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La falta de lluvia y el calor sofocante fuerzan restricciones de agua en localidades de Barcelona, Málaga, Huelva y Pontevedra

Los embalses están al 41,9% de capacidad, casi 20 puntos menos de la reserva hídrica habitual por estas fechas

Tres personas observan las ruinas del pueblo viejo de Portomarín (Lugo), el pasado día 27 de julio de 2022, en el pantano de Belesar, que recoge aguas del Miño.
Tres personas observan las ruinas del pueblo viejo de Portomarín (Lugo), el pasado día 27 de julio de 2022, en el pantano de Belesar, que recoge aguas del Miño.Carlos Castro (Europa Press)

El calor extremo y la casi total ausencia de lluvias en casi toda España están acelerando el vaciado de los embalses y ha provocado ya las primeras restricciones al consumo. Aunque, de momento, de manera muy limitada. La reserva hídrica, el agua almacenada, está al 41,9%, 1,3 puntos menos que la semana anterior y casi 20 puntos menos de la media en estas mismas fechas, según el Ministerio de Transición Ecológica. La situación no es uniforme, ya que hay cuencas por debajo del 30% (Guadiana, Guadalete-Barbate y Guadalquivir), algunas en situación crítica (el embalse de Viñuela, que suministra a la Axarquía malagueña está ya al 13%) y otras, como la del Júcar, en récord de llenado.

La combinación de la ausencia de precipitaciones (ha llovido un 26% menos de lo normal desde octubre), el aumento del consumo de agua por las altas temperaturas (en Madrid, por ejemplo, creció un 9% en julio) y la evaporación de los pantanos y los suelos (la humedad de la capa superficial del suelo está a cero) han llevado a adoptar medidas restrictivas en localidades de Barcelona, Málaga, Pontevedra o Huelva, mientras ya se hacen planes de contingencia en toda España ante la evidencia de un agosto en el que el calor va a seguir y las lluvias abundantes, que no las tormentas, no llegan.

El agua embalsada en España no ha superado este año en ningún momento la que estaba recogida en 2020 y 2021. Los embalses almacenan un total de 23.523 hectómetros cúbicos, cuando el año pasado había 27.958. Entre el 19 y el 26 de julio (los datos se actualizan semanalmente), la reserva ha bajado en 737 hectómetros. En ese tiempo no ha llovido casi nada: entre octubre y julio últimos, el valor medio de las precipitaciones acumuladas se cifra en 419 milímetros, un 26% menos que el valor normal, que se sitúa en 569 milímetros. Y en lo que va de mes, las precipitaciones han sido escasas en la vertiente atlántica y “prácticamente nulas en la vertiente mediterránea”.

Cataluña, el tercio oeste interior de la Península, casi toda Andalucía (salvo la zona Este), la provincia de Guadalajara (con una decena de grandes embalses, incluido parte del de Buendía, el cuarto de mayor capacidad) y Canarias ni siquiera han alcanzado el 75% de los valores normales de precipitaciones, según la Agencia Española de Meteorología (Aemet). En cambio, hay zonas donde las lluvias doblan el valor medio del periodo 1981-2010, como algunas áreas entre Almería, Murcia, Granada, puntos del litoral de Valencia y Alicante.

A la falta de lluvias se suma el calor inusual, que ha disparado la evaporación y el consumo humano, lo que está acelerando el vaciado de los embalses. El agua retenida en la cuenca hidrográfica del Ebro, la de más capacidad, ha vuelto a bajar esta semana otro 3,2% hasta situarse en un 54,8% de su capacidad, con 4.336 hectómetros cúbicos de los 7.917 que pueden albergar en su totalidad las infraestructuras hidráulicas del sistema, según los datos aportados este lunes por la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE). La cuenca no supera la reserva promedio de los últimos cinco años y se encuentra por debajo de la cifra de 2021 y de la del mínimo, que se produjo en el año 2017, con 4.753 hectómetros y el 60% de la capacidad total.

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El Canal de Isabel II, que gestiona el abastecimiento de la Comunidad de Madrid, ha reportado que sus embalses están al 64%, “un dato que se sitúa 6,4 puntos por debajo de la media histórica y 9,2 puntos por debajo del nivel acumulado hace justo un año”. La falta de lluvias en julio y el fortísimo calor se han traducido en un aumento del consumo del 9%, en comparación con el registrado en el mismo mes de 2021 (en junio la subida fue de un 11%). Y los ríos tampoco han ayudado, ya que su aporte en julio ha sido un 47,9% inferior a lo habitual.

El panorama se ha vuelto desolador en lugares acostumbrados a la lluvia y al verde, incluso en agosto. El caudal del río Lérez, que abastece a la comarca de Pontevedra, está bajo mínimos, lo que ha obligado al Ayuntamiento pontevedrés a emitir un bando en el que prohíbe a sus 83.000 vecinos llenar piscinas, lavar coches particulares, baldear las calles o regar los jardines. Este miércoles la Xunta tiene previsto reunirse con los consistorios del área de Pontevedra para tratar “la prealerta por escasez” de agua.

Mientras, la Agencia Catalana del Agua (ACA) ha declarado la alerta hidrológica en la cabecera del Ter, el Llobregat medio y el Anoia Gaià; y teme que en septiembre haya que imponer duras restricciones si las lluvias no lo corrigen. De hecho, ya hay restricciones en 15 municipios de la comarca de la Anoia, en la provincia de Barcelona

La provincia de Cádiz tiene parte de sus diez embalses bajo un decreto de declaración de excepcional sequía, pese a que no tiene por ahora restricciones de agua a la vista. La singularidad se debe a que la ausencia de lluvias el pasado febrero llevó a la cuenca del río Barbate y a la zona del Campo de Gibraltar a la amenaza de los cortes de agua. Sin embargo, las intensas lluvias de abril garantizaron a la provincia —con 1,2 millones de habitantes— el suministro de agua para el próximo año. Actualmente, los pantanos gaditanos están al 29,71 % de su capacidad, porcentaje similar al del verano pasado.

Un árbol yace en un campo seco de Guadalajara debido a la falta de lluvias.
Un árbol yace en un campo seco de Guadalajara debido a la falta de lluvias.Pablo Blazquez Dominguez (Getty Images)

Ese nivel sumado a la importante capacidad de algunos embalses, como el de Guadalcacín y el de los Hurones, “garantiza por ahora el consumo humano para la provincia”, según explica Daniel Sánchez Román, delegado territorial de Desarrollo Sostenible de la Junta de Andalucía en Cádiz. Con todo, el responsable advierte: “Las restricciones no se contemplan, pero sí es verdad que con las olas de calor las evaporaciones de agua de los pantanos son más acusadas”.

Donde no se van a librar a corto plazo de los cortes de agua es en Huelva. Los más de diez embalses de la provincia se encuentran al 25,93% de su capacidad. Sin embargo, más que el bajo nivel o la previsión de ausencia de lluvias en los próximos meses, es la combinación de falta de infraestructuras y sequía la que ha llevado a las restricciones a 15 localidades de la sierra onubense, suministradas por acuíferos y sin conexiones a estos pantanos.

Cortes en las zonas lluviosas de Huelva

La bajada de reservas de estos pozos por las sucesivas olas de calor, ha llevado a aplicar restricciones a municipios de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche, como Cumbres de San Bartolomé, Valdelarco, Cumbres Mayores e Hinojales, que se están viendo afectados desde mediados de julio por cortes de agua nocturnos, pese a que, paradójicamente, están en una de las zonas más lluviosas de la provincia.

La situación de sequía en Málaga y, especialmente, en comarcas como la Axarquía o el interior de la provincia, ha llevado a adoptar decisiones para reducir el consumo de agua. Así, desde este 1 de agosto, los municipios malagueños de Vélez-Málaga, Rincón de la Victoria y Algarrobo cortarán el agua de las duchas de las playas. Por tanto, tres ya las localidades del litoral de la Costa del Sol-Axarquía han optado ya por medidas de ahorro, dada la complicada situación por las escasas reservas del pantano de La Viñuela, el más grande de la provincia, pero cuya capacidad está al límite, a un 12,8%, debido a la falta de lluvias.

La Mancomunidad de Municipios de la Costa del Sol Axarquía conminó hace unos días a los ayuntamientos a establecer planes de ahorro de agua para reducir en un 20% el consumo para abastecimiento humano; una medida recogida en el decreto de sequía dictado por la Junta de Andalucía. En él se establece la prohibición de utilizar los recursos hídricos aptos para el consumo humano para el baldeo de calles, llenado de piscinas privadas, riego de jardines, parques públicos y privados, campos de golf, lavado de coches fuera de los establecimientos autorizados, fuentes ornamentales que no dispongan de circuito cerrado de agua, duchas y surtidores públicos.

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