Ciudadanos, entre la alianza con Ayuso y la oferta de pacto a Sánchez
El partido defiende que su estrategia a varias bandas es coherente aunque algunas voces reconocen que cuesta hacerla entender
En el momento más polarizado de la política española, Ciudadanos ha vuelto a intentar resucitar el centro político, en su versión más elástica. No le está resultando fácil, y el partido de Inés Arrimadas aguanta en medio de un vendaval como blanco de críticas de izquierda y derecha por sostener a Isabel Díaz Ayuso en Madrid y por su oferta de pacto a Pedro Sánchez para los Presupuestos generales. Cs recibe fuertes presiones de un lado y otro para que rompa la cuerda, pero en la formación insisten en que no cederán: ni dejarán caer a Ayuso por sus discrepancias en la gestión de la pandemia, ni se levantarán de la mesa con Sánchez a pesar de los guiños de La Moncloa a los partidos independentistas. Al menos por el momento. La estrategia de Arrimadas, que obliga a delicadísimos equilibrios y a hacer mucha pedagogía, es respaldada internamente, aunque algunas voces reconocen las dificultades para explicarla a su electorado.
Por muchas que sean las discrepancias con Ayuso, el análisis de la cúpula de Cs es que “no hay alternativas” a la coalición con el PP, sobre todo mientras dure la crisis sanitaria. “No veo que tengamos más salida que la conllevancia, diferenciándonos del PP y distanciándonos de lo que consideremos inasumible”, afirma un colaborador de Arrimadas. El último caso fue el desmarque de Cs respecto del recurso de Ayuso contra las medidas que Sanidad ordenó aplicar en Madrid la semana pasada. Y habrá más de estos gestos.
Pese a ello, el partido de Arrimadas no se embarcará en una moción de censura durante la pandemia porque cree que los ciudadanos no entenderían que se provocara un periodo de inestabilidad en Madrid en plena tormenta sanitaria. Hay más elementos que pesan en esa decisión. Por un lado, que una moción con la izquierda daría luz a un Gobierno también muy complejo, con el apoyo no solo del PSOE, sino de Unidas Podemos y Más Madrid. “¿Nos desgasta permanecer en el Gabinete con Ayuso? Creemos que sería más traumático romper un Gobierno para cambiarlo por otro que tampoco está garantizado que fuera a ir bien. ¿Cómo, apoyado por Íñigo Errejón [líder de Más País]?”, se pregunta un colaborador de Arrimadas. Por otro lado, en Cs sopesan el riesgo de ser considerados como los “traidores” de la derecha si participaran en esa operación para dejar caer al principal Gobierno del PP, teniendo en cuenta que en el electorado conservador está todavía su principal espacio de voto.
La dirección de Cs mantiene la calma, además, porque cree que Ayuso tampoco adelantará elecciones. Pablo Casado, de quien Arrimadas dice que tiene una “estupendísima relación” y habla a menudo, descartó ayer esa posibilidad con la intención de rebajar la tensión entre los socios. “La gente quiere políticos serios. No va a haber elecciones anticipadas en Madrid”, zanjó Casado en esRadio. Es el mismo mensaje que Génova ha transmitido en privado a Cs. En paralelo, el portavoz adjunto del partido, Edmundo Bal, confirmó el otro lado del pacto: “Es absolutamente impensable una moción de censura en Madrid”.
Fuera de los focos, en Cs llueven las críticas a Ayuso. “Esta mujer es muy complicada. Está mal aconsejada, ha decidido seguir la estrategia de Miguel Ángel Rodríguez [su jefe de gabinete] y se ha quedado sola. Pero lo llevamos con resignación”, se lamenta un dirigente madrileño, partidario también, pese a todo, de aguantar en el Gobierno. Según distintas fuentes consultadas, el debate no se ha abierto aún sobre si dejar caer ahora a Ayuso, pero sí se empieza a sopesar esa posibilidad para el futuro. “Romper el Gobierno es lo peor que podría suceder ahora mismo, en mitad de la gestión de la pandemia. Pero después, ya veremos”, apunta un líder autonómico, que descarta la opción intermedia de abandonar ahora el Ejecutivo madrileño para quedarse en la oposición sin participar en una moción de censura: “Sería una opción cobarde. No podemos dar la espalda a los problemas”.
Las distintas sensibilidades de Cs coinciden en que en medio de una pandemia cambiar un Gobierno no es una buena idea, pero en el sector más centrista, fuera en su mayoría de la dirección del partido, creen que el único camino para que Cs sea creíble en el regreso al centro es romper con Ayuso. “El centroderecha ha tenido valor sobre todo por su capacidad de gestión. Y esta señora y su equipo representan todo lo contrario: incompetencia mezclada con dogmatismo ideológico”, opina un dirigente de la etapa de Albert Rivera. Y añade: “La pregunta de fondo es: ¿qué quiere Cs ser de mayor? Si quiere competir por ser el partido de la solvencia, el reformismo, la moderación… Probablemente tiene que tener muy clara su posición respecto a Ayuso”.
Ciudadanos aguanta en el Gobierno de la presidenta del ala más dura del PP, que lidera una oposición frontal a Pedro Sánchez, mientras ofrece un acuerdo de Presupuestos al mismo presidente socialista. Una posición estratégica compleja que en el equipo de Arrimadas defienden que es “coherente”. El “hilo conductor”, argumentan, es “el talante constructivo” de su partido, a un lado y otro. En Madrid, ese talante estaría representado en la actitud del vicepresidente Ignacio Aguado frente a la de Ayuso, con sus intentos de mediación y apelaciones al pacto con el Gobierno.
Otras voces internas reconocen que es difícil hacer entender tantos equilibrios al electorado. Un barón autonómico cuenta que algunas veces le cuesta convencer hasta a sus amigos más próximos de que no están dando oxígeno a Sánchez por su oferta de acuerdo para los Presupuestos del Estado. “La opinión pública no visualiza cómo sería ese Presupuesto si saliera apoyado por ERC y Bildu y los beneficios de que Cs pacte esas cuentas”, lamenta. Otro dirigente territorial cree que “falla la comunicación interna y externa” del partido.
Las olas golpean fuerte el barco que dirige Arrimadas, pero en el equipo de la líder de Cs creen que el rumbo es el correcto porque están ocupando un espacio que nadie estaba llenando. “Si nos quedáramos entre PP y Vox sería la muerte súbita”, argumenta un barón autonómico, que defiende la estrategia: “Estamos ajustando las velas del velero y encontrando nuestro sitio”.
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