Casado impone silencio sobre Ayuso sin ceder en su pugna
Margallo pide que se deje a la presidenta madrileña presidir el PP de Madrid
Silencio. Es la estrategia que ha impuesto Pablo Casado ante el conflicto abierto con Isabel Díaz Ayuso por el poder del PP de Madrid. El líder del PP ha dado orden a la dirección nacional de no hablar sobre la batalla con la presidenta madrileña con el objetivo de que los periódicos dejen de referirse a un asunto que eclipsa su trabajo de oposición. Casado, de perfil bajo en plena pugna interna —no responde a preguntas de la prensa desde hace 12 días—, pretende que el suflé baje con el cerrojazo informativo, sin mover ficha para buscar un acuerdo con Ayuso que cierre la disputa. El líder popular mantiene el pulso y no adelantará el congreso del partido en Madrid como le pide la presidenta madrileña. En paralelo, aumenta la presión en el partido para que cesen las hostilidades. Los barones instan a ambos a “enterrar el hacha de guerra” y piden “neutralidad” a la dirección nacional en el congreso del PP de Madrid, mientras algunos dirigentes reclaman directamente a Casado que deje a Ayuso presidir el partido.
“Hemos decretado que el conflicto no existe”, ironiza un dirigente popular. La estrategia definida por el líder del PP para tratar de salir del choque abierto con la presidenta madrileña es el silencio autoimpuesto. Casado evita las entrevistas (la última que concedió fue a la Cope, el pasado 26 de octubre) y las preguntas de la prensa (sus últimas declaraciones fueron el 27 de octubre, en el desayuno informativo del jefe de la CEOE, Antonio Garamendi). El jefe de los conservadores mantiene un perfil discreto para tratar de no alimentar más el conflicto interno, y tampoco ha convocado al comité de dirección, que suele reunirse semanalmente los lunes, desde el 18 de octubre. La consigna de silencio se extiende a toda la cúpula, que también evita el asunto. Casado confía en que no hablar sobre ello rebajará la tensión, pero no cede ante la presidenta madrileña y no tiene previsto hacer ningún movimiento para impedir el choque con Ayuso.
El único mensaje de la dirección este lunes fue confirmar la decisión de no adelantar el congreso del PP de Madrid, que la líder madrileña reclama que se celebre antes del próximo mes de marzo. Génova no se mueve en la pelea de los tiempos, y mantiene la incógnita sobre quién debe presidir el PP de Madrid, un puesto que reclama para sí Ayuso. “La junta directiva nacional marcó unos plazos y el congreso del PP de Madrid se va a desarrollar en el marco de los plazos marcados por el máximo órgano entre congresos”, afirmó este lunes el vicesecretario de Comunicación, Pablo Montesinos, desde Málaga. “A partir de ahí, se podrá presentar quien estime oportuno. Poco más puedo añadir”, zanjó.
La decisión del líder es no mover ficha, pero la presión interna aumenta para que evite que el PP se abra en canal. Los barones reclaman una tregua y algunos miembros de la dirección van más lejos pidiendo a Casado que sea él quien ceda para frenar el choque. “Cuanto antes se zanje este tema, mejor”, plantea el exministro de Exteriores José Manuel García Margallo, miembro de la dirección popular. “Mi opinión es que Ayuso debe ser presidenta del partido regional, como son todos sus colegas. Además, tiene dentro de dos años unas elecciones autonómicas que son vitales para el PP nacional. Y cuanto antes se le dé la vara de mando [del partido] mejor, porque más tiempo tendrá para prepararlas”, argumenta Margallo en conversación con EL PAÍS. El dirigente considera que “no tiene sentido tener una candidata como Ayuso y ponerle trabas. Es completamente absurdo que suba al ‘ring’ con una mano atada”.
En las presidencias autonómicas populares insisten en pedir calma. “Tienen que enterrar el hacha los dos”, instan fuentes de una presidencia. Los barones del PP, muy preocupados por el coste electoral que puede suponer para el partido, reclaman a la dirección que siga el “principio de neutralidad” en el congreso del PP de Madrid, que aún no tiene fecha. Es decir, que Génova no debería promover un candidato alternativo a Ayuso, aunque la dirección baraja aupar al alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida.
Otros presidentes del PP también cargan las tintas contra Ayuso, a quien acusan de “hablar solo de su ombligo” y dañar con sus aspiraciones a Casado. “Si yo hubiera pasado, como ella, de que no me conociera nadie a que Casado me propusiera como candidata… No estaría comportándome como lo está haciendo ella”, reflexiona un presidente del PP. “Está demostrando muchas cosas. Ya hace dudar de todo. No solo de la intención que pueda tener el día de mañana en la carrera nacional, sino que a mí me hace dudar por qué tanta prisa para que se celebre el congreso ya, por qué todo esto por cuatro o cinco meses”, se pregunta. Este barón considera que Ayuso, al plantear un pulso públicamente a la dirección nacional, “está dejando a Génova sin salidas”. “Está provocando que la única forma de que Génova gane sea que el congreso se celebre cuando Génova diga, y que la presidenta del PP de Madrid no sea ella”.
La desconfianza hacia la presidenta, detrás del choque
¿Por qué Pablo Casado no quiere que Isabel Díaz Ayuso presida el PP de Madrid? ¿Por qué llevar tan lejos el choque con la líder madrileña? Las preguntas que recorren el PP no tienen fácil respuesta. En primer lugar, la dirección nacional del PP juega a la ambigüedad porque oficialmente Casado nunca se ha pronunciado en público en contra de que Ayuso se haga con el bastón de mando del PP de Madrid, y de hecho llegó a transmitir en conversaciones informales con periodistas tras las elecciones de Madrid de mayo que no iba a poder oponerse a que su amiga Isabel lograra el control del partido. El secretario general, Teodoro García Egea, también llegó a dar su respaldo a Ayuso en junio para presidir el PP de Madrid. “Si yo fuera afiliado del PP de Madrid”, dijo García Egea, que milita en el PP de Murcia, en TVE, “mi total apoyo a la presidenta”. Después, en septiembre, García Egea defendió la llamada “tercera vía”, esto es, que una tercera figura, que no sea ni la presidenta ni el alcalde de la capital, dirijan el partido. Fuentes de la dirección nacional transmiten ahora que la tercera vía sería la mejor solución, porque cuando se ha concentrado el poder institucional y orgánico en una sola persona, como ocurrió con Esperanza Aguirre, el partido no funcionó bien.
Hay más motivos detrás de los recelos de Génova. Fuentes próximas a la dirección admiten que ha aumentado la desconfianza hacia Ayuso por su manera de plantear sus aspiraciones orgánicas: “Está mostrando que no es de fiar”. El recelo es doble: la dirección nacional cree que si entrega el partido a Ayuso no lo podrá controlar, y también desconfía de que la líder madrileña tenga ambiciones nacionales y quiera mover la silla a Pablo Casado.
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