Felipe VI homenajea a las víctimas del terrorismo como uno de los pilares éticos de la democracia
Los Reyes, acompañados del presidente del Gobierno y del lehendakari, visitan la réplica del zulo en el que ETA mantuvo secuestrado durante 532 días al funcionario de prisiones Ortega Lara
El Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo de Vitoria ya es una realidad. Los Reyes, el presidente del Gobierno y el lehendakari, entre otras personalidades, lo han inaugurado este martes para convertirlo en el “Banco de la Memoria”, en definición de su director, Florencio Domínguez. Después de una visita privada en la que los monarcas y Pedro Sánchez han tenido tiempo para sentir el escalofrío que produce el recuerdo de los asesinatos a través de las tres plantas del museo, el rey Felipe VI se ha congratulado de su puesta en marcha porque “nos recuerda” que las víctimas son uno de los “pilares éticos de nuestro sistema democrático”.
Las fotografías, los audios y vídeos y los objetos simbólicos que han visto en el recorrido no los han dejado impasibles. Entre ellos, se rememora la resistencia no violenta de Gesto por la Paz y algunos de los más de 800 asesinatos de ETA; se pueden ver objetos que dejó la gente en las calles de Madrid tras los atentados yihadistas del 11-M o en Las Ramblas de Barcelona; libros manchados de la librería Lagun de San Sebastián, que sufrió numerosos ataques; o el monopatín de Ignacio Echeverría con el que el empresario intentó luchar contra un terrorista en Londres. Todos ellos vestigios que representan la historia reciente de dolor de una sociedad que ha sufrido y sigue sufriendo a grupos de terroristas de diferentes ideologías. Especialmente emotivo ha sido el momento en el que Felipe VI y la reina Letizia han visitado la réplica del zulo en el que ETA encerró durante 532 días al funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara.
La liberación de Ortega Lara el 1 de julio de 1997 y la venganza de ETA por ese hecho —el secuestro y asesinato del concejal del PP en Ermua Miguel Ángel Blanco, 13 días después— supusieron un cambio radical en la manera social de afrontar el terrorismo. La sociedad vasca empezó a plantarles cara en la calle.
El presidente de la Fundación Víctimas del Terrorismo, Tomás Caballero, ha incidido en esa idea en el breve discurso que ha ofrecido tras la visita. “Esta realidad, la de verdugos implacables y la de víctimas inocentes, es la que no debemos permitir que se desdibuje”, ha justificado, frente a quienes quieren imponer un relato en el que se diluyen las víctimas con los victimarios. El director del Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo, Florencio Domínguez, ha dicho que el reto principal es transmitir un conocimiento real de la historia de la violencia desatada “con pretensiones políticas y de las víctimas que provoca. Este memorial, que fue Banco de España durante décadas, será a partir de ahora Banco de la Memoria”.
Apenas se han producido algunos gritos de protesta de quienes reivindican que el centro acoja también a las víctimas del franquismo o a las del 3 de marzo de Vitoria, cuando la policía mató a cinco trabajadores en el transcurso de unas huelgas obreras en 1976. Sin embargo en el centro sí hay una referencia a aquellos hechos: se cita la matanza de cinco trabajadores a manos de la policía, dentro del contexto de la historia de la transición, como uno de los problemas de aquellos años que pudieron ralentizarla.
El Memorial abarca todos los terrorismos desde junio de 1960, fecha del asesinato de la niña Begoña Urroz por una bomba del DRIL (Directorio Revolucionario Ibérico de Liberación Nacional) en San Sebastián, hasta los atentados yihadistas de Madrid y Barcelona. Las víctimas de ETA, las que generó la guerra sucia de los GAL, Grapo, FRAP y del yihadismo tienen un hueco en el Centro Memorial que nació al amparo de la ley de protección para las víctimas del terrorismo.
Tras guardar un minuto de silencio, el rey Felipe VI ha asegurado que a partir de ahora preservar la memoria de las víctimas es un ejercicio de respeto y de justicia, pero también un elemento esencial para que las generaciones venideras sean siempre conscientes de la gravedad de lo sucedido y del dolor que provoca el terrorismo.
Este centro está dirigido por un patronato compuesto por representantes del Gobierno central, del Ejecutivo autonómico vasco, de las restantes autonomías, Cortes Generales y asociaciones de víctimas. El Memorial de Vitoria va a integrarse en una red internacional de museos de la memoria con el del 11-S de Nueva York; el de Oklahoma que recuerda la matanza de 168 personas en 1995; el de París, que abarca desde 1974, con los atentados del grupo terrorista de Carlos, El Chacal, hasta hoy con el yihadismo; y el de la isla de Utøya (Noruega), que recuerda a los 77 jóvenes laboristas noruegos asesinados en 2011 por un neonazi. En la representación institucional que ha participado en la inauguración del Centro Memorial no había integrantes del Partido Popular.
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