla Toscano pasara ese límite, antes había muchas otras personas que lo estaban rozando”

La ministra ha admitido que pudo haber gestionado de otra manera la crisis por la ‘ley del solo sí es sí’, pero ha subrayado que eso no justifica la “violencia política” ejercida contra ella por Vox

La ministra de Igualdad, Irene Montero, este miércoles en el Congreso. Foto: FERNANDO SÁNCHEZ - EUROPA PRESS (EUROPA PRESS) | Vídeo: EPV
Isabel Valdés

Según Carla Toscano, de Vox, “el único mérito” de la ministra de Igualdad, Irene Montero, “es haber estudiado en profundidad a Pablo Iglesias”. La diputada de extrema derecha llamó a Montero “libertadora de violadores”. Y el Congreso, donde Toscano pronunció eso que a muchos les ha parecido que sobrepasa “líneas intolerables”, estalló en una guerra de gritos entre la izquierda y la extrema derecha mientras el PP se quedaba al margen. Fue el punto álgido de más de una semana de ataques e insultos a Montero tras la primera consecuencia palpable de la recién estrenada ley del solo sí es sí: las rebajas y excarcelaciones a algunos condenados por violencia sexual tras la revisión de las condenas que conlleva la reforma del Código Penal por esa norma.

Montero ha asegurado la mañana de este jueves en la Cadena SER que ayer “se pasaron algunos límites”. Está “preocupada por el nivel de violencia política que está alcanzando” España y “muy agradecida e incluso un poco abrumada por el nivel de apoyo, por la respuesta contundente que la mayoría feminista y democrática dio en el Congreso”. También convencida de que lo que la extrema derecha quiere es “frenar la lucha feminista”. “No solo que a las que estamos ahora en primera línea no nos merezca la pena, sino que ninguna más se atreva, que a ninguna más le merezca la pena la lucha por los derechos feministas y por ampliar la democracia”, ha añadido.

Según un estudio de la Unión Interparlamentaria, de 2016, el 65,5% de las parlamentarias encuestadas dijeron haber sido objetivo de comentarios sexistas humillantes, varias veces o de forma frecuente durante su mandato. Algo que, según el informe, basado en entrevistas a 55 mujeres parlamentarias de 39 países, “desalienta a las mujeres que hacen o desearían hacer política, se dificulta considerablemente el acceso de estas a los puestos de liderazgo y se socava su determinación de cumplir el mandato para el que han sido elegidas”.

Sin embargo, ha insistido Montero, “para que Carla Toscano (Vox) pasara ese límite, antes había muchas otras personas que lo estaban rozando”. “Entonces, es fácil que alguien se crea que puede saltárselo”. Su departamento ha pasado más de una semana recibiendo ataques continuos: “Incluso desde sectores progresistas, se estaba diciendo que éramos unas inútiles, que las feministas no sabemos hacer leyes, que nos manda un macho alfa y no tenemos criterio propio para decidir”, ha denunciado.

La pregunta que cree que hay que hacerse es “cómo hemos podido llegar hasta ahí”. La crítica política es algo a lo que, según ella, cualquiera sabe que está expuesto. “Pero lo que se está desarrollando también por parte de los poderes mediáticos en este país es otra cosa muy diferente: son campañas de destrucción personal para que a las feministas y las demócratas no nos merezca la pena hacer política”. Montero no es la primera a la que le ha sucedido esto, y lo ha recordado.

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Uno de los ejemplos más claros fue Bibiana Aído, que con 31 años se convirtió en la ministra más joven de España y en la primera en ocupar la cartera de Igualdad, en 2008, en el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. En 2010 otra mujer joven, Leire Pajín, asumió el Ministerio de Sanidad. De los “morritos” de Pajín habló el alcalde de Valladolid, Javier León de la Riva (PP). Y a la diputada socialista Laura Berja fue otro parlamentario de Vox, José María Sánchez, quien la llamó “bruja” el pasado año.

Esa reacción contra aquellas diputadas, como ahora contra ella, cree Montero que responde “a una campaña de destrucción personal para deslegitimar la lucha feminista”, pero que va “más allá” del momento puntual de ayer.

La pasada semana, la primera reacción de la ministra ante el goteo de rebajas de penas a agresores sexuales fue responsabilizar a los jueces de una mala aplicación de la ley del solo sí es sí. “No me cabe duda”, ha dicho, cuando se le ha preguntado si podría haber gestionado la crisis de otra manera, aunque ha remarcado que “hay distancia” entre lo que dijo y lo que se vio en los medios. La primera vez que le preguntaron, recuerda que su respuesta fue que había “un problema de aplicación de la ley” por algunos jueces.

“A partir de ahí se pueden desarrollar más argumentos”, ha afirmado. Pero, “teniendo todos que hacer autocrítica, hay que señalar claramente a quienes están ejerciendo violencia política y a quienes la están recibiendo. No se puede ser equidistante. Eso no quiere decir que quien recibe violencia política tenga que ser perfecta o no pueda cometer errores, pero eso no puede llevar a la equidistancia con un problema que es social y es político”.

El ataque machista a la ministra ha concitado el rechazo general del arco político, especialmente del bloque de la izquierda, ha cohesionado a Podemos y ha merecido el apoyo a Montero de gobiernos extranjeros ante los insultos de Vox. Pablo Iglesias, fundador de Podemos, pareja de Montero y directamente aludido por la parlamentaria voxer Carla Toscano, ha insistido desde su cuenta de Twitter (2,7 millones de seguidores) de que “no es un hecho aislado”, sino fruto de una campaña de “desinformación”, y ha dado un toque de atención ante la supuesta tibieza de miembros del Gobierno en la defensa de Montero: “Los que callaron o se pusieron de perfil y los que acusaron a Podemos de victimismo, hoy deberían reflexionar. El exvicepresidente ha calificado los insultos de “salvajada” y “campaña de odio”, y ha asegurado que son corresponsables “medios y periodistas progresistas”. Todos los partidos, salvo Vox, han aprovechado este jueves su turno de palabra para defender a la ministra o despreciar los insultos machistas oídos en la Cámara.

Por su lado, Vox se mantiene en sus trece y ha elegido a varios émulos de Toscano para la sesión de hoy. “Somos superiores cualitativamente. Al zurderío se le combate de cara. Esto no es para tibios”, ha presumido este jueves desde la tribuna de la Cámara el parlamentario de Vox Onofre Miralles.

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Sobre la firma

Isabel Valdés
Corresponsal de género de EL PAÍS, antes pasó por Sanidad en Madrid, donde cubrió la pandemia. Está especializada en feminismo y violencia sexual y escribió 'Violadas o muertas', sobre el caso de La Manada y el movimiento feminista. Es licenciada en Periodismo por la Complutense y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS. Su segundo apellido es Aragonés.

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