Exteriores acelera los planes para la evacuación de españoles y colaboradores afganos en Kabul
España envía este lunes dos aviones militares a Dubái para cubrir la primera fase de repatriación
El Ministerio de Asuntos Exteriores “acelera” los planes para la evacuación de los residentes españoles, el personal de la Embajada y los afganos que han colaborado con el Ejército y en la cooperación española en Kabul, ante el avance de los talibanes, que este domingo han iniciado el asalto a la capital del país. Este mismo lunes saldrán dos aviones A400M desde España con destino Dubái para cubrir la primera fase de repatriación, según ha informado el departamento a través de un comunicado conjunto con el Ministerio de Defensa el domingo por la noche.
Los planes se han ido modificando conforme avanzaba la jornada. Fuentes de Defensa ya habían indicado que tenían previsto preposicionar a comienzos de semana ese avión de transporte militar —con capacidad para 116 soldados— en Kuwait a fin de estar preparados para entrar lo antes posible en el aeropuerto de Kabul, donde se espera que se forme un cuello de botella. El plan inicial, ahora acelerado, era el de proceder a la evacuación mediante cuatro vuelos de ese tipo de aeronave militar y uno más realizado en un avión civil, siempre y cuando las condiciones lo permitieran. La evacuación se está calculando para entre 500 y 600 personas, informa Miguel González.
Actualmente hay tan solo seis residentes españoles en Afganistán. A ellos se suman aquellos traductores afganos, además de sus familias, que han trabajado tanto con las tropas españolas como con la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), además de algunos ciudadanos europeos cuyos países no tienen capacidad para repatriarlos. Por último, el personal de la Embajada: dos diplomáticos (el embajador Gabriel Ferrán, pendiente de su relevo, y el encargado de negocios), ocho contratados locales y 17 agentes de policía (incluidos los geos).
El jefe de la diplomacia española, José Manuel Albares, había insistido horas antes, a través de un mensaje en redes sociales, en que no se va a “dejar a nadie atrás”, tal y como afirmó el pasado viernes. Su departamento ha sido el encargado de cerrar con Defensa los detalles logísticos y la lista de personas incluidas en el plan de evacuación. La comisión interministerial, con representantes también de Interior, Migraciones y Presidencia, llevaba varias semanas trabajando en este asunto. “Aceleramos la evacuación decidida anteayer de españoles, afganos que han colaborado con España y sus familias, en coordinación con la ministra de Defensa [Margarita Robles]”, afirmó Albares. “Apoyaremos a la UE y su servicio exterior para una salida ordenada de personal europeo y local. No dejaremos a nadie atrás”, recalcó.
Por el momento, la legación española en Kabul permanece abierta, según confirma el ministerio, que asegura estar “preparado” para cualquier eventualidad, incluida su evacuación. Estados Unidos ya ha comenzado a hacerlo con su personal mediante helicópteros que conectan con el aeropuerto, tras el envío de tropas para protegerlos.
Aceleramos la evacuación decidida anteayer de españoles, afganos que han colaborado con España y sus familias, en coordinación con Ministra @Defensagob. Apoyaremos a UE y su servicio exterior para una salida ordenada de personal europeo y local. No dejaremos a nadie atrás.
— José Manuel Albares (@jmalbares) August 15, 2021
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España está coordinando con otros socios de la Unión Europea y la OTAN “una respuesta” que “asegure la protección” de sus intereses en Afganistán “en beneficio del pueblo afgano”, afirmaba el viernes Exteriores en un comunicado. También el Ministerio de Defensa transmitió el sábado su “preocupación”, especialmente por el estado de “mujeres y niños”, al ser estos los “más vulnerables” en un conflicto armado. Margarita Robles desveló hace unos días, antes de que insurgencia talibán avanzase hasta la capital, que España había planteado dentro del ámbito de la OTAN la creación de una figura para ayudar al Gobierno afgano, de tal manera que se pudiese “seguir teniendo relaciones” con el Ejecutivo del país. La finalidad, según manifestó la ministra en declaraciones a Europa Press, era la de ”apoyar todas las políticas sociales” para evitar “retroceso de derechos humanos”. La situación ahora ha cambiado mucho, recalcan este domingo fuentes de Defensa. El viernes, el Consejo del Atlántico Norte celebró una reunión en la que los aliados se comprometieron a no reconocer al futuro Gobierno talibán, fruto una violenta ofensiva con “ataques contra civiles, asesinatos selectivos y otros abusos graves contra los derechos humanos”.
“Siento mucha impotencia”
Nadia Ghulam, escritora afgana residente en España, describe en una entrevista telefónica una situación caótica en la capital, según el testimonio de su familia, tras “un mes sin luz ni agua corriente” y con saqueos en “tiendas y en la universidad”, relata, después de que el Gobierno decidiera “repartir armas como caramelos” a la población. A los ocho años una bomba destruyó su casa —y su rostro— y tras pasar por infinidad de hospitales, a los once decidió tomar la identidad de su difunto hermano, que murió de un disparo cuando buscaban robarle. Con su padre enfermo, se vistió de hombre para poder trabajar y sostener a su familia durante una década. En 2006, una ONG la llevó a España para iniciar un tratamiento, donde más tarde consiguió su permiso de residencia. En conversación desde Badalona, Ghulam cuenta que desde entonces ha enviado dinero mensualmente a su familia, pero ahora no encuentra la forma de ayudarles a salir de esa situación y hace un llamamiento al Gobierno de España para que los evacúe. Teme especialmente por sus sobrinas, de 10 y 12 años. “¡Llévatelas!, dicen mis hermanas, porque no quieren que se casen con un hombre cualquiera. Ellos [los talibanes] deciden sobre tu vida. La mujer se convierte en un objeto. Siento mucha impotencia”, cuenta desesperada. Hasta 2018 iba una vez al año a visitarlos, pero la edición francesa del libro del que es coautora y en el que cuenta su historia (El secreto de mi turbante) fue traducido allí como La chica que engaño y desafió a los talibanes durante 10 años. “Cinco millones de personas lo vieron”, afirma. Una sentencia de muerte para ella que le ha valido multitud de amenazas también a su familia. “Prefiero que me maten a escuchar este dolor de lejos”, asegura de nuevo con la voz quebrada.
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