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Vox lanza su campaña electoral en la ‘Plaza Roja’ de Vallecas

Abascal usa la delincuencia y la inmigración para arañar votos a la izquierda en el cinturón obrero de Madrid

Rocío Monasterio y Santiago Abascal en la manifestación convocada por Vox en mayo de 2020 en Madrid para protestar por las políticas del Gobierno durante la pandemia.
Rocío Monasterio y Santiago Abascal en la manifestación convocada por Vox en mayo de 2020 en Madrid para protestar por las políticas del Gobierno durante la pandemia.Jaime Villanueva
Miguel González

La Plaza de la Constitución del barrio madrileño de Vallecas, donde Vox lanzará este miércoles su campaña para las elecciones autonómicas del 4 de mayo, se conoce popularmente como la “Plaza Roja”. Por el color de sus adoquines, pero también porque es escenario frecuente de manifestaciones.

Vox ha cambiado la céntrica plaza de Colón, espacio habitual de sus actos electorales, por la plaza donde la entonces alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, clausuró su campaña en mayo de 2019. Ha pasado del barrio de Salamanca, donde los tres partidos del centro y la derecha tuvieron más del 70% de los votos en las últimas elecciones generales, a Puente de Vallecas, donde la izquierda superó el 65%.

Si en las elecciones catalanas de febrero pasado Vox hizo campaña en los feudos del independentismo, en los que fue objeto de acoso y agresiones que multiplicaron su presencia mediática, en Madrid ha elegido como objetivo prioritario el cinturón rojo, que pretende repintar de verde; buscando el vuelco electoral que el Frente Nacional de Le Pen consiguió en cotos tradicionales del Partido Comunista francés. Vallecas es, además, la patria chica de Pablo Iglesias, que el líder de Podemos, según repiten los responsables del partido ultra, “abandonó y traicionó” para mudarse a su chalé de Galapagar. Vox quiere hacer del exvicepresidente su principal antagonista.

El banderín de enganche del partido ultra para pescar votos en los barrios obreros es la inseguridad ciudadana. La candidata de Vox a la Presidencia madrileña, Rocío Monasterio, se presentó el Viernes Santo en el barrio de Ciudad Lineal, donde el día anterior bandas latinas la emprendieron a tiros en plena calle y sembraron el pánico. Monasterio prometió a los vecinos mano dura con esas bandas “compuestas por inmigrantes ilegales a los que no se les está repatriando”, aunque no consta que sus miembros, muchos de origen dominicano, no sean inmigrantes legales e incluso tengan nacionalidad española.

La asociación de la delincuencia con la inmigración irregular es una constante de la campaña de Vox, que ha pedido el cierre de los centros de menores extranjeros no acompañados, sin explicar qué hacer con ellos, y ha denunciado que cada plaza cuesta a las arcas regionales 4.700 euros al mes.

Vox se atribuye el mérito de que Isabel Díaz Ayuso, del PP, haya convertido Madrid en la comunidad con menos restricciones por la pandemia, enfrentándose a sus socios de Ciudadanos, y aboga por levantar el toque de queda y acabar con los confinamientos. Tenderos y comerciantes, autónomos y parados nutren un caladero de descontento en los barrios más deprimidos, donde la marca electoral del PP habría quedado invalidada por los sucesivos escándalos de corrupción.

Ante los recelos que en muchos sectores provoca su promesa de aplicar una “radical bajada de impuestos”, Vox responde publicitando recortes simbólicos del “gasto político”: reducir a la mitad los 132 diputados de la asamblea regional o limitar a siete las 13 consejerías que tuvo Ayuso.

Éxito limitado

Hasta ahora, el éxito de Vox para penetrar en el cinturón rojo de Madrid ha sido limitado. En Puente de Vallecas, el distrito donde dará el pistoletazo de salida a su campaña, consiguió el 10 de noviembre de 2019 el 12% de los votos, convirtiéndose así en la cuarta fuerza política. Sin embargo, logró mayores éxitos en algunas poblaciones al sur de la capital: fue la fuerza más votada en Valdemoro (75.000 habitantes); y la segunda en Fuenlabrada (cuarta población de la comunidad, con 195.000 habitantes), por delante del PP.

Esos fueron sus resultados en las elecciones al Congreso, ya que en las autonómicas su cosecha fue mucho más escasa. El reto de Vox es convertir el 4-M en un ensayo de las generales. Por eso Santiago Abascal —que tendrá tanto protagonismo electoral como la propia Monasterio— no solo es el director de campaña, sino que cierra la lista por Madrid.

La decisión de centrarse en disputar el voto a la izquierda en vez de rivalizar con el PP no solo supone un pacto implícito de no agresión con Ayuso —con la que Monasterio reconoce llevarse bien y con la que aspira a gobernar—, sino que tiene carácter estratégico: la única forma de que la suma de las derechas no dé cero es que no se limite a dividir el electorado que ya tenía el PP, sino que arañe votos de la izquierda o la abstención.

El fundador de Podemos, Juan Carlos Monedero, ha llamado a través de las redes sociales a los vecinos de Vallecas a boicotear el acto electoral de Vox: “Que repiquen las campanas, que en las ventanas suenen canciones antifascistas y que no haya nadie escuchando el discurso de odio. Y mañana [el jueves] vamos todos a desinfectar el suelo con lejía”, ha añadido.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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