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ERC, PNV y EH Bildu se distancian del Gobierno para los Presupuestos

Los nacionalistas vascos no descartan una enmienda a la totalidad de las cuentas y la izquierda ‘abertzale’ aparta de su agenda de negociación la situación de los presos

Javier Casqueiro
El diputado de EH Bildu Jon Iñarritu, de pie, interpela al Gobierno durante la sesión de control, este miércoles en el Congreso.
El diputado de EH Bildu Jon Iñarritu, de pie, interpela al Gobierno durante la sesión de control, este miércoles en el Congreso.Emilio Naranjo (EFE)

Los socios fundamentales y habituales del Ejecutivo en el Congreso enseñan su distancia en un momento clave para la negociación de los próximos Presupuestos del Estado para 2022. La semana que viene empiezan las comparecencias de los 92 altos cargos de todos los departamentos del Gabinete que tienen que justificar en distintas comisiones de la Cámara baja sus partidas económicas, y la siguiente se registrarán las enmiendas a la totalidad. El Gobierno no tiene aún asegurado el voto a favor de ERC, PNV y EH Bildu, que fueron los que le respaldaron el año pasado. Tampoco se descarta que esas formaciones puedan incluso presentar un proyecto alternativo total, un mal signo de cómo están transcurriendo ahora las negociaciones. PNV y ERC se quejan abiertamente de la falta de contactos serios y de la carencia de intercambios de documentos. Y avisan: “Que no se engañen, nuestro voto a favor no está asegurado”. Y luego está la siempre compleja y delicada negociación con EH Bildu.

Las palabras del líder de Bildu, Arnaldo Otegi, el lunes, relacionando el apoyo a las cuentas con la salida de los etarras que aún están en prisión y luego matizadas, han enturbiado un momento político de los más delicados en el Congreso. “Tenemos a 200 dentro. Y esos 200 tienen que salir de la cárcel. Si para eso hay que votar los Presupuestos, pues los votaremos”, dijo en un acto para sus militantes en Eibar (Gipuzkoa). Fuentes del Ejecutivo y de la dirección de los socios habituales del Gobierno en la cámara reconocen que esas posiciones de Otegi se tienen que interpretar en clave interna, para contentar a los sectores “más duros y contestatarios” de la izquierda abertzale, que en el propio acto de Eibar le estaban cuestionando por el apoyo que la formación y sus cinco diputados prestan en muchas ocasiones a proyectos del Gobierno “sin lograr medidas a cambio de acercamiento o excarcelaciones de presos”.

Fuentes del grupo parlamentario de EH Bildu en el Congreso precisan que más allá de las manifestaciones de Otegi y del ruido provocado, sus negociaciones con el Gobierno y el PSOE “siguen su curso como hasta ahora, con total normalidad”. Y añaden que el asunto de los presos y sus posibles beneficios penitenciarios, cuya reclamación no se renuncia a plantear en otros ámbitos, no forma parte de la agenda a discutir sobre los Presupuestos de 2022, que volverá a centrarse, como el ejercicio pasado, en “mejoras sociales y económicas”.

Choque de intereses

Dos días después de escuchar a Otegi, el grupo de EH Bildu se reunió en Madrid y ratificó sus prioridades en las charlas que ya están manteniendo con ministros y otros socios parlamentarios: derogación de la reforma laboral y proyectos concretos con conquistas sociales para diversos colectivos en Euskadi. Y con una idea clara, que esas reformas o partidas se negocien con EH Bildu de tal manera que la formación abertzale pueda reivindicarse como una opción útil no solo en el País Vasco sino también en Madrid, en el Congreso, un asunto delicado porque entra en colisión con los intereses de otro de los socios delicados, el PNV.

En el PNV, catalogado en teoría por el PSOE como estratégico, advierten: “No tenemos ningún acuerdo y la posibilidad de tramitar por nuestra parte una enmienda a la totalidad de los Presupuestos está encima de la mesa”. Al PNV y a ERC les está molestando especialmente este año “la actitud” de varios ministros y del PSOE dando por descontado su apoyo y alertan: “Ese comportamiento no ayuda”. Fuentes de ERC reconocen que este tipo de situaciones, en las que el Ejecutivo juega con el calendario in extremis, puede provocar en esta ocasión “un bofetón”, y alertan de varias exigencias que no quieren calificar de líneas rojas pero en las que aprecian que no se avanza nada: la oposición de la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, a conceder una cuota para el uso del catalán y otros idiomas cooficiales en las plataformas audiovisuales, pero también la falta de concreción en la nueva ley de memoria histórica o de más compromisos para las pensiones. En ERC se sitúan en “alerta máxima”, pero dispuestos a hablar.

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El PNV ha hecho llegar a varios ministros su agenda de reclamaciones aún pendientes desde el año pasado, como la transferencia de la gestión del Ingreso Mínimo Vital, prometida en octubre de 2020, y la llegada del tren de alta velocidad a Vitoria y Bilbao, y demandan perfilar ya las de este curso. Su portavoz, Aitor Esteban, ha reiterado a los interlocutores socialistas su queja por la escasa información que les llega. El PNV no ha querido conceder repercusión a las palabras de Otegi sobre los presos porque no le da mucho crédito y porque entiende que su relevancia consiste en hacer valer sus votos para conseguir proyectos para Euskadi.

Tanto el PSOE como Unidas Podemos precisan que las negociaciones con sus socios se cerrarán en tiempo y forma y reconocen que la distancia mayor ahora se da con ERC.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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