Ígor el Ruso no tiene ninguna patología mental, según los médicos forenses en su juicio
Los especialistas que examinaron a Norbert Feher explican que no mostró ningún arrepentimiento por sus crímenes y que sonrió cuando le preguntaron si sabía si los guardias civiles llevaban chaleco antibalas
Norbert Feher, más conocido como Ígor el Ruso, no es una persona que se caracterice por callarse. No lo hizo cuando los forenses lo examinaron en prisión semanas después de matar a un ganadero y dos guardias civiles en Andorra (Teruel) en 2017. Tampoco lo ha hecho este jueves en la cuarta sesión del juicio por el triple crimen, cuando ha hablado en numerosas ocasiones con su intérprete y su abogado mientras los peritos desgranaban su perfil psicológico. No estaba de acuerdo con lo que escuchaba. Los primeros especialistas, médicos forenses, que le entrevistaron han explicado que no mostró ningún arrepentimiento por sus homicidios. “Lo único que me faltan ahora son las mujeres”, figura en el informe psiquiátrico que dijo Feher. Unas palabras que ha refrendado este jueves una forense durante su declaración.
Uno de los puntos claves del proceso radica en la salud mental del criminal serbio. En saber si padece algún tipo de trastorno que justifique sus actos. Los peritos que le examinaron no lo creen así. “Nos dijo que esas personas tenían que morir y él era el instrumento para hacerlo y que prefería desobedecer las leyes humanas antes que al padre eterno”, ha apuntado una de las expertas.
La defensa sostiene que las vivencias pasadas de Feher motivan su forma de entender la vida y que sus actos responden a una “neurosis de guerra”. En la primera sesión del juicio, el enjuiciado contó que había vivido bombardeos en su Serbia natal, que vio mucha muerte y que eso le hizo “más fuerte”. También sostuvo que perteneció a un cuerpo paramilitar que luchó contra los cascos azules en 1999. “Él ve una agresión en cualquier gesto y responde en consecuencia”, asegura su abogado, Juan Manuel Martín Calvente.
Feher llegó a España a finales de 2017 tras haber matado a tiros a dos personas en Italia. “Vivía en una situación de hipervigilancia, porque sabía que la justicia le buscaba, era consciente de la situación”, ha señalado la forense. En una nueva versión de su pasado, contó a esta experta que tenía estudios superiores de ingeniería agrónoma. Los expertos han puntualizado que durante todo el cuestionario reflexionó cada una de sus respuestas y que decidía a cuáles contestar y cuáles no.
La perito ha relatado, además, que el acusado contó que había bebido ocho cervezas antes de los asesinatos y que se bebió otras dos después, pero ha descartado que sus actos estuvieran influidos por el alcohol. “Soy rápido, conozco la anatomía humana y sabía dónde disparaba”, les dijo a los especialistas cuando le preguntaron sobre la noche de los asesinatos. Cuando le interrogaron sobre si disparó en diferentes zonas del cuerpo al civil y a los agentes porque sabía que llevaban chalecos antibalas sonrió y calló.
Un tiempo después, Cristina Andreu, psicóloga forense del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Aragón, le visitó de nuevo en la prisión de Zuera (Zaragoza) para volver a analizarle. En esa sesión, a Andreu le quedó totalmente claro que tiene un nivel alto de inteligencia y una “gran capacidad de atención”. La experta también ha explicado que muestra claros rasgos de psicópata y manipulador: “Sabe que cuando una persona está llorando es que sufre, pero él es incapaz de sentir pena, es que le falta algo”.
Andreu ha relatado que el único momento en el que se enfureció durante su conversación en el centro penitenciario fue un momento en el que su autoestima se vio herida. “Tiene una imagen poderosa de sí mismo, se ve como alguien que toma decisiones únicamente en base a la racionalidad”. Los especialistas no dudan de que volvería a usar todos los medios a su alcance, incluida la violencia, para sus objetivos en el futuro. Las psicólogas han señalado que Ígor el ruso no quiso profundizar en sus relaciones familiares o sociales: “Cuando le preguntamos por posibles parejas, dijo que él no podía tener una relación sentimental”.
En la sesión de esta mañana, también se han conocido las autopsias que se realizaron a las tres víctimas mortales. Ni siquiera el jurado ha podido ver las fotos por su “extrema crudeza” y en su lugar se ha enseñado una presentación con ilustraciones. Los expertos han puntualizado que las autopsias fueron muy complejas por la gran cantidad de trayectorias de bala. Los dos agentes recibieron 17 disparos e Iranzo, dos. La conclusión de los expertos ha sido que el ganadero y los dos agentes sufrieron una “muerte rápida e inevitable”. “Aunque hubiesen estado al lado de un hospital no habrían sobrevivido”, ha sentenciado la forense.
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