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España logra el respaldo de la UE en su pulso con Marruecos

La entrada de inmigrantes irregulares en Ceuta remite tras la llegada de 8.000 en solo 36 horas

Dos soldados del Ejército de Tierra asisten a un inmigrante que acaba de llegar a la playa del Tarajal, el martes. En vídeo, las llegadas de este miércoles.Vídeo: JOAQUÍN SÁNCHEZ / REUTERS-QUALITY

La “crisis humanitaria” que estalló el lunes en Ceuta, con la llegada de miles de inmigrantes a nado desde el otro lado de la frontera con la complicidad de los gendarmes marroquíes, afloró este martes como crisis diplomática. La ministra de Exteriores, Arancha González Laya, convocó a la embajadora de Marruecos en Madrid, Karima Benyaich, para expresarle su “rechazo” y “disgusto” por la dejación marroquí en su responsabilidad de controlar la frontera entre los dos países; y Rabat llamó a consultas a su embajadora en Madrid, lo que supone dejar temporalmente vacante su representación diplomática en España. Hasta ese momento, contra toda evidencia, el Gobierno español había evitado culpar a Marruecos de la avalancha sin precedentes de inmigrantes irregulares en la ciudad autónoma, que ascendía a “cerca de 8.000” a las seis de la tarde de este martes, según el Ministerio del Interior. A media tarde, Marruecos desplegó antidisturbios a su lado de la frontera, lo que hizo que se redujera sustancialmente el número de entradas irregulares.

En una declaración en la escalinata de La Moncloa, sin admitir preguntas y en un tono de máxima gravedad, el presidente Pedro Sánchez advirtió de que “la integridad territorial de las fronteras de Ceuta y Melilla, que también lo son de la UE, y la seguridad de nuestros compatriotas serán defendidas por el Gobierno de España en todo momento, bajo cualquier circunstancia y con todos los medios necesarios”. Tras reiterar su voluntad de mantener relaciones de amistad con Marruecos, subrayó que estas deben basarse “siempre en el respeto a las fronteras mutuas”. Sánchez no habló de “invasión”, como hizo el presidente de Ceuta, Juan Jesús Vivas, pero dejó claro que no se enfrentaba solo a un problema humanitario o migratorio, sino a un reto a la seguridad de España y a su integridad territorial.

Para evidenciar la firmeza del Gobierno, decidió en la madrugada del martes movilizar a la guarnición del Ejército en Ceuta, con unos 3.000 militares en total, a los que se suspendieron permisos y reducciones de jornada. Desde primera hora de la mañana de este martes se pudo ver a legionarios del Tercio Duque de Alba de la Legión en patrullas mixtas con policías nacionales y guardias civiles por las calles de la ciudad autónoma y en la playa del Tarajal, reagrupando a los inmigrantes desperdigados y atendiendo y organizando a los recién llegados a la orilla. Además, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, anunció el envío de 150 agentes de la Policía Nacional y 50 de la Guardia Civil para reforzar a los 1.100 efectivos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado desplegados de manera permanente en la plaza.

En realidad, reconocen fuentes gubernamentales, ni militares ni policías pueden hacer gran cosa mientras Marruecos no impida que se lancen al agua desde el otro lado de la frontera, más que intentar evitar que se ahoguen, como sucedió con un inmigrante el pasado lunes. “No puedes evitar que tu casa se inunde si no cierras el grifo en el piso de arriba”, señalan gráficamente dichas fuentes.

Para achicar el agua, España está aplicando acuerdos bilaterales con Marruecos para permitir la devolución en frontera de quienes entren irregularmente. Hasta media tarde, ya habían sido devueltas 4.000 personas —la mitad de las llegadas en 36 horas, desde la noche del domingo— y el Gobierno confiaba en poder retornar a la gran mayoría, que son de nacionalidad marroquí. Con los refuerzos policiales se pretende que los equipos de extranjería estén operativos las 24 horas para agilizar los trámites de devolución. En teoría, la excepción son los menores de edad —se calcula que superan los 1.500 aunque no hay una estimación oficial— cuya repatriación está sujeta a un trámite mucho más complejo en el que prima el interés del menor.

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Sánchez canceló el viaje que tenía previsto realizar este martes a París para desplazarse, a compañado por el ministro del Interior, a Ceuta y Melilla, que no pisaba un presidente de Gobierno fuera de campaña electoral desde 2006. En Ceuta, fue imprecado por varias decenas de personas al salir del helipuerto. Mientras tanto, se reunió en La Moncloa un gabinete de crisis encabezado por la vicepresidenta primera Carmen Calvo.

Informe al Rey

Antes de abandonar Madrid, Sánchez informó al Rey — quien telefoneó al presidente de Ceuta y también al de Melilla, Eduardo de Castro, para interesarse por la situación sobre el terreno— y al líder del PP, Pablo Casado. Sánchez también hizo una ronda de contactos con los máximos responsables de la UE para asegurarse su respaldo en el pulso con Marruecos. Entre otros, habló con el presidente del Consejo, Charles Michel, y el alto representante para la Política Exterior de la UE, Josep Borrell.

La cascada de declaraciones de apoyo a la posición española no se hizo esperar. Michel mostró “todo el apoyo y la solidaridad con España” y recordó que “las fronteras de España son las de la Unión Europea”; la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, advirtió de que la cuestión migratoria será “crucial” en la futura relación de la UE con países como Marruecos; y Borrell subrayó que “Ceuta es la frontera de España con Marruecos y la UE hará lo necesario para apoyar a España en estos momentos difíciles”.

Los responsables españoles evitaron referirse al detonante de la actual crisis: la decisión de acoger al líder del Frente Polisario, Brahim Gali, para tratarse del coronavirus en un hospital de Logroño por razones “estrictamente humanitarias”. Fue la embajadora de Marruecos en Madrid quien, antes de acudir a su cita con González Laya, aseguró que las relaciones entre vecinos se basan en “la confianza mutua” y que hay actos que tienen consecuencias “y se tienen que asumir”.

Durante las horas más críticas de la crisis en Ceuta, los medios oficiales marroquíes han guardado un mutismo absoluto sobre el contencioso con España. La última alusión de Rabat a este asunto se produjo el 8 de mayo, cuando su Ministerio de Asuntos Exteriores difundió un comunicado, el segundo sobre el asunto, en el que advertía a España de que no “minimizara el impacto grave” de esta crisis en las relaciones bilaterales y le avisaba de que tomaba nota y sacaría todas las consecuencias de una decisión “premeditada”, tomada “a espaldas de un socio y vecino”, en alusión a la decisión de acoger a Gali.

La apertura del paso fronterizo con Ceuta sería la “consecuencia” de esa decisión, según interpretan fuentes diplomáticas, o quizá solo un aviso, ya que el líder del Frente Polisario sigue en España y está citado para declarar como imputado ante el juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz el 1 de junio.

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