Felipe VI defiende en Santiago la función de “puente” de la Corona para garantizar la convivencia
La ceremonia religiosa y militar en honor al apóstol ha coincidido con la marcha nacionalista a la que ha asistido Oriol Junqueras
Todo ha coincidido al mismo tiempo este mediodía en el casco histórico de Santiago de Compostela. Los Reyes y sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía, llegaban a la plaza del Obradoiro para asistir a la misa en honor al apóstol Santiago. Y eran recibidos por los aviones de la Patrulla Águila, que surcaban el cielo dejando una estela con los colores de la bandera de España, sin incluir en ningún momento el azul y el blanco de Galicia. Mientras tanto comenzaba la tradicional manifestación del Bloque Nacionalista Galego por el Día da Patria y los asistentes a esa marcha presenciaban el espectáculo rojigualdo como una “provocación”, con abucheos y silbidos. En el recorrido han participado Oriol Junqueras (presidente de Esquerra Republicana de Catalunya y recientemente excarcelado tras el indulto del Gobierno a los presos del procés) y representantes de partidos nacionalistas invitados por el BNG.
Felipe VI asiste este domingo como delegado regio a las celebraciones que durante todo el día tienen lugar en Santiago con motivo de las fiestas de Galicia. Una hora después de coincidir la exhibición militar con la marcha nacionalista que discurría por unas calles compostelanas protegidas por más de 400 policías, en su discurso en la catedral el monarca ha reivindicado el papel de la Corona como “puente” de “una nación vinculada por el pasado, el presente y el futuro” y ha dicho que el apóstol, patrón de España, representa esa unidad.
La monarquía “simboliza la continuidad de nuestra nación en la historia como comunidad política, cultural y humana”, ha abundado el Rey en su discurso de la ofrenda nacional a Santiago, a la que además de su familia asistían, entre otros cargos, las ministras gallegas —de Trabajo y de Asuntos Económicos—, Yolanda Díaz y Nadia Calviño. España, sus “lenguas y culturas”, ha leído a continuación Felipe VI en gallego, son “una obra colectiva en la que los sueños de muchos antepasados se plasmaron en una convivencia democrática”. Finalmente, el jefe del Estado ha invocado a Santiago para que ayude a “cultivar” la “tolerancia”, el “respeto por la diferencia” y la unión “entre pueblos y culturas” con el fin de “cimentar los caminos de unidad, solidaridad y concordia” que “aseguran nuestra convivencia en democracia y libertad”.
Acto seguido, en su respuesta durante el ceremonial de ofrenda a Santiago, el arzobispo, Julián Barrio, acompañado en el altar también por monseñor Rouco Varela, ha pedido la intercesión del apóstol para que “todos los pueblos de España mantengan una convivencia fraterna y no olviden sus raíces”. El jefe de la Iglesia gallega ha descrito un tiempo presente de “incertidumbre” en el que se ponen en duda “certezas que parecían consolidadas”. “Es necesario, como su majestad decía, volver a las raíces”, frente a una civilización con el “alma mermada”, ha dicho el religioso. En este contexto, ha insistido Barrio varias veces en la misma idea, los “hombres desencantados” han “perdido el sentido de la trascendencia”, “niegan a Dios” y “no perciben la diferencia entre el bien y el mal”. También en las frases que ha pronunciado en gallego, el arzobispo ha apelado a la “convivencia fraterna” de España y a la necesidad de no olvidar las “raíces”.
Mientras tenía lugar la ceremonia religiosa que se prolongó unas dos horas, en Santiago se desarrollaba la manifestación convocada por el BNG bajo el lema “una Galicia sin límites”. El acto reivindicativo, secundado por miles de participantes, acababa en la plaza de A Quintana, junto a la Puerta Santa de la catedral, que se abre solo durante los años jacobeos, como 2021. “Abrimos los brazos a todos los gallegos que quieran construir una Galicia con un futuro mejor”, ha clamado la líder de la oposición en el Parlamento gallego, Ana Pontón, en su intervención al finalizar la marcha, que ha discurrido con pancartas a favor de la “soberanía de los pueblos” y al grito de proclamas como “que quieran, que no, Galiza es una nación”. “No queremos que nos impidan caminar hacia un nuevo estatus de nación”, ha defendido en el exterior de los muros de la basílica, “porque Galicia no puede quedar en la liga de las regiones, tenemos que jugar en la liga de las naciones”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.