Feijóo abre el curso político alentando el temor por la economía: “Los españoles estamos asustados. Todo es susceptible de empeorar”
Los barones y el expresidente Rajoy arropan al líder del PP en Galicia en el pistoletazo de salida de su larga carrera hacia La Moncloa
Volver al lugar “donde empezó todo” para emprender el camino más difícil. Alberto Núñez Feijóo ha regresado este sábado a su tierra natal, Galicia, donde él dio sus primeros pasos en política, para dar el pistoletazo de salida a su carrera para intentar alcanzar La Moncloa; una carrera que, si no hay adelanto electoral, durará un año. Bajo las sombras de un robledal centenario en la Carballeira de San Xusto, en el municipio pontevedrés de Cotobade, elegido ya hace años por Mariano Rajoy para abrir el curso político, Feijóo ha comparecido rodeado de todos los barones populares y del propio expresidente. Se trataba de exhibir músculo de partido y apoyarse en el poder institucional del PP para iniciar un largo viaje de 16 meses hasta las elecciones generales de 2023, con el objetivo de arrebatar a Pedro Sánchez la presidencia del Gobierno. Lo más importante del acto de este sábado era proyectar esa imagen de unidad, pero Feijóo también ha trazado en su discurso las líneas maestras de su estrategia para vencer al PSOE. Y de sus palabras, infundiendo temor por la situación económica, ha quedado claro que quiere que el presidente socialista pierda el Gobierno por la economía. “Todos los españoles estamos preocupados. Muchos, asustados. A corto plazo todo esto todavía es susceptible de empeorar”, ha alertado Feijóo después de avisar de que, aunque le llamen agorero, no va a “edulcorar la realidad”.
El contexto es favorable a Feijóo, pero los veteranos del partido advierten de que queda mucho tiempo y puede hacerse muy largo. En política, 16 meses dan para escribir varias tragedias, y a la vez conceden poco margen para Feijóo, obligado a volcarse en una estrategia relámpago de poco más de un año desde su salto a la política nacional. El líder de la oposición parte con una ligera ventaja en las encuestas, propulsado por la salida de Pablo Casado y la victoria del PP en las elecciones andaluzas del pasado junio, un duro golpe anímico para los socialistas. La incertidumbre económica por las consecuencias de la guerra en Ucrania y las crisis de precios y energética son el combustible con el que el PP propulsa su nave. “Estamos en un momento de extraordinaria dificultad”, ha alertado Feijóo bajo el robledal.
Pero, como en el viaje de Teseo a Creta, el líder del PP tendrá que enfrentarse a todo tipo de obstáculos y adversarios hasta encontrarse con el minotauro en el laberinto. Entre sus desventajas está que él no es diputado en el Congreso, por lo que está obligado a buscar el cuerpo a cuerpo con el presidente en el Senado, y allí las comparecencias del jefe del Ejecutivo en sesión de control no están regladas. Consciente de ello, Feijóo ha retado este sábado a Sánchez a debatir con él en la Cámara alta en el comienzo del curso. “Yo le pido al presidente que comparezca en el Senado para que podamos comenzar el curso con un debate sereno. Se lo pido formalmente”, ha instado en Cotobade.
En el PP ha sorprendido la potencia con la que el PSOE ha empezado el curso y su lluvia de misiles contra Feijóo. “El Gobierno se equivoca, así le victimizan”, defiende un dirigente de la cúpula. Los populares esperaban todavía algo de tregua hasta las Navidades, pero han decidido utilizar los ataques del Ejecutivo contra Feijóo para presentarle como una víctima. “Hay que reconocer que lo están dando todo, se están entregando para atacarme a mí. De Putin hemos pasado a Feijóo, que es el culpable de todos los males de España. Un ministro me ha homologado a Putin, ¡es el colmo! El Gobierno actúa de oposición y nosotros actuamos de Gobierno”, se ha quejado el líder del PP. Fuentes populares han aclarado más tarde que con esa alusión se refería a las palabras de la ministra de Justicia, Pilar Llop, que dijo que no apoyar las medidas de ahorro energético del Gobierno era “hacerle el juego a Putin”.
Feijóo ha acusado a su vez a Sánchez de “ejercer un liderazgo con estilo autoritario” y de estar “más cómodo con Bildu” que con el líder de la oposición, y ha atacado al Ejecutivo por ser “una amalgama de partidos sin futuro”. Desde su nave también se disparan misiles.
En primera fila le escuchaban los cinco presidentes autonómicos del PP: Juan Manuel Moreno Bonilla (Andalucía), Isabel Díaz Ayuso (Madrid), Alfonso Fernández Mañueco (Castilla y León), Alfonso Rueda (Galicia) y Fernando López Miras (Murcia). No faltaba ninguno. El PP de los barones que descabalgó a Pablo Casado se ha unido ahora con el objetivo de recuperar el Gobierno, cuatro años después de la moción de censura que desalojó a la derecha de forma abrupta del poder. Solo la presidenta de la Comunidad de Madrid hace algunos movimientos que la retratan como verso suelto del grupo, aunque sin las tensiones con Feijóo que la enfrentaron con Casado. La baronesa madrileña ejerce de representante del alma más liberal y de la estrategia de confrontación total con la izquierda. Su reverso lo representa el “califa andaluz”, como bautizó Feijóo al presidente de Andalucía, ganador de las elecciones andaluzas de junio con mayoría absoluta y una estrategia de moderación. Uno y otro se han bañado en selfis con los militantes del PP en Cotobade.
Feijóo ha reivindicado también a Rajoy, con quien ha charlado mucho este verano durante sus vacaciones en Galicia. El líder del PP se ha emocionado ―una vez más― al recordar que ha tenido que dejar atrás su tierra, “uno de los mejores lugares para vivir del mundo”, para instalarse en Madrid. Ha sido el expresidente quien le ha dado la razón fundamental que justifica su marcha de Galicia, según ha contado el propio Feijóo:
―Alberto, me dijo. No te olvides de que lo más importante es ser presidente del Gobierno de España. Y nada más.
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