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La década maldita del socialismo gallego

La militancia del PSdeG-PSOE elige líder por cuarta vez desde que perdió la Xunta en 2009

Pedro Sánchez, entre Formoso y Caballero, en un mitin en A Coruña en 2019.
Pedro Sánchez, entre Formoso y Caballero, en un mitin en A Coruña en 2019.OSCAR CORRAL
Sonia Vizoso

En la España donde el PSOE está en el gobierno de 11 de las 17 comunidades autónomas, Galicia se le resiste a Pedro Sánchez. En la esquina noroeste de la Península, los socialistas son tercera fuerza en el Parlamento. Desde que perdieron la Xunta en 2009, acumulan tres secretarios generales y otros tantos intentos de alcanzar la Presidencia del Gobierno gallego que se han estrellado contra el imbatible Alberto Núñez Feijóo (PP). Este sábado los más de 10.000 militantes del PSdeG-PSOE elegirán en primarias si continúan con Gonzalo Caballero como líder o le pasan la batuta a Valentín González Formoso, presidente de la Diputación de A Coruña y alcalde de As Pontes desde hace 14 años.

El duelo ha reactivado las luchas internas que han lastrado al socialismo en Galicia durante la última década. El PSdeG es un partido de implantación municipal y sus fracasos en el ámbito autonómico contrastan con las tres diputaciones que preside y los 113 alcaldes que gobiernan al 55% de la población gallega. Desde el expresidente de la Xunta Emilio Pérez Touriño —que gobernó entre 2005 y 2009― no ha habido líder autonómico que haya logrado apaciguar a las distintas y cambiantes facciones que componen el partido.

Reinó una tregua entre las familias socialistas tras la llegada a la secretaría general de Caballero en 2017. Este economista, desvinculado del aparato del partido, logró vencer al candidato que apoyaban las figuras más prominentes en el PSdeG, entre ellas su propio tío, Abel Caballero, que en estas primarias sí ha sellado un pacto con él. La paz se mantuvo hasta las autonómicas de 2020, alimentada por las buenas perspectivas en la carrera a la Xunta que dibujaban las citas electorales de 2019. En las generales de abril y en las europeas, el PSOE ganó por primera vez en Galicia. En las municipales, recuperó las alcaldías de A Coruña, Santiago y Ferrol, arrasando una vez más en Vigo.

Pero llegó la pandemia, el tablero político se volcó y las soñadas autonómicas se tornaron en pesadilla para los socialistas. El PSdeG fue rebasado por el BNG y perdió más de 270.000 votos de los 525.000 que había cosechado en las generales. Caballero, cabeza de cartel en aquella cita, intenta ahora seguir al frente del partido, pero le ha salido un rival. Valentín González Formoso, que además de la Diputación coruñesa dirige el partido en esa provincia y cuenta con el apoyo explícito de las alcaldesas de A Coruña y Lugo y del regidor de Ferrol.

El resultado de las primarias está abierto porque las agrupaciones locales del PSdeG se rigen por unas dinámicas muy difíciles de controlar y predecir, coinciden diversas fuentes del partido. Desde el equipo de Caballero aseguran que la formación se juega en estas votaciones no solo el liderazgo sino también el modelo “orgánico e ideológico”. Aseguran que el candidato a la reelección, que ha recorrido las agrupaciones locales en campaña a ritmo del Bella Ciao, es “partidario de políticas de izquierda socialdemócrata claras” y sostienen que “no se puede poner todo patas arriba” tras cada cita electoral autonómica. Contraponen a Formoso como “un hombre del mundo de las empresas, no por su bagaje profesional sino político”. Lo consideran “más partidario de la colaboración público-privada” y “de llevarse bien con determinados intereses económicos”.

La sombra del regreso de Besteiro

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Desde el equipo de Formoso defienden que su candidato “entronca con el mensaje de unificación del partido” que lanzó Sánchez en el reciente congreso de Valencia, porque tras ganar las primarias provinciales holgadamente integró a sus rivales en la dirección. Aseguran que Caballero “no se ha consolidado” como líder “por su nivel de injerencia”, por ejemplo, en la confección de las listas electorales. E inciden en que no tiene el apoyo de cuatro de los cinco alcaldes socialistas de las ciudades: “Así no se puede construir un PSdeG”.

El ruido de sables dentro del socialismo gallego se hizo estruendo antes incluso de que se convocaran las primarias. El secretario de Organización del PSdeG prendió la llama cuando publicó, al calor de agosto, un artículo en el periódico El Progreso de Lugo en el que acusaba sin medias tintas a Formoso de conspirar contra Caballero. Y de hacerlo además en alianza con Xosé Ramón Gómez Besteiro, el ex secretario general y aspirante a la Xunta que tuvo que dimitir solo unos meses antes de las elecciones gallegas de 2016, tras acumular 10 imputaciones judiciales.

Las supuestas intenciones de Formoso de recuperar a Besteiro como cabeza de cartel de las próximas autonómicas tras el archivo de casi todas sus imputaciones han centrado parte de la campaña de las primarias. Él se limita a admitir públicamente que el ex secretario general del PSdeG es “un amigo personal que fue tratado injustamente”. “Despuntaba políticamente y hubo una clarísima estrategia de tumbarlo por vías que no son democráticas”, ha esgrimido durante la campaña en referencia a sus imputaciones por presunta corrupción. Actualmente han sido archivadas todas las acusaciones menos una. Fuentes del equipo de Formoso reconocen que cuentan con su respaldo, recuerdan que en su día fue un apoyo importante también para Pedro Sánchez y aseguran que cinco años después de su dimisión sigue siendo “bien valorado, visto y escuchado por Ferraz”.

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Sobre la firma

Sonia Vizoso
Redactora de EL PAÍS en Galicia. Es licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago. Lleva 25 años ejerciendo el oficio en la prensa escrita y ha formado parte de las redacciones de los periódicos Faro de Vigo, La Voz de Galicia y La Opinión de A Coruña, entre otros. En 2006 se incorporó a El País Galicia.

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