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El euskera gana terreno en la toponimia de Navarra

La comunidad foral lleva 33 años modificando los nombres de los municipios para incorporar la grafía vasca

Unas señales de tráfico indican en castellano y euskera la dirección a Pamplona.
Unas señales de tráfico indican en castellano y euskera la dirección a Pamplona.Javier Hernandez
Mikel Ormazabal

Juslapeña ya es oficialmente Txulapain en euskera y Romanzado también se denomina ahora Erromantzatua, pero muy pocos lo saben. El nomenclátor de los municipios de Navarra lleva 33 años en constante mutación, y los cambios no cesan: a principios de febrero, el consejo de gobierno autonómico aprobó los nuevos nombres vascos de tres localidades. Sobran los ejemplos. Lo que antes era Vera de Bidasoa, hoy es Bera; Leiza se transformó en Leitza; Orcoyen pasó a ser Orkoien; Pamplona puede emplearse en euskera como Iruña; está aceptado el uso único de Estella-Lizarra; Pueyo ha tomado recientemente la versión vasca Puiu… Son solo algunas de la amplia lista de modificaciones que se han ido dando a lo largo de tres décadas en la toponimia navarra. “Es una pequeña gran locura”, afirma Mikel Belasko, filólogo y experto en la toponimia del lugar: “Hoy por hoy es imposible saberse los nombres de algunos pueblos. Yo a veces me pierdo, lo reconozco”.

La incorporación del euskera a la identificación oficial de los municipios de Navarra es un proceso inconcluso. Así como en el País Vasco la denominación bilingüe o solo en lengua vasca de los municipios se realizó prácticamente en bloque, en Navarra se viene produciendo de forma escalonada. Y en ocasiones no ha podido escapar de la polémica. Algunos sectores lo han considerado como una invasión del euskera o un intento de hacer retroceder al castellano, sobre todo en los enclaves donde aquella lengua es minoritaria y su uso es ínfimo.

Juslapeña (ahora Juslapeña/Txulapain) da nombre a un valle cercano a Pamplona que congrega a 580 habitantes repartidos en 13 concejos. El 23,1% de la población es vascohablante. Su alcalde, Pablo Rota, representante de la Agrupación Arranomendi, asegura que “los jóvenes ya venían utilizando la denominación vasca desde hace mucho tiempo y por lo tanto ya estaba asentada. Solo faltaba darle carácter oficial”. El Ayuntamiento aprobó en pleno la nueva designación y el Gobierno de Navarra dio su aprobación a mediados de enero pasado. Dice el regidor de Juslapeña que en el valle “hay un servicio de ludoteca en euskera y la mayoría de los niños están matriculados en el modelo D (íntegramente en lengua vasca). Vimos que en este punto no habíamos evolucionado de acuerdo con nuestra población y el ayuntamiento tenía pendiente el cambio de nombre”. El mismo procedimiento han seguido el municipio de Romanzado (se acepta Erromantzatua) y los concejos de Baquedano, Iracheta y Garciaráin, que pueden emplear la terminología vasca Bakedao, Iratxeta y Gartziarain.

En Navarra hay más de 400 entidades locales (272 municipios y el resto, concejos) divididas en tres zonas lingüísticas: 110 localidades pertenecen a la zona no vascófona; 64 se encuentran en la zona vascófona, donde el euskera es predominante, y 98 están en la zona mixta. Todo emana de la Ley foral del Euskera, de 1986, que fija el “uso normal y oficial” de esta lengua en Navarra y establece el marco en el que se deben producirse los cambios de denominación de los municipios. El Gobierno foral tiene contabilizadas “en torno a 150 modificaciones para su adaptación al euskera”, según los datos facilitados por Euskarabidea-Instituto Navarro del Euskera. Mikel Arregi, director de esta entidad, explica que el cambio más numeroso se dio en 1989, cuando 63 municipios de la zona vascófona adoptaron el nombre vasco.

La mayor parte de los cambios se realizaron en los noventa y en la primera década de este siglo, cuando los regionalistas de UPN y el Partido Socialista se alternaban al frente del Gobierno. Con los nacionalistas de Geroa Bai en el poder entre 2015 y 2019 se aprobaron 11 modificaciones, y en la actual legislatura, presidida por los socialistas, se han sumado otros 11. No se ha producido un acelerón en los cambios de nombre al euskera desde la llegada de los nacionalistas o los partidos de izquierda a la institución foral.

Belasko opina que “la forma más sencilla” para acomodar el dni de los municipios hubiera sido “establecer desde el principio un listado de nombres en castellano y en euskera y elegir la denominación en función de la oficialidad de la lengua y del uso en cada localidad”. “Es más acertado el uso que la wikipedia o google hacen de la toponimia”, apunta el filólogo: “Si el teléfono navega en inglés te indica London y si lo hace en español figura Londres; si navega en euskera aparece Iruña y en castellano sale Pamplona. Este modelo hubiese evitado tantos años de cambios permanentes”.

Ahora son los ayuntamientos los que tienen que solicitar, previa aprobación por el pleno, un cambio de nombre de su municipio. Si implica incluir la acepción vasca, el Gobierno da su visto bueno con el informe favorable de Euskarabidea, que “toma en cuenta la denominación que figura en la regla 155 de la Academia de la Lengua Vasca-Euskaltzaindia”, señala Arregi. Hay municipios como Uterga, Tafalla o Corella que se llaman así porque es la denominación que concuerda con las indicaciones establecidas por Euskaltzaindia. Arregi explica que las razones para no solicitar la grafía vasca en algunos casos son diversas: “Puede ser por desconocimiento de que existe la denominación en euskera, por desacuerdos políticos o por evitar debates que generen mal ambiente en estas localidades”.

Un cartel indica el inicio del valle de Romanzado/Erromantzatua, en Navarra.
Un cartel indica el inicio del valle de Romanzado/Erromantzatua, en Navarra.Javier Hernandez

En este trasiego onomástico se han dado situaciones curiosas. Zizur Mayor/Zizur Nagusia es la denominación oficial de este municipio aledaño de la capital. Aquí gobiernan juntos Geroa Bai y EH Bildu. En cambio, sus vecinos viven en Cizur Menor, con alcalde de Navarra Suma (UPN y Ciudadanos). Tudela es Tudela, a secas, y no ha pedido incorporar la nomenclatura vascuence Tutera pese a que entre los euskaldunes está acuñado en su lenguaje. En realidad, el euskera no es lengua propia de esta ciudad, donde solo el 2,6% de los habitantes son vascoparlantes. También hay debate en torno a Pamplona. Desde 1990 se desdobla como Pamplona/Iruña, por más que Euskaltzaindia recomienda la variante Iruñea. Más aún, Navarra se emplea en euskera como Nafarroa, pero oficialmente no está aceptado.

El perdedor es el euskera de Navarra, opina Belasko, porque “es fuente de confusión”. Y añade que “el mecanismo establecido para denominar a los municipios y concejos no está pensado para dar una buena imagen del euskera, ni para facilitar la comunicación de los dos idiomas oficiales. Da la sensación de que hay una guerra de trincheras por la onomástica, que es en lo que se ha convertido esto”. Hay denominaciones que se han resuelto en los tribunales, siempre cuando UPN estuvo en el Gobierno de Navarra. A Orkoien y Bera se les denegó llamarse exclusivamente en euskera, pero el Tribunal Superior de Justicia navarro les dio la razón en 2005 y 2009, respectivamente. Estella-Lizarra es el nombre indivisible de esta localidad del Camino de Santiago, pese a que el Ejecutivo foral trató en 2011, sin conseguirlo, de impedir que utilizara las dos denominaciones en la señalización viaria.

En algún caso, el Defensor del Pueblo de Navarra también ha tenido que intervenir cuando algún ayuntamiento ha incumplido el uso de la lengua en sus comunicaciones oficiales. En agosto de 2010 amonestó a Otsagavía-Otsagabia tras aceptar la queja de una ciudadana porque las actas municipales solo estaban redactadas en euskera.

Esta paulatina incorporación del euskera a la onomástica navarra se da en un momento en el que la población euskaldun representa el 14,1% (75.810 personas), según el último estudio sociolingüístico publicado en 2020 por Euskarabidea con datos referidos a 2018. Belasko sostiene que la adaptación a la lengua vasca de los pueblos de Navarra es a veces fuente de conflicto porque “hay quienes piensan que los nombres tradicionales de sus localidades están siendo sustituidos por términos que llevan k y tx”: “Lo que se entiende como un gran éxito entre la comunidad que defiende el euskera en Navarra, está visto por otras gentes como un proceso en el que está primando el componente identitario sobre el lingüístico. Y esto está generando mucha desconfianza entre la población”.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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