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El Gobierno ultima un aumento del gasto en Defensa de unos 1.000 millones este mismo año

Sánchez no espera a los presupuestos de 2023 para iniciar la senda que debe llevar al 2% del PIB en inversión militar

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante la cumbre de la OTAN celebrada esta semana en Madrid.Foto: CLAUDIO ÁLVAREZ | Vídeo: EUROPA PRESS
Miguel González

El Gobierno ultima la aprobación de un suplemento de crédito para el Ministerio de Defensa de hasta 1.000 millones de euros con el objetivo de iniciar este mismo año, sin esperar a los Presupuestos del próximo, el aumento del gasto militar, que debe llegar al 2% del Producto Interior Bruto (PIB) en 2029. Lo anticipó el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la rueda de prensa con la que concluyó el pasado jueves la cumbre de la OTAN en Madrid, aunque su anuncio pasó desapercibido. “El Gobierno trabaja ya para aumentar este mismo año la inversión en Defensa”, dijo.

A continuación, expresó su propósito de proponer a las Cortes Generales “alcanzar ese 2% en un periodo de ocho años; es decir, hasta 2029″. Todo el mundo interpretó que el arranque de ese proceso ascendente serían los Presupuestos Generales del Estado para 2023, que ya prepara el Ejecutivo, pero Sánchez incluyó en el cómputo de ocho años este mismo ejercicio, 2022, porque está previsto que en las próximas semanas se apruebe un aumento del gasto militar, según fuentes gubernamentales.

Defensa pidió en mayo un crédito extraordinario de 3.000 millones de euros para atender los costes en que han incurrido las Fuerzas Armadas españolas como consecuencia de la guerra de Ucrania; desde reforzar los despliegues de la OTAN en el este de Europa —el contingente español en Letonia ha pasado de 350 a 600 militares y se ha equipado con artillería y misiles antiaéreos— hasta entregar toneladas de munición y proyectiles al ejército ucranio, dejando exangües los arsenales.

El principal coste, sin embargo, deriva de la decisión tomada por la OTAN en Madrid de multiplicar casi por ocho sus fuerzas de alta disponibilidad, que pasarán de 40.000 a más de 300.000 efectivos. Eso supone recortar drásticamente los tiempos de reacción, de forma que las unidades estén listas para combatir en un periodo mucho más corto de tiempo. Para que eso sea posible, deberán estar cubiertas las plantillas de personal, equipadas con todo su armamento e instruidas y adiestradas en tiempo de paz. Incluso deben estar familiarizadas con el escenario donde deberían desplegarse en caso de crisis. En el caso de los planes de contingencia de la OTAN frente a una hipotética agresión rusa, eso supone realizar ejercicios periódicos en el país del este de Europa al que la unidad esté preasignada. Y todo ello tiene un alto coste económico.

La petición inicial de Defensa era un crédito extraordinario que pudiera ejecutarse en varios ejercicios y tendría que ser ratificado por el Congreso. Pero esta propuesta se ha descartado, según las fuentes consultadas, y finalmente se ha optado por una ampliación de crédito o alguna otra fórmula presupuestaria, como las que se utilizan cada año para financiar las operaciones militares en el exterior con cargo al fondo de contingencia. La partida deberá gastarse en su integridad antes del 31 de diciembre, ya que se extinguirá con el actual presupuesto, y su importe será muy inferior a los 3.000 millones iniciales. Aunque se desconoce la cifra definitiva, podría llegar hasta los 1.000 millones.

Tampoco será necesario que la apruebe el Congreso, aunque sí el Consejo de Ministros, por lo que podría adelantarse el choque entre la parte socialista del Ejecutivo y su socio minoritario de Unidas Podemos, que ya mostrado su oposición a los planes de Pedro Sánchez para elevar el gasto militar hasta el 2% del PIB.

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El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, ha intentado este viernes convencer a sus compañeros de coalición asegurando que una de las “señas de identidad” de la izquierda es proteger a los más débiles. “Igual que hemos hecho con el escudo social, este aumento del gasto en defensa supone dar protección a quienes más lo necesitan; de otra manera, contra amenazas exteriores”, ha declarado a TVE.

Sin embargo, la líder de Podemos y ministra de Asuntos Sociales, Ione Belarra, ya ha advertido a Sánchez en contra del incremento del presupuesto de Defensa. “La pregunta que hay que hacerse es, si se destina más dinero a la inversión militar, de dónde sale ese dinero… Siempre hemos pensado que España necesita mucha más inversión en rentas garantizadas que en tanques”, ha dicho. La nota discordante en su ámbito político la ha puesto el ministro de Universidades, Joan Subirats, nombrado a propuesta de Unidas Podemos, quien ha señalado: “Asumir los costes de lo que significa una política de defensa si aumentan los riesgos y las amenazas parece justificado, lo que no sé es si exactamente ha de ser el 2% o no”.

El aumento del gasto militar no es el único motivo de fricción en el seno del Gobierno: Unidas Podemos también se opone a aumentar de cuatro a seis los destructores estadounidenses destacados en la base naval de Rota (Cádiz), una petición que Sánchez aceptó el martes en su reunión con el presidente Joe Biden.

El presidente acelera el calendario para cumplir el compromiso con la OTAN

El presidente Sánchez anunció en la cumbre de la OTAN que España llegará al 2% del PIB en gasto militar en 2029. Esta fecha supone un anticipo de un año respecto al calendario fijado en el Programa de Estabilidad que se remitió a la Comisión Europea el pasado 30 de abril, donde se fijaba ese objetivo para 2030. Según los datos difundidos por la OTAN el pasado día 27, España destinará este año 13.136 millones de euros a Defensa, el 1,01% de su PIB. Para llegar al 2% en esa fecha, debería casi doblar el gasto militar en ocho años y alcanzar los 26.000 millones, con un crecimiento anual de casi 0,15 puntos de PIB, unos 2.000 millones anuales. 

El objetivo del 2% se fijó en la cumbre de Gales (Reino Unido) de 2014 con el horizonte de una década. A un año de la meta, nueve aliados lo han alcanzado (Grecia, Estados Unidos, Reino Unido, Polonia, Estonia, Letonia, Lituania, Croacia y Eslovaquia) y otros cuatro están cerca (Rumania, Francia, Macedonia del Norte y Montenegro). España es el farolillo rojo, solo por delante de Luxemburgo. El problema es que, en palabras del secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, el 2% ya no es el techo, sino el suelo.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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