Italia alertó a España dos horas antes de la detención de Puigdemont sobre su llegada a Cerdeña
Agentes del país transalpino comunicaron a través de los canales de colaboración policial que el sistema europeo de control de pasajeros había detectado el viaje del expresidente de la Generalitat a la isla
Las autoridades policiales italianas alertaron a sus colegas españoles de la llegada del expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont a la isla de Cerdeña sobre las siete y media de la tarde de este jueves, algo más de dos horas antes de que aterrizase el avión del líder independentista y fuera detenido, según ha confirmado EL PAÍS en fuentes policiales. La comunicación entre los cuerpos policiales de ambos países se hizo a través del canal habitual, la Oficina de Sirene, un órgano de cooperación internacional entre los países del espacio Schengen (al que pertenecen tanto España como Italia) para la detección en frontera de personas reclamadas. Puigdemont fue puesto en libertad este viernes, a la espera que se resuelva la cuestión judicial sobre la euroorden dictada sobre él que provocó su arresto.
La alerta de que Puigdemont iba a llegar a la isla italiana (donde iba a participar en el encuentro cultural Aplec Internacional Adifolk y reunirse con alcaldes y cargos municipales independentistas sardos) la recibió la policía del país transalpino gracias al Registro de Nombres de Pasajeros (PNR, en sus siglas en inglés), un programa de control de las personas que salen o llegan a la Unión Europea por vía aérea para detectar la presencia de presuntos terroristas y delincuentes, y que fue aprobada por la Comisión Europea en 2016. El sistema, al que las compañías aéreas deben facilitar la identidad de todos los pasajeros que toman sus vuelos y los detalles del viaje (cómo se ha pagado, si lleva equipaje, qué asiento ocupa, entre otros), alertó a las autoridades italianas de que sobre el dirigente independentista pesaba una orden europea de detención formalmente en vigor.
Según detallan las fuentes policiales consultadas, Puigdemont viajó desde Bruselas al aeropuerto de Alguer, uno de los tres con vuelos internacionales con los que cuenta Cerdeña, en un vuelo que salió con retraso de la capital belga. De hecho, el aterrizaje se produjo sobre las nueve y media de la noche, una hora más tarde de lo previsto. En el avión, el expresidente de la Generalitat viajaba acompañado por una persona, cuya identidad no ha transcendido, y al que fuentes de su entorno se refieren como “un amigo”. Estas fuentes destacan que el dirigente independentista nunca viaja solo. En el aeropuerto, esperaban el empresario y senador por Girona de Junts Josep Maria Matamala Alsina y el historiador Josep Lluís Alay Rodríguez. Se da la circunstancia de que ambos acompañaban a Puigdemont cuando fue detenido, en marzo de 2018, en Alemania al intentar regresar por carretera a Waterloo, donde fijó su residencia tras su huida, después de dar una conferencia en Helsinki (Finlandia).
Matamala ha permanecido al lado del dirigente independentista en todo momento desde que el Parlament proclamase la república y el político decidiera fugarse. Conocido como Jami por sus allegados, es considerado el avalador, el confidente, el apoyo, el protector y, sobre todo, el fiel amigo del político catalán desde que se conocieran en 1991. Alay es el jefe de la oficina del expresident. Recientes investigaciones judiciales señalan que Alay mantuvo reuniones con personas influyentes y cercanas al Kremlin, en Barcelona y Moscú entre 2019 y 2020.
La detención de Puigdemont en Cerdeña se produjo sin incidentes cuando estaba a punto de superar el control de seguridad del aeropuerto, según coinciden en señalar las fuentes consultadas. Puigdemont, al que la policía italiana no retiró en un primer momento el teléfono móvil, llamó inmediatamente a su abogado, Gonzalo Boye, para comunicarle lo que estaba ocurriendo. En ese momento, detallan estas fuentes, el expresidente le dijo que creía que, entre los agentes que le estaban arrestando había “al menos” dos policías españoles de paisano. El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha negado rotundamente la presencia de agentes españoles durante el arresto. “No era necesario”, añaden fuentes policiales.
Tras el arresto, Puigdemont fue trasladado a las dependencias policiales del aeropuerto, donde pasó la noche. Según confirmó a este diario su abogado, durante todo ese tiempo, los agentes italianos permitieron al expresident utilizar su móvil, por lo que ambos pudieron mantenerse en contacto telefónico. El terminal solo le fue retirado la mañana del viernes para ser trasladado a la prisión de Bancali, donde permaneció recluido solo unas horas hasta que la jueza que se ha hecho cargo de su causa ordenó su excarcelación sin medidas cautelares.
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