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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Dos mayorías

La preferencia por un sistema territorial más descentralizado es mayoritaria entre la parte izquierda del eje ideológico, mientras que los electores de derecha se inclinan por un modelo más centralizado

Votantes esperando en fila para votar el pasado 4 de mayo en las elecciones a la Comunidad de Madrid
Votantes esperando en fila para votar el pasado 4 de mayo en las elecciones a la Comunidad de MadridSUSANA VERA (REUTERS)
Oriol Bartomeus

Los datos de la encuesta de 40dB. publicada en este periódico muestran la existencia de dos mayorías distintas en función de cuál sea la dimensión dominante en el escenario político español. Es algo relativamente nuevo y que responde, por un lado, a un cierto agotamiento de la dimensión izquierda-derecha, y del otro a la aparición en el escenario político de una derivada de raíz territorial, que siempre estuvo ahí, pero que en los últimos años ha estallado como uno de los ejes dominantes del combate político en muchos países de nuestro entorno. Ahí está el Brexit o el crecimiento hasta ahora imparable de formaciones de tipo nacionalpopulista. A nivel local, el procés independentista catalán ya demostró en noviembre de 2019 su capacidad para generar una reacción nacionalista, que acabó nutriendo a Vox (las encuesta postelectoral del CIS de esa convocatoria evidenciaban que cerca de la mitad de los votantes de esa formación había decidido su voto a raíz de los acontecimientos relacionados con el procés).

Ambas dimensiones, la tradicional izquierda-derecha y la territorial, están fuertemente relacionadas, como muestran los datos de 40dB. La preferencia por un sistema más descentralizado es claramente mayoritaria entre aquellos que se ubican en la parte izquierda del eje ideológico, mientras que los electores de derecha tienden a preferir un modelo territorial más centralizado. Esta relación entre ambas dimensiones ha llevado a algunos a considerar que, de hecho, ambas se solapan, generando un solo eje de conflicto político: el que enfrentaría a la izquierda partidaria de la descentralización con la derecha centralista.

Los datos parecen avalar esta tesis: el 70% de los que se ubican en la derecha defienden un sistema más centralizado, mientras que cerca de la mitad de los que se sitúan en la izquierda apuestan por una mayor descentralización. Coherentemente, los que se ubican en el centro se sitúan a medio camino entre el modelo centralista y la máxima descentralización. No es nada nuevo. Sin embargo, los datos de la serie del CIS demuestran que en los últimos años esta relación entre ambas dimensiones se ha hecho más fuerte: la izquierda, sobre todo la más extrema, es cada vez más partidaria de un modelo más descentralizado que el actual, mientras que la derecha, sobre todo la más dura, se inclina cada vez más por un modelo que no contempla la existencia de las autonomías.

La relación entre ambas dimensiones, no obstante, no es perfecta. De ahí que se observe la coexistencia de dos mayorías posibles. Si solo tenemos en cuenta el eje izquierda-derecha, la mayoría del electorado tiende claramente a la izquierda por encima de la derecha. Pero si se considera la dimensión territorial, esa mayoría de izquierda no genera una mayoría a favor de la descentralización, sino todo el contrario. El grupo mayoritario es el formado por los partidarios de un modelo más centralista.

Esto es así porque la derecha, minoritaria, es claramente partidaria del centralismo, mientras que la izquierda, mayoritaria, a pesar de ser partidaria de la descentralización, no lo es en el grado que la derecha apuesta por el centralismo. Y eso nos lleva a un escenario complejo, en el que la clave está en cuál es la dimensión que domina el debate político. Si es la clásica izquierda-derecha, el terreno es propicio para la izquierda, pero si domina la tensión territorial, entonces gana la pulsión centralizadora, mayoritaria entre el electorado de derecha. Dos dimensiones, dos mayorías posibles. Depende de cuál acabe siendo la dominante.

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