_
_
_
_

Cerca de un centenar de inmigrantes salta la valla de Melilla

La Delegación del Gobierno cifra en 87 las personas que han entrado por la zona donde se retiró la sirga tridimensional

Patricia Ortega Dolz
Uno de los inmigrantes subsaharianos que han logrado saltar la valla fronteriza de Melilla y han sido acogidos en el CETI de la ciudad autónoma.
Uno de los inmigrantes subsaharianos que han logrado saltar la valla fronteriza de Melilla y han sido acogidos en el CETI de la ciudad autónoma.Antonio Ruiz (EL PAÍS)

Un total de 150 inmigrantes subsaharianos saltaron ayer la valla de Melilla a las 7.20, según la Delegación de Gobierno. De ellos, 87 lograron franquear las tres vallas sucesivas, incluida la marroquí, que delimitan el perímetro fronterizo. Nueve sufrieron cortes y lesiones de diversa consideración y requirieron atención médica. El salto se produjo en la zona en la que Interior ha retirado concertinas y otros “elementos cruentos”, en palabras del ministro Fernando Grande-Marlaska, pero no ha colocado aún las nuevas contenciones.

A las 7.20 saltaban las alertas de los guardias civiles que vigilan los 12 kilómetros de frontera en Melilla: “Zona A-8”. “Es justo el límite del tramo en el que se están acometiendo ahora mismo las obras de reforma”, señalan fuentes del Ministerio del Interior. Fue el verano pasado cuando Interior comenzó a cumplir la que fuera la primera promesa del ministro Grande-Marlaska tras tomar posesión en junio de 2018: retirar las concertinas y sustituirlas por “elementos menos cruentos” en Ceuta y Melilla. Sin embargo, ese objetivo, que el ministro convirtió en el emblema de un nuevo concepto de “seguridad humana”, no ha sido aún culminado.

“Hay cuatro kilómetros en los que aún no han colocado esa especie de peines invertidos de acero que debían coronar la valla tras retirar las concertinas”, señalan algunos de los guardias que trabajan en el control fronterizo. “Y es justo por ahí por donde han saltado”. La obra planeada por Interior también suponía la eliminación de la sirga tridimensional de Melilla (un entramado de espinosos cables de acero), la llamada “tercera alambrada”.

Un grupo de subsaharianos, tras el intento masivo de cruzar la valla de Melilla, este martes.
Un grupo de subsaharianos, tras el intento masivo de cruzar la valla de Melilla, este martes.Antonio Ruiz

El salto, como otros (el último lo protagonizaron 50 inmigrantes el pasado agosto), se produjo simultáneamente por varios puntos, según guardias presentes. “Se trata de una zona de vaguadas y vegetación abundante, un punto de la valla en el que no los vemos hasta que no los tenemos encima, a pesar de contar con cámaras térmicas”, explican.

Según Interior, “hay un protocolo establecido para reforzar la seguridad en aquellos puntos en los que se acometen las obras, así como coordinación con la Gendarmería marroquí”. Pero agentes de la Guardia Civil aseguraban ayer que algunos de los inmigrantes “utilizaron utensilios y elementos de la obra para reventar candados y entrar directamente por las puertas de la valla, sin tener que saltar”. Interior dijo no tener “constancia de esos hechos”.

Según la delegación del Gobierno de Melilla, 78 de los inmigrantes fueron trasladados al CETI. El resto fueron hospitalizados. Desde Interior concretaron que se trata de “nueve personas heridas de diversa consideración”.

Dos de los migrantes que han participado en el salto acompañados por un vigilante de seguridad, este martes.
Dos de los migrantes que han participado en el salto acompañados por un vigilante de seguridad, este martes.Antonio Ruiz (EL PAÍS)

Los inmigrantes que, a menudo con garfios metálicos atados a sus muñecas y tornillos en las suelas de los zapatos, se lanzan en un salto masivo, deben franquear primero un foso en la zona marroquí, luego su valla (llena de concertinas y cuchillas), después la primera valla española, la que está en obras y que tiene una inclinación “de unos 30 grados hacia la zona marroquí para hacer más dificultosa su escalada”, señalan fuentes del instituto armado. Y, por último, deben superar la segunda valla española, de otros seis metros de altura.

Los trabajos de sustitución de las concertinas, instaladas en 2005, se presupuestaron en 18 millones de euros (8,3 millones para Ceuta y 9,5 millones para Melilla). El proyecto se enmarca en un plan más amplio de refuerzo y modernización de los perímetros de las dos ciudades fronterizas, desarrollado por el anterior ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, y ejecutado por el actual, con un coste de 32,7 millones de euros que incluye la instalación de un nuevo circuito cerrado de televisión con 66 cámaras, 14 de ellas térmicas, y sistemas de reconocimiento facial en los puestos fronterizos.

Las entradas terrestres por Ceuta y Melilla cayeron en 2020 cerca de un 50% respecto a 2019. En total, en ambas ciudades se registraron unas 1.300 llegadas, unas a través del salto o agujereado de la valla, pero otras muchas como entradas irregulares interceptadas en los puestos fronterizos.

Doce “devoluciones en caliente”

Los agentes de la Guardia Civil que se encontraban en la valla en el momento del salto realizaron 12 devoluciones (rechazo en frontera) de inmigrantes y calculan que “aproximadamente una treintena” fueron interceptados por la policía marroquí.

La Guardia Civil aseguró que “los 87 que lograron saltar″ se dirigieron en grupo, “algunos heridos”, hacia el CETI de la ciudad. Varios agentes “auxiliaron a un subsahariano con diversas lesiones, posiblemente [como] consecuencia del salto, que se encontraba en las inmediaciones del mismo y fue evacuado en ambulancia al hospital comarcal”, señalaron fuentes de la delegación.

El Tribunal Constitucional avaló recientemente las llamadas “devoluciones en caliente” de inmigrantes en la frontera como recoge la Ley de Seguridad Ciudadana, y que fueron motivo de recursos en el tribunal europeo y de polémicas políticas. De hecho, el PSOE se mostró inicialmente contrario a ese tipo de actuaciones policiales por considerar que vulneraban los derechos de los inmigrantes.

Según la sentencia del Constitucional, en sintonía con la resolución del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de febrero de 2020 y que no va a condicionar eventuales cambios que puedan producirse en la legislación, hay dos excepciones para las devoluciones en caliente: los menores y las personas pertenecientes a colectivos vulnerables, como ancianos o embarazadas, aunque son casos éstos que son excepcionales en los intentos de salto de las vallas fronterizas.


Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Patricia Ortega Dolz
Es reportera de EL PAÍS desde 2001, especializada en Interior (Seguridad, Sucesos y Terrorismo). Ha desarrollado su carrera en este diario en distintas secciones: Local, Nacional, Domingo, o Revista, cultivando principalmente el género del Reportaje, ahora también audiovisual. Ha vivido en Nueva York y Shanghai y es autora de "Madrid en 20 vinos".

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_