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Casado remarcará sus diferencias con Vox para atraer a los centristas

La nueva estrategia del PP aspira a conquistar a 5 millones y medio de votantes moderados

Elsa García de Blas
El presidente del PP, Pablo Casado, en su escaño del Congreso, con el líder de Vox, Santiago Abascal, en segundo plano.
El presidente del PP, Pablo Casado, en su escaño del Congreso, con el líder de Vox, Santiago Abascal, en segundo plano.Europa Press

La moción de censura de Vox fue el punto de arranque de una nueva estrategia en el PP. La dirección ha tomado una decisión que, según las fuentes consultadas en la cúpula, no tiene vuelta atrás: renunciar a competir por la derecha con Vox y aspirar a atraer al votante centrista que está en Ciudadanos y en el PSOE. Un caladero que, según los cálculos de Génova, suma hasta 5 millones y medio de votos. El plan de Casado es remarcar sus diferencias con Vox para que los conservadores dejen de verlos como intercambiables y para seducir a los moderados.

La crítica de Pablo Casado esta pasada semana al “negacionismo letal” de Vox sobre la violencia de género no fue una anécdota. Responde a una nueva estrategia del PP inaugurada en la moción de censura y que los populares van a desarrollar a lo largo de estos años de oposición hasta las próximas elecciones generales, después de constatar que el Gobierno va a agotar la legislatura gracias a la aprobación de los Presupuestos. El plan trazado en Génova para intentar alcanzar La Moncloa dentro de tres años pasa por profundizar la ruptura con Vox en la moción y por absorber a Ciudadanos en una “fusión fría”. Eso obligará a Casado a enfatizar sus diferencias con la extrema derecha de forma activa, hasta el punto de dejar claro que no gobernará con el partido de Santiago Abascal.

El PP ha detectado que uno de sus problemas es que los votantes conservadores los ven como intercambiables con Vox. Es decir, piensan que Abascal es lo mismo que Casado, pero diciendo las cosas más claras, con un estilo más duro. “La campaña del 1+1+1 es la que más daño ha hecho al PP y al centroderecha”, resume una dirigente popular. Se refiere a la cadena de mensajes que en abril de 2019 cogió fuerza en la derecha para repartir el voto y votar a los cabeza de lista provinciales de PP, Vox y Ciudadanos en el Senado. La campaña tenía sentido porque Casado se había pasado semanas pidiendo a la extrema derecha y a Cs una coalición electoral de los tres partidos en la Cámara alta. La imagen que quedó para los votantes, perjudicando a los populares y beneficiando a los de Abascal, es que daba lo mismo votar a cualquiera de esas marcas. Ahora, el PP necesita romper con ese juego de espejos para cerrar su frontera con Vox y aspirar a atraer a los votantes centristas.

La moción de censura fue el inicio de esa ruptura de amarras con la extrema derecha, pero el camino no termina ahí. Según las fuentes consultadas en la dirección, Casado tiene el propósito de emprender una nueva tarea de diferenciación de Vox, una labor “pedagógica”, para demostrar que el PP y Vox no son lo mismo. El giro centrista del líder del PP le obliga a desandar el camino recorrido por él mismo desde que ganó por la derecha el congreso de su partido en julio de 2018. Por ejemplo, en 2019, Casado compraba el discurso de Vox sobre la violencia de género. “El 75% de las víctimas de violencia en el entorno del hogar son mujeres, pero un 25% de las víctimas de este tipo de violencia no son mujeres”, aseguró entonces, además de defender que había que intentar “limitar las denuncias falsas”, a pesar de que las cifras dicen que son irrisorias. El giro al centro compromete su hemeroteca y le enfrenta con el ala dura: su exportavoz parlamentaria, Cayetana Álvarez de Toledo, no ha tardado en grabar un vídeo acusándole de “equiparar a los hombres con nazis y a la vez devaluar el holocausto” por hablar ahora de negacionismo.

El PP defiende que su proyecto político tiene importantes diferencias con el de Vox, que hará notar Casado. Por ejemplo, explican que en política económica, Vox defiende una reducción drástica de los impuestos mientras el PP aboga por bajarlos pero sosteniendo el Estado del bienestar. En el ámbito de la sanidad, el PP apuesta por la universalidad del sistema público de salud, mientras Vox quiere excluir a los inmigrantes del sistema sanitario. Y en política exterior, el PP subraya su compromiso con Europa frente a la tentación antieuropeísta de la extrema derecha. En cambio, les unen cuestiones como la España centralista y la defensa de la escuela concertada y la religión.

“No vamos a competir por la derecha”, enfatizan en la dirección del PP. El giro centrista de Casado esta vez “no tiene vuelta atrás”. “No habrá una vuelta a un PP de la foto de Colón”. La dirección popular ha hecho cálculos de ingeniería electoral para sustentar este rumbo estratégico. Según los números que manejan en Génova, si Casado seguía en la competición por la derecha con Vox podría aspirar a recuperar como máximo un millón y medio de votantes de los tres millones y medio que se fueron del PP al partido de Abascal, porque Vox tiene una alta fidelidad de voto. Por el contrario, en el centro hay hasta cinco millones y medio de electores: 2,5 millones en el PSOE que alguna vez han votado al PP; 1,5 millones de votantes de Ciudadanos que se fueron en las elecciones de noviembre a la abstención; y otros 1,5 millones que votan actualmente a Ciudadanos.

En última instancia, la diferenciación con Vox implica renunciar a gobernar con la extrema derecha. El líder del PP aún no lo ha verbalizado, pero en la dirección apuntan que ya solo piensan en un Gobierno monocolor o en coalición con Cs. Este planteamiento implica un giro de 180 grados respecto a la posición de los populares en las elecciones generales de abril, cuando Casado abrió la puerta a incorporar en su gabinete a ministros de la extrema derecha.

El líder del PP mira ahora a los moderados de Cs y del PSOE. Este sábado, llamó “al socialismo moderado, a la izquierda patriótica”, a unirse a su partido en la construcción de una alternativa al “Partido Sanchista”. El tiempo dirá cómo se ajusta Casado a la nueva partitura.

Proteger los Gobiernos con Cs

La nueva estrategia del PP tiene como segunda pata, después de la diferenciación de Vox, la de tratar de absorber a Ciudadanos. Sin embargo, no está en su intención lanzar una OPA hostil al partido de Inés Arrimadas, captando a sus dirigentes, porque la prioridad es proteger los cuatro Gobiernos autonómicos que comparten PP y Cs, además del gabinete del Ayuntamiento de Madrid.

Pablo Casado ha dado orden de no atacar a Inés Arrimadas, a la que ha evitado criticar por su acercamiento al Gobierno en la negociación de Presupuestos. El PP confía en que la caída de Cs en las elecciones catalanas sea un punto de inflexión, y que Arrimadas asuma que su supervivencia política pasa por una alianza estable de los dos partidos.

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Sobre la firma

Elsa García de Blas
Periodista política. Cubre la información del PP después de haber seguido los pasos de tres partidos (el PSOE, Unidas Podemos y Cs). La mayor parte de su carrera la ha desarrollado en EL PAÍS y la SER. Es licenciada en Derecho y en Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid y máster en periodismo de EL PAÍS. Colabora como analista en TVE.

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