Cataluña: un voto lleno de incógnitas
El 14 de febrero Cataluña celebra unos comicios autonómicos marcados por la pandemia y que por primera vez desde 2012 no tendrán la cuestión de la independencia como único campo de discusión entre los partidos
Tres años después de la fallida declaración de independencia, Cataluña encara la campaña electoral del 14 de febrero con la incógnita de si el secesionismo revalidará la mayoría absoluta en escaños y superará por primer vez su objetivo del 50% de los votos o si los ciudadanos anteponen otras prioridades. Está por ver hasta qué punto puede influir en el resultado la anunciada candidatura del ministro Salvador Illa para construir una alternativa de gobierno y emular el que tuvo Cataluña de 2003 a 2010, con los dos tripartitos.
EL PAÍS ha preguntado a los candidatos de las diez formaciones con posibilidades de obtener representación parlamentaria qué proponen para resolver la situación catalana. En síntesis, Junts per Catalunya, el partido de Carles Puigdemont, huido en Bruselas, es el único que sigue defendiendo abiertamente la vía unilateral para lograr la secesión. La CUP comparte esta vía, pero se abre a forzar al Estado a aceptar un referéndum pactado sobre la independencia antes de 2025. Es un planteamiento que comparte Esquerra Republicana y al que parece haber renunciado Catalunya en Comú Podem, que reivindica “fortalecer el autogobierno”. El PDeCAT también reclama un referéndum, pero con el reconocimiento internacional, y el Partit Nacionalista de Catalunya (PNC) rechaza la vía unilateral. El PSC, Ciudadanos y el PP coinciden en que hay que superar la etapa del gobierno independentista, aunque con notables matices. Los socialistas hablan de “tender puentes”; para la formación naranja lo importante es ofrecer a la sociedad “seguridad y estabilidad política” y los populares quieren “lograr por primera vez la alternancia política”. Con el vaticinio de las encuestas de que lograrán varios diputados, Vox reivindica “la libertad de millones de catalanes oprimidos por el separatismo y la ofensiva ideológica de la izquierda”.
La división social que provocó la declaración unilateral de independencia que aprobó el Parlament el 27 de octubre de 2017, la posterior aplicación del artículo 155 de la Constitución y el encarcelamiento de los líderes del procés han llevado al independentismo a modular su propuesta política. A falta de concreción en los programas electorales, estas fuerzas siguen reivindicando como meta la independencia de Cataluña, pero transitando por otras vías en algunos casos. Así, el partido de Carles Puigdemont se propone de manera retórica “activar la declaración de independencia de 2017 con el propósito de hacer efectiva la constitución de Cataluña como Estado independiente en forma de república”, una expresión que es un calco de la pregunta del referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017. Junts se ha quedado solo aireando esa bandera que todavía conecta con decenas de miles de ciudadanos. El expresidente como cabeza de cartel electoral es una parte importante de la estrategia, a sabiendas de que nunca será investido y de que la candidata efectiva es Laura Borràs.
“Somos independentistas y no nos hace falta llevar una bandera en la mano para ver que lo somos. La gesticulación, para otros”, asegura Pere Aragonès, vicepresidente de la Generalitat y candidato de ERC. Su propuesta es “la vía amplia hacia la independencia, ser más, superar el 50%” de los votos y así “poner fin a la represión y forzar al Estado a aceptar el derecho de autodeterminación”. La palabra que reivindican una y otra vez los republicanos en todo este proceso es “diálogo”.
La CUP coincide con matices en reclamar un “frente amplio” para aglutinar “políticas soberanistas y de izquierdas”. Su cabeza de cartel es Dolors Sabater, exalcaldesa de Badalona, que no milita en el partido. Asegura que gobernarían con Junts o Esquerra para “condicionar la política institucional”. Su estrategia es distinta. “Tenemos que marcar distancia con proyectos lacrimógenos”, dicen. Siguen reivindicando de manera expresa la desobediencia y advierten que “la independencia no puede ser la solución mágica propuesta por un líder mesiánico”.
Salvador Illa, el candidato del PSC, sostiene que su proyecto “es el único que puede prosperar” para superar “la deriva independentista que ha dividido a la sociedad sin obtener ningún avance ni cristalizar en mayores competencias, inversiones, proyectos o empuje para Cataluña”. Su alternativa pasa por “tender puentes dentro de Cataluña y de Cataluña con el resto de los pueblos de España”. Frente al independentismo propone “profundizar en el autogobierno y en las relaciones entre instituciones españolas”. Los socialistas renunciaron en las elecciones de 2015 a la consulta legal y acordada que defendieron hasta entonces y que fracturó el PSC. “No podemos perder más tiempo ni energías. Estamos cansados de frustración y divisiones, de que se caven trincheras y se levanten muros”, dice Illa.
Dos nuevas marcas
El independentismo concurre a las elecciones con dos nuevas marcas. Una es el PDeCAT, el partido que abandonaron Puigdemont y la mayoría de los suyos, pero que sigue apoyando con la boca pequeña Artur Mas. Su candidata es Àngels Chacón, consejera de Empresa con Quim Torra hasta poco antes de que abandonase la presidencia tras ser inhabilitado. “El PDeCAT cree en una Cataluña independiente para mejorar el bienestar de los catalanes, pero la estrategia debe cambiar. No creemos en la confrontación continuada, ni en el simple 50%. Creemos en el buen gobierno”, dice Chacón, que clama por “superar la desorientación actual” provocada por Esquerra, “un partido desbordado”, y Junts, “más pendiente de la confrontación que de gobernar”. Su propuesta política pasa por que el Gobierno español tenga “el coraje suficiente para dar respuesta a más de dos millones de catalanes” y acepte un referéndum.
La otra marca electoral nueva es el Partit Nacionalista de Catalunya (PNC) que lidera Marta Pascal, excoordinadora del PDeCAT y diputada en 2017. Para ese partido la independencia no es una cuestión prioritaria. “Pasemos página de la confrontación, la unilateralidad y la desobediencia”, dice Pascal. “No daremos apoyo a ningún candidato que no renuncie expresamente porque nuestra propuesta pasa por priorizar la reactivación de Cataluña, salir de la pandemia y hacer una apuesta clara por el concierto económico que nos permita gestionar todos los impuestos desde Cataluña”.
Carlos Carrizosa, candidato de Ciudadanos, el partido que ganó las elecciones en 2017 y al que todas las encuestas pronostican un notable retroceso, asegura que “hay que dar carpetazo de una vez y abandonar esta década horribilis que ha pasado Cataluña”. “No es posible que sigamos empobreciéndonos, que las 7.000 empresas que se fueron no vuelvan”, afirma. Su prioridad es “poner fin a la división de la sociedad”. Asegura asimismo que “los socialistas no son de fiar” y que intentarán un nuevo tripartito, la misma acusación que lanza Junts sobre Esquerra, informa Blanca Cia. También recuerda que dejará clara su oposición a que los presos del procés puedan ser indultados.
Dirigentes en prisión
Jéssica Albiach, candidata de Catalunya en Comú Podem, opina que la “cuestión nacional” se ha “congelado” frente a las urgencias provocadas por la crisis sanitaria, pero no ha desaparecido y está muy presente en la sociedad catalana. “Los dirigentes independentistas que lideraron los hechos continúan en prisión y esto es una herida del movimiento independentista y del conjunto del país”. Su alternativa es “un nuevo catalanismo que actualice los grandes consensos de la sociedad catalana, se comprometa fraternalmente con la transformación de España y avance hacia el horizonte de una república plurinacional federal”.
Alejandro Fernández, candidato del PP, destaca tres cuestiones al plantear el futuro de Cataluña: “Convivencia desde la concordia y el diálogo en el marco de la ley, como se hizo en la Transición”; alternancia política, “porque en Cataluña siempre han mandado los nacionalistas”, y “gobernabilidad razonable, porque si la llave la tiene la CUP, ya conocemos las consecuencias”.
Ignacio Garriga, el cabeza de cartel de Vox, declara que “Cataluña es parte esencial de España y lo ha sido siempre, como Galicia, Extremadura o Murcia”. “El separatismo se ha inventado una farsa propagandística que no se corresponde ni con la historia de la región ni con el sentir de los catalanes. Su único objetivo ha sido siempre dividirnos y acabar con la diversidad de la región”, asegura.
Carlos Carrizosa (Ciudadanos)
Laura Borràs (Junts per Catalunya)
Pere Aragonès (ERC)
Salvador Illa (PSC)
Jéssica Albiach (Catalunya en Comú Podem)
Dolors Sabater (CUP)
Alejandro Fernández (PP)
Ángels Chacón (PDeCAT)
Marta Pascal (PNC)
Ignacio Garriga (Vox)
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