Juan Espadas, un alcalde enemigo del conflicto
El regidor de Sevilla tiene fama de persona paciente, pactista y proyecta un perfil moderado útil para enfrentarse al presidente de la Junta de Andalucía
Juan Espadas Cejas (Sevilla, 54 años) es el elegido por los críticos del PSOE de Andalucía y por la dirección federal de Pedro Sánchez para disputar el liderazgo en el partido socialista andaluz a Susana Díaz. Intentará convencer a los militantes apelando a la necesidad de un cambio para recuperar la Junta de Andalucía, que el PSOE perdió tras las elecciones de diciembre de 2018. Cuando se pregunta a los que lo avalan si Espadas es el revulsivo que el socialismo andaluz necesita, hay muchos que guardan unos segundos de silencio y luego responden: “Cualquier cosa que no sea Susana Díaz lo es y que se entienda a derecha o izquierdas”; “no disgusta, pero tampoco entusiasma” y “esto es lo que hay”.
El alcalde de Sevilla pasó a la última ronda del casting de candidatos junto con la ministra de Hacienda y portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, a la que Pedro Sánchez ha querido mantener a su lado. Espadas se lanzó al ruedo hace más de un año cuando mostró su disponibilidad a liderar el PSOE. Por ahora, competirá por la candidatura a la presidencia de la Junta en el mes de junio y si gana, su salto a la secretaría general se producirá cuando se convoque el congreso regional antes de final de año.
Espadas —al contrario que Susana Díaz, que empezó a militar en las Juventudes Socialistas con 17 años— tardó en incorporarse al partido. Se afilió en 1997, cuando ya llevaba trabajando en la Junta de Andalucía siete años. Se licenció en Derecho en 1989 y un año más tarde entró en la mayor empresa de la comunidad: primero como jefe de gabinete y luego como alto cargo de la Consejería de Medio Ambiente, con un breve paréntesis en la de Educación. En 2008, Manuel Chaves lo nombró consejero de Vivienda y de Ordenación del Territorio hasta marzo de 2010. Es decir, 20 años en la Junta, tiempo suficiente para ser calificado en algunos círculos como “un juntero”.
El aspirante a las primarias salió de la Junta porque así lo decidió el presidente José Antonio Griñán, cuando anunció que Espadas sería el candidato a la alcaldía de Sevilla. En realidad, la decisión no fue de Griñán, sino de su ahora rival Susana Díaz. Esta se negó a que el candidato en Sevilla fuera Alfonso Rodríguez Gómez de Celis —ambos son la pareja perfecta de enemigos íntimos― y apostó por buscar a “alguien que no moleste”: Juan Espadas.
Ese es otro rasgo que destacan del alcalde de Sevilla. No cae mal, no le gusta ir a contramano ni los conflictos. Lo describen como una persona paciente, pactista, de los que se llevan el trabajo a casa. Como exjefe de gabinete, es de los que tiene por costumbre leerse montañas de papeles. También habla por los codos: “Te gana por agotamiento”, dice una persona que trabajó con él. Dirigentes del PSOE creen que Espadas tiene el perfil ideal para enfrentarse al presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno (PP). “Es la cuña de la misma madera, vende moderación y para ir contra Moreno qué mejor que alguien como Moreno”, asegura una de las fuentes consultadas.
Espadas no ha hecho mucha vida orgánica en el PSOE andaluz, donde las piezas no encajan a golpe de martillo, sino por primorosos equilibrios. El candidato fue coordinador federal de los grupos de medio ambiente del PSOE, un oasis en las bulliciosas agrupaciones socialistas y más aún en las sevillanas, compuestas por tribus promiscuas que hoy están aquí y luego allí. El propio Espadas pertenecía a la tribu de Díaz. Es vicesecretario del PSOE de Sevilla. Apoyó la defenestración de Sánchez en el comité federal del 1 de octubre y, antes, cambió su voto a favor de Carmen Chacón en lugar de Rubalcaba cuando Díaz se lo indicó.
El aspirante nunca ha pertenecido al círculo íntimo de Díaz, pero es de los que estaban con ella la noche electoral del 2 de diciembre de 2018, cuando el PSOE comprobó que las derechas (PP, Cs y Vox) sumaban más que las izquierdas. Esa noche, Díaz hizo un amago de dimisión y Espadas, junto con otros, la llevó en volandas a la sala de prensa para dar cuenta del resultado.
Sabe lo que es ejercer la oposición. En sus primeras elecciones a la alcaldía de Sevilla, en 2011, obtuvo un fracaso estrepitoso frente al popular Juan Ignacio Zoido. Esa etapa lo curtió. En las municipales de 2015, volvió a perder, pero logró la Alcaldía, la mayor en manos del PSOE, pactando con su izquierda. Ya en 2019 ganó y logró acuerdos tanto con Unidas Podemos como con Ciudadanos. Siempre ha dicho que se mantendría en el cargo ocho años. Si sale vencedor de las primarias, permanecerá como regidor hasta la convocatoria de las elecciones.
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