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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Ofensiva del PP al Gobierno con Marruecos fuera del foco

Para Casado la culpa es del Ejecutivo y más concretamente del exvicepresidente Iglesias por invocar el derecho del Sáhara a un referéndum

Anabel Díez
Pablo Casado, en el estand de Turismo de Ceuta en Fitur.
Pablo Casado, en el estand de Turismo de Ceuta en Fitur.RRF (Europa Press)

Una sesión en la comisión de secretos oficiales del Congreso sería el marco idóneo en el que un miembro del Gobierno, o varios, informara a los portavoces parlamentarios del alcance y gravedad de la crisis con Marruecos al propiciar la entrada en Ceuta de más de 8.000 inmigrantes. No ocurrirá. La oposición conservadora ha decidido ocupar esta semana parlamentaria con requisitorias al Gobierno, desde su presidente a varios ministros, para que rindan cuentas de este episodio insólito, migratorio y diplomático, que tiene a la Unión Europa en alarma, con avisos y advertencias al país magrebí. En España, el PP pone toda la carga de la responsabilidad en el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

El contenido de las intervenciones parlamentarias de esta semana se alterará en tanto en cuanto la oposición pueda incluir la crisis con Marruecos para interpelar al Gobierno. No habrá un hilo conductor del PP, Vox y Ciudadanos dado que los populares se mueven en un complicado malabarismo para tocar la cara lo menos posible al país vecino. No así Vox, para el que lo que se requiere es firmeza frente a Marruecos, y eso le falta al Gobierno que no defiende lo que debiera a las ciudades españolas de Ceuta y Melilla, según su criterio. La afrenta es de Marruecos, para Ciudadanos, pero echa mano del diálogo, la diplomacia.

Lo relevante para la política nacional es la actitud del PP, al ser el primer partido de la oposición y alternativa al Gobierno. Nada quedará de la denuncia al Ejecutivo. Así se verá esta semana en el Congreso. Los populares han pedido la comparecencia de la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, y de tres ministros: la de Exteriores, Arancha González Laya; el de Interior, Fernando Grande-Marlaska, y el de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá. Se interpelará al Gobierno este miércoles y Pablo Casado abrirá la sesión de control para interrogar al presidente. Le seguirán otros portavoces con preguntas a las vicepresidentas.

Las primeras horas de la crisis no fueron así, ya que la conversación entre Pablo Casado y Pedro Sánchez se desarrolló en términos correctos. Pero eso fueron unos minutos. Los populares han decidido que la política exterior también entra en su agenda de ataque al Gobierno, aunque tenga que arrostrar algunas situaciones no del todo explicables. El líder popular se reunió con dirigentes marroquíes el 11 de mayo y con ellos se comprometió a pedir cuentas al Gobierno de su país por la atención dispensada al líder del Frente Polisario, Brahim Gali, sobre el que pesan denuncias judiciales. Su entrada irregular en España, para ser atendido sanitariamente en un hospital en Logroño, es el motivo que aduce Marruecos para provocar la crisis con España. No hay defensores acérrimos de cómo se manejó esta acción “humanitaria”, pero sí hay consenso europeo en que Marruecos ha cometido una agresión en su frontera sur, que Bruselas no va a aceptar. La potente ayuda a Marruecos desde las instituciones europeas se reconsiderará ampliamente si el país magrebí no corta esas acciones hostiles contra España.

Nada de esto se refleja en el discurso del PP, para el que la culpa es del Gobierno, y más concretamente, del exvicepresidente segundo Pablo Iglesias, por invocar el derecho del Sáhara a un referéndum; nada distinto a la última resolución de Naciones Unidas, aunque ese papel cada vez esté más mojado. Esta razón ha desconcertado al Gobierno, al constatar que el todavía líder de Podemos sirve al PP para el ataque. Las declaraciones del PP en este conflicto han evolucionado ligeramente pero no para aligerar la crítica. Las reuniones de Casado con políticos marroquíes significan que “vio venir la crisis”, según el secretario general popular, Teodoro García Egea. Por tanto, el líder del PP, barruntó el conflicto pero no avisó a Sánchez, que se encontró con una situación inédita e imposible de controlar inicialmente al tratarse de una avalancha de miles de personas, con cientos de niños.

Las cartas están boca arriba. Desde el triunfo electoral del PP en Madrid del 4 de mayo, singular y específicamente de Isabel Díaz Ayuso, el PP ha decidido no dar tregua al Gobierno, dure lo que dure la legislatura.

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“El rey Mohamed VI de Marruecos convierte en arma a la emigración”, titula The Economist. El monarca quiere que España “acepte la ocupación marroquí”, en términos de este semanario, estatus que no acepta España, ni el grueso de la Unión Europea. Tampoco Naciones Unidas, pero la historia pasada y presente del Sáhara, no estará entre los argumentos de la oposición al Gobierno.

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).

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