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La espinosa transición del líder del islam en España

La Policía denuncia las maniobras del ‘jefe’ de la comunidad musulmana, Aiman Adlbi, investigado por financiar a Al Qaeda

Joaquín Gil
El presidente de la Comisión Islámica de España (CIE), Aiman Adlbi, en una imagen de archivo.
El presidente de la Comisión Islámica de España (CIE), Aiman Adlbi, en una imagen de archivo.

El principal representante del islam con las administraciones del Estado, el médico sirio Aiman Adlbi, de 75 años, planea su relevo al frente de la Comisión Islámica de España (CIE), el organismo que gestiona las actividades de los musulmanes con el Gobierno y las comunidades autónomas sobre mezquitas, cementerios y escuelas.

Adlbi, que también preside la Unión de Comunidades Islámicas de España (UCIDE), la federación que aglutina más entidades musulmanas, prevé situar al frente de estas organizaciones a seguidores de su máxima confianza, y ejercer un poder en la sombra. Así lo revela un informe de la Policía Nacional del pasado junio al que ha tenido acceso EL PAÍS. Y que forma parte de las pesquisas del Juzgado Central 6 de la Audiencia Nacional, que investiga a Adlbi por financiar presuntamente desde 2013 a las milicias de Al Qaeda en Siria a través de donaciones a la ONG turca Al Bashaer.

La detención de Adlbi generó mucho malestar en la comunidad musulmana, ya que en 2013 no presidía la CIE. El cargo lo ocupaba entonces el también médico sirio Riay Tatary, a quien Adlbi sucedió después de que falleciera por coronavirus en 2020. Tatary era un lider emblemático, con grandes habilidades diplomáticas y excelentes relaciones con los servicios secretos españoles.

Los investigadores sostienen que Adlbi busca a su sustituto en una cantera de fieles jóvenes e inexpertos que frecuentan la Mezquita Central de Madrid, que han nacido en España, y cuyos padres son sirios “relacionados con diversas investigaciones por terrorismo”.

El tesorero de la UCIDE y de la Mezquita Central de Madrid, el sirio Mohamed Hatem Rohaibani, de 61 años, —también bajo el foco policial por pertenecer a la presunta red yihadista— participa en esta hoja de ruta de sucesión, según las pesquisas.

Los informes policiales situan a Adlbi como un “radical”, pero Larbi Mateis, secretario adjunto de la CIE, niega ese perfil: “Él predica con la juventud, transmite el mensaje del islam: la paz, la peregrinación a la meca... Siempre nos ha recomendado esos valores”. Y destaca el apoyo que aglutina dentro de la comunidad. “Adlbi puso su cargo a disposición de la junta directiva y del consejo consultivo tras ser detenido. Sabemos que no ha participado en envíos de fondos a Al Bashaer, una organización legal en Turquía que ayuda a huérfanos y viudas y cuyo dinero no va a Siria ni a Afganistán. Hemos apoyado a Adlbi por unanimidad”, zanja Mateis, vicepresidente de la UCIDE.

Casi 100.000 euros en un despacho

Adlbi fue arrestado y puesto en libertad por motivos de salud el pasado 24 de marzo. Cuando los agentes registraron la Mezquita Central de Madrid, encontraron 98.730 euros en efectivo. Los billetes —solo de 50 había 1.783— estaban en una carpeta marrón en un despacho. “No conozco la suma hallada ni me explico que hace este dinero allí”, indicó Adlbi a los funcionarios que lo arrestaron, según el acta de entrada y registro a la que ha tenido acceso este periódico.

El avance de las pesquisas proyecta luz sobre como Adlbi adoctrina presuntamente en postulados salafistas radicales a sus alumnos de la Mezquita Central de Madrid.

La investigación policial apunta ahora a las enseñanzas impartidas por Adlbi a uno de sus fieles, J. J. Saavedra, un musulmán converso de 37 años de origen venezolano que reside desde hace una década en España. La Policía considera “alarmante” que el jefe del islam indicara a su discípulo que le gustaba mucho el telepredicador wahabí Zakir Naik, que fue acusado de haber influido en un atentado terrorista en 2016 en Dacca (Bangladesh) donde murieron 22 personas y que tiene vetada su entrada en Canadá y Reino Unido por este motivo, según los investigadores, que citan como fuente a la ONG de prevención del radicalismo Counter Extremism Project. “A nosotros nos gusta mucho [Zakir Naik] porque es un sabio. Los conocimientos que imparte son de confianza”, defendió Adlbi ante su alumno.

Las pesquisas también señalan al tesorero de la UCIDE por defender una visión del islam “extremadamente radical” que explicaría “su colaboración con milicias yihadistas”. Y concluyen, tras analizar decenas de conversaciones telefónicas, su sintonía con la escuela Hanbalí. “Se trata de una corriente político-religiosa que ha jugado un papel importante como ideología de los grupos terroristas”, resumen los agentes en un documento confidencial.

Reunión con predicador yihadista

La Policía insiste en que Adlbi recomienda a sus alumnos de la Mezquita Central de Madrid autores salafistas y wahabitas, las corrientes más radicales del islam. Y advierte del riesgo de que estos referentes puedan “derivar en posibles actos ligados al fanatismo religioso”.

Las escuchas detectaron que el máximo representante del islam en España se reunió el pasado 16 de febrero en la Mezquita Central de Madrid con Fawad Nahhas al Fandi, un predicador que ha hecho proselitismo yihadista en la cárcel de Zuera (Zaragoza). Y acusan a la Unión de Comunidades Islámicas de España (UCIDE) de haber transferido 144.710 euros entre 2013 y 2019 a organizaciones terroristas en Siria bajo el concepto de supuestas donaciones a huérfanos a través de la ONG Al Bashaer. Se trata de una organización apoyada por Catar y Kuwait que —según Europol— está conectada con milicias yihadistas, crímenes de guerra y con los Hermanos Musulmanes.

El nombre de Yousef M. C., un madrileño de 46 años, irrumpe con fuerza en el sumario que indaga la presunta red de financiación terrorista pilotada supuestamente por el jefe del islam en España. Se trata de un fiel que se habría ganado la confianza de Adlbi y Hatem y que ocuparía “de facto” la dirección de la CIE.

Según las pesquisas, Yousef M. C. conoce el sistema de donaciones de la Mezquita Central de Madrid —sin registro informático—, tiene constancia de los métodos para recaudar fondos y participa en reuniones “secretas” con Adlbi y Hatem en los despachos del centro religioso. Además, este fiel maneja presuntamente memorias informáticas de los últimos cuatro años de las asambleas de la CIE, UCIDE y la Asociación Musulmana de España (AME). También, se encarga de elaborar contratos y nóminas de estas entidades.

La investigación confirma que la detención en 2019 del sirio Fares Kutayni por presunta pertenencia a organización criminal y financiación del terrorismo alertó a los dirigentes de la Mezquita Central de Madrid. “Cuando pasó lo de Abu Hasam [Fares Kutayni], destruí todos los documentos antiguos”, confesó por teléfono en junio de 2020 el tesorero de la UCIDE. “Te juro que han hecho una reforma y han tirado todo hace unos meses”, abundó a su interlocutor, según otro pinchazo.

La Policía conecta la eliminación de pruebas con una estudiada estrategia “consensuada” con la cúpula de la CIE para evitar que los miembros de este centro fueran investigados por financiación yihadista. “Nosotros estamos en el campo bajo una lupa y cualquier dinero que venga te van a preguntar de dónde procede y a dónde va. Nos van a complicar la vida porque somos terroristas. Así de claro”, espetó por teléfono el líder del islam en España. Un dirigente que evita tratar temas sensibles a través del móvil. Y que recurre a aplicaciones de telefonía encriptadas. “El teléfono nunca es privado”, advirtió a sus interlocutores este predicador.

Este periódico ha intentado recabar sin éxito las versiones de Aiman Adlbi y Mohamed Hatem Rohaibani.

Adlbi tomó en 2020 las riendas de la CIE, donde están representadas todas las comunidades religiosas islámicas y cuya presidencia, además, cuenta históricamente con el visto bueno del Ministerio de Justicia (Subdirección General de Relaciones con las Confesiones Religiosas), aunque ahora depende directamente de Presidencia.

En España, hay registradas 1.868 entidades islámicas, entre comunidades, asociaciones y federaciones, según la Subdirección General de Relaciones con las Confesiones Religiosas, pero solo 40 imames o ministros de culto, pese a los acuerdos de 1992, que establecían la creación de un estatuto de imames. Es decir, en la mayor parte de los casos las mezquitas se buscan y financian su propio imán con las cuotas de los fieles y escaso control.

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Sobre la firma

Joaquín Gil
Periodista de la sección de Investigación. Licenciado en Periodismo por el CEU y máster de EL PAÍS por la Universidad Autónoma de Madrid. Tiene dos décadas de experiencia en prensa, radio y televisión. Escribe desde 2011 en EL PAÍS, donde pasó por la sección de España y ha participado en investigaciones internacionales.

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